Sin embargo, hay 14 millones de personas que no tienen acceso a herramientas crediticias ni de financiamiento.
Más del 90% de la población adulta está bancarizada. Sin embargo, el 37% de los mayores de 18 años, es decir 14 millones de argentinos, aún no tiene acceso a herramientas crediticias ni de financiamiento, según datos de Equifax, compañía global de Big Data y Analytics. En el último año, más de 2.000.000 personas tuvieron su primer crédito en el país.
Según el Banco Central, más de 31 millones de personas poseían al menos una cuenta bancaria a fines del 2020. Si bien esta proporción ya se situaba en valores relativamente altos en comparación con otros países de similar nivel de ingreso, la apertura récord de más de 5 millones de cuentas bancarias durante el segundo trimestre de 2020 -mayoritariamente para la acreditación de programas de ayuda social implementados para la población más vulnerable-, implicó que 3 millones de nuevas personas pudieran acceder a este instrumento, consiguiendo cifras equiparables a economías desarrolladas.
De la mano de esto, la pandemia y la necesidad de distanciamiento social han puesto de relieve los medios de pago electrónicos. En el año 2020, por cada 100 extracciones de efectivo por adulto se efectuaron más del doble de operaciones por medios electrónicos de pago (un 19% más que en 2019), las cuales se descomponen en 110 con tarjeta de débito, 77 con tarjeta de crédito, 28 transferencias electrónicas y 7 con tarjetas prepagas.
En cuanto al acceso a los créditos por parte de la población, compartir datos positivos beneficia a los consumidores y pequeñas empresas, así como al crecimiento económico. Los reportes que incluyen historiales de crédito completos, con información de cumplimiento e incumplimiento tanto de fuentes financieras como de fuentes comerciales, ofrecen la mejor precisión predictiva para evaluar el riesgo crediticio.
Datos
Los datos positivos permiten a los consumidores compartir esta radiografía completa de manejo de sus créditos, incluyendo las obligaciones que han cumplido en término. Esto también ayuda a poner en contexto cuando presentan un incumplimiento menor. Por ejemplo, si una persona tiene un pequeño incumplimiento pero pagó bien otros créditos, quienes acceden a su reporte podrán contextualizar la información del incumplimiento y tomar decisiones más justas. La historia de un consumidor sobre el cumplimiento de sus obligaciones, así como el pago en tiempo y forma, es un indicador clave sobre su comportamiento futuro para nuevos créditos, y es especialmente útil para los consumidores y nuevos prestatarios.
Una mejor evaluación de riesgos aumenta el acceso de los consumidores al crédito, con mayor rapidez y en mejores condiciones. Esto tiene un impacto significativo en los operadores de pequeñas empresas, quienes acceden al crédito para crecer e innovar.
Para promover la inclusión financiera, resulta clave que los otorgantes de crédito puedan tener acceso a datos alternativos. A través de múltiples fuentes que se procesan mediante tecnología inteligente, se puede validar por ejemplo dónde vive la persona, su historial de pago de servicios, qué tipo de contratación laboral tiene, cómo se compone su grupo familiar, generando así otra perspectiva de análisis mucho más rica sobre todo para las personas que aún no acceden al crédito .
FUENTE: ÁMBITO.
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