Apertura.
Hace rato que la deconstrucción ambiental llegó al mundo de los negocios. En la Argentina, siete de cada 10 empresas tiene una estrategia de sostenibilidad. El dato surge de un relevamiento que realizó la desarrolladora de software SAP entre 100 firmas con operatoria en el país.
Un 44 por ciento señaló que sus programas de sostenibilidad ampliaron sus áreas de trabajo en el último año. Y un 34 por ciento planea, para los próximos meses, un incremento de la inversión en temas de sostenibilidad, incluyendo tecnología, bonos verdes o bonos de carbono y desarrollo de cadenas de valor sostenibles.
"Entender el valor de una gestión empresarial sostenible resulta fundamental para el desarrollo de los negocios de hoy y del mañana", señala Claudia Boeri, presidenta de SAP Región Sur. "Se trata de una cuestión que llega capilarmente a todos los rincones del negocio y hoy se expande rápidamente en las cadenas de suministro", agrega la ejecutiva.
"Los consumidores cambiaron", define Inti Bonomo, director de la Licenciatura en Gestión Ambiental de la UADE. En ese cambio hay un público que exige productos sustentables, pero también una gran masa que, sin ser tan vehemente, entre consumir uno u otro, elige el sustentable, sobre todo porque -al contrario de lo que pasaba hace unos años- no cuestan más caros.
¿Cuánto cuesta ser sustentable?
Reconvertirse es una inversión más o menos costosa, de acuerdo a lo que se dedique la compañía. Bonomo advierte que hay una batería de medidas verdes que pueden tomarse casi al costo. "Es nuestro trabajo como gestores ambientales buscar soluciones creativas. Nos sentamos a conversar y seguro cuatro o cinco cosas encuentro, sin necesidad de gastar. A veces es pensar el negocio de otra manera", dice.
Una gran masa, menos vehemente, ahora exige productos sustentables porque no cuestan más caros.
De cualquier manera, no es lo mismo reconvertir una empresa de servicios, que una compañía de consumo masivo o una industria. "Cada organización tiene sus particularidades y necesidades específicas. La transformación hacia la sustentabilidad implica cambios en múltiples aspectos, desde la gestión de recursos hasta las prácticas de producción y distribución", explica Julián Costábile, socio de Sustentabilidad de SMS Buenos Aires, una consultora que ya acompañó a varias empresas en su transformación verde.
Para la ingeniera industrial Flavia Franchi, titular de Franchi & Asociados, consultora dedicada al asesoramiento ambiental, más allá de los costos, una política de sustentabilidad es tener una visión para detectar nuevas oportunidades de negocios que logren llevar a los procesos productivos a la economía circular.
La gestión de residuos es un buen ejemplo. Muchos establecimientos agropecuarios están incorporando biodigestores. Se trata de tanques cerrados herméticamente que se cargan con residuos orgánicos. En su interior se produce la descomposición de la materia orgánica para generar biogás. El residuo de este proceso, formado por efluente y lodo, se utiliza como biofertilizante.
Franchi cita el caso de un establecimiento cordobés que incorporó un biodigestor y una destilería. "No solo logró resolver el tratamiento de sus residuos pecuarios, sino que hoy le posibilita generar energía térmica para alimentar una planta de alcohol", explica.
El rol del agro en la transformación
La agricultura sustentable tiene una batería de oportunidades, que terminan haciendo más efectivo y productivo al negocio. Muchos productores empezaron a implementar la agricultura de precisión o por ambientes, un sistema que trabaja a partir de un mapeo de lotes, una especie de radiografía que permite calcular la cantidad de semillas y fertilizante específica que necesita cada porción de terreno. Con un costo de entre US$ 1 y 8 por hectárea, se gana eficiencia, se mejora la producción y se gasta racionalmente en insumos.
Con un poco más de inversión se puede hacer también fumigación variable, con una máquina que escanea el terreno e indica qué sectores precisan más producto. El costo de esta tecnología oscila en los US$ 300.000, pero el precio es muy similar al de una fumigadora tradicional. Con lo cual termina siendo una cuestión de sustitución de procesos y bienes, con la ventaja que permite ahorrar un buen porcentaje de los plaguicidas en el medio ambiente y en el bolsillo de los productores.
Los biodigestores transforman residuos orgánicos en biofertilizantes.
En Córdoba, también, se está probando el primer prototipo para América latina de un tractor a biogás. La tecnología viene desarrollándose con éxito en Brasil, que tiene una gran penetración del sistema de generación de combustible a partir de residuos. Las pruebas incluyen despejar algunos desafíos como la presurización y purificación del gas para hacerlo económicamente viable.
Si el resultado es positivo supondrá un ahorro drástico en gasoil y diésel. De vuelta, una ecuación económica para el medioambiente, como para los productores.
Fernando Riccomi, presidente de Wico Combustibles, una empresa dedicada al refinamiento, distribución y transporte de hidrocarburos, asegura que los costos pueden ser mayores al implementar la conversión sustentable, pero una vez que las prácticas están instrumentadas se transforman en parte del costo. "Su valor no es significativo dentro del precio total de los productos. Es decir, uno claramente puede aplicar esta práctica sustentable y no por esto los costos de producción se van a disparar", dice.
La compañía ofrece combustibles con mayor corte bio que los exigidos por ley. Ese proceso es más caro que el de los tradicionales. "El componente biológico es entre un 20 y un 25 por ciento más caro que el fósil", indica. Con el agregado que requiere una serie de insumos y aditivos, muchas veces importados. Allí se complica un poco la operatoria, sobre todo en tiempos. Y esas demoras terminan aumentando los costos y requiere una planificación distinta", explica Riccomi.
Las empresas miden las emisiones directas e indirectas para entender su huella.
Hay algunas a favor: el combustible bio no está gravado con el impuesto a los combustibles. "El biodiesel, tiene un costo mucho más alto que los de producción de gasoil, con lo cual no es aplicable", agrega Riccomi, que acaba de firmar un acuerdo con la provincia de Córdoba para desarrollar tres tipos de combustible con mayor corte de bio y avanzar en el abastecimiento de las centrales termoeléctricas de esa zona.
Cómo medir la huella
Franchi asegura que ser sustentable no implica necesariamente una modificación en la tecnología de las empresas. "Puede significar hacer hincapié en buenas prácticas ambientales, que mejoren la gestión y la productividad, que disminuyan la generación de residuos, la generación de gases de efecto invernadero, que apunten a una eficiencia energética en los procesos", explica.
Estas prácticas suponen otra manera de gestionar con mayor eficiencia, realizar la trazabilidad de los insumos, generar menos basura, restringiendo -por ejemplo-el uso de papel; reutilizar sus residuos en forma propia o a través de terceros. Para medir su huella ambiental, las compañías miden las emisiones directas e indirectas de su actividad.
"Hay distintas apps para hacerlo, pero básicamente cada empresa tiene su forma de gestionarlo y a veces significa capacitar y destinar un recurso humano a medir y cruzar esas variables", indica Franchi.
"Existen algunas calculadoras de carbono gratuitas en la Argentina, por ejemplo Carbon Sink tiene en su sitio web una plataforma de cálculo, una calculadora de emisiones de dióxido de carbono que nosotros utilizamos, por ejemplo, para el momento de hacer el cálculo de los eventos internos; también usamos la plataforma para hacer la medición operativa, la medición de todo lo que sale para nosotros o todo lo que se emite para la realización de videojuegos. Además, usamos una calculadora de carbono que nos provee el grupo Embracer, nuestra casa matriz en Suecia, y cargamos toda la información allí, para que nos dé como resultado final las emisiones anuales de CO2", explica Florencia Trotta, head de Sustentabilidad y Diversidad de la desarrolladora de juegos Nimble Giant Entertainment.
Con esos cálculos, la compañía compensa cada una de sus toneladas de dióxido de carbono anual comprando bonos de carbono del Corredor de los Cedros, un proyecto de preservación de bosque de yungas con respaldo B.C.S. en Jujuy. El área tiene un potencial de mitigación de 40.600 toneladas de CO2 en 10 años aproximadamente.
Para financiar la transición sustentable existen varias opciones desde ecopréstamos hasta bonos verdes.
"Cada tonelada de dióxido de carbono sale US$ 24. Nosotros compensamos a nivel anual entre 130 y 140 toneladas de dióxido de carbono. Eso es lo que a nosotros nos implica la inversión en compensar y ser carbono neutrales", detalla Trotta, de Nimble Giant.
Costábile destaca el rol de la industria financiera. "El financiamiento adecuado no sólo permite a las empresas realizar inversiones en tecnologías y prácticas sustentables, sino que también les brinda la oportunidad de obtener retornos a largo plazo a través de la eficiencia energética, el ahorro en costos operativos y la mejora de su imagen corporativa. Además, el respaldo financiero puede generar confianza entre los inversores y demostrar el compromiso de la empresa con la sustentabilidad, lo que puede abrir puertas a nuevas oportunidades de negocio y colaboraciones estratégicas".
Una por una, las oportunidades de financiamiento
Financiar la transición sustentable de sus clientes beneficia también a las entidades financieras, muchas de ellas empujadas por sus propias estrategias de sustentabilidad. Y esto sucede aún en un mercado de gran escasez de crédito, como el argentino.
Hace algunos meses, Santander Argentina firmó una alianza con YPF Solar para apoyar la transición energética y el uso de energías limpias de sus clientes. "A través de este acuerdo, YPF Solar ofrece su expertise técnico, los equipos y su instalación a través de su red de distribuidores, mientras que Santander brinda financiación para PyMEs, empresas e individuos, para la compra de equipos de eficiencia energética, llave en mano, en todo el país", explica Ignacio Lorenzo, head de Financiamiento de Deuda Global del banco.
Los préstamos financian la totalidad del proyecto energético, neto de impuestos. Tienen un plazo de hasta cuatro años y opciones de tasa fija y variables, para cada segmento. La entidad además incorporó los criterios ESG (Environment, Social and Governance) a la hora de invertir o analizar el riesgo en sus otras líneas y productos.
"En 2022, lideramos en monto y cantidad de bonos verdes colocados (según panel SVS y VS BYMA), al emitir 12 por más de US$ 394 millones. En julio de este año, lanzamos junto a Mendoza la primera emisión de un bono verde de una provincia, para extender el Metrotranvía de la ciudad capital. Este hito se suma a otros dos: el primer bono social de una ONG, junto a Techo, en 2021, y el primero de una ciudad, con el municipio de Córdoba, en 2022", agrega Lorenzo.
BBVA Argentina fue el primer banco privado en lanzar una línea de eco préstamos en el segmento retail. Se trata de una línea de préstamos personales a tasa preferencial, pensados para adquirir bienes sustentables que contribuyan al cuidado del medio ambiente. Además, financian la compra de vehículos 100 por ciento eléctricos y tienen una línea sostenible de préstamos prendarios. La entidad lleva financiados $ 21.000 millones en financiación sostenible. Durante 2022, BBVA Argentina destinó fondos, entre otros, a la financiación de proyectos y financiación corporativa, actividad de banca transaccional, colocación de bonos, y productos de inversión.
Supervielle acaba de lanzar un Fondo Común de Inversión ambiental, Social y de Gobernanza (ASG). De acuerdo a la reglamentación definida por la CNV, la tenencia mínima que deberá destinarse a activos sustentables que compongan el objeto especial de inversión deberá ser de un 75 por ciento.
De esta manera, las empresas que tienen proyectos sustentables pueden, a través del banco, colocar sus ON y obtener de esta forma financiación. Además, por el hecho de contar con un fondo de inversión que tiene como característica la sustentabilidad, el banco promueve está opción de financiamiento y la hace más accesible a más inversores. Cualquier persona puede convertirse en inversor y contribuir con estas empresas que colaboran con el cuidado del medio ambiente.
En mayo, Banco Provincia presentó una línea de financiamiento para la reconversión tecnológica sustentables de empresas. La entidad presta hasta $ 150 millones a 60 meses de plazo y tasa subsidiada por el ministerio de Producción bonaerense. Las MiPymes pueden además obtener aportes no reembolsables del Ministerio de Ambiente.
Banco Galicia también tiene una línea especial para MiPymes con proyectos de triple impacto. Presta hasta $ 10 millones a tasa especial. Este tipo de proyectos tienen otra alternativa de financiación a través de la plataforma de inversión de Move. "Con un funcionamiento 100 por ciento digital, se puede elegir el proyecto, monto y tasa de interés para invertir", explica Constanza Gorleri, Gerente de Sustentabilidad de la entidad.
Galicia, además, tiene el Fondo Común de Inversión Sustentable ASG (FIMA ASG). "Está conformado por activos locales que contribuyen a generar retornos para el inversor en el mediano a largo plazo mediante una cartera que contiene activos ASG emitidos por entidades que contemplan aspectos medioambientales, sociales y de gobernanza", explica Gorleri.
En 2019 BYMA, Bolsas y Mercados Argentinos, lanzó su panel de Bonos, Sociales y Sustentables (SVS), que ya llegó a 48 valores. Luego agregó un panel de bonos vinculados a la sostenibilidad (VS), un segmento integrado por obligaciones negociables y títulos públicos, cuyos emisores se comprometen a futuras mejoras sostenibles.
"Tienen una ventaja principal vinculada a lo reputacional, al posicionamiento y a la posibilidad de acceder a inversores que tienen interés o mandatos de invertir en empresas o proyectos con impacto. Como beneficio, BYMA da visibilidad tanto en el proceso de la colocación como en el listado y bonifica los derechos de listado y de publicación de los instrumentos etiquetados y la colocación primaria", explica Julieta Artal, responsable de Gobierno Corporativo y Sustentabilidad de BYMA.
Banco Ciudad tiene préstamos preferenciales a plazos extendidos para reconversión energética (adquisición de bienes de capital y tecnología); certificaciones de procesos; reducción de impacto ambiental (para el tratamiento de residuos industriales) y proyecto de inversión en bienes de capital a empresas certificadas con ISO 14001.
"Ya hemos brindado financiamiento, mayoritariamente en proyectos de energías renovables: solar, biomasa y aprovechamientos hidroeléctricos. Además tenemos un área, dentro de la Gerencia de Riesgo Crediticio, dedicada al análisis de los riesgos ambientales y sociales de sus clientes, existentes y nuevos", dice Claudio Saffirio, subgerente general de Banca Mayorista.
La versión original de esta nota se publicó en el número 356 de revista Apertura.
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