A la par de la aceleración de la inflación que se registró el mes pasado y se prevé para todo el primer trimestre, los datos de consumo oficiales y privados confirman que uno de los principales motores de la economía también perdió fuerza de tracción, lo que complica aún más las perspectivas de crecimiento para este año.
Por un lado, el INDEC difundió ayer el dato de ventas en supermercados correspondiente a diciembre. Si bien el balance anual del año pasado arroja un leve avance de 1,6%, se destaca la caída de diciembre, no sólo en términos interanuales sino, fundamentalmente, respecto al mes anterior. Diciembre suele ser un mes de alto nivel de consumo, tonificado habitualmente por las ventas de las fiestas de fin de año y, en el caso del año pasado, también por el Mundial de Fútbol. Sin embargo, la estadística del instituto oficial indicó una retracción de 5,1% en precios constantes. Respecto del año anterior, el retroceso fue de 2%, siempre en términos reales. Estos registros están en línea con el estimador mensual de actividad, que también marcó una desaceleración de la economía por cuarto mes consecutivo y fue el primer registro en casi dos años negativo en comparación con el mismo mes del año anterior (cayó 1,2%).
Hacia adelante, en el contexto de una inflación en alza, las cifras son nuevos indicios de las escasas posibilidades de evitar un escenario recesivo para 2023. En rigor, la mayor parte de los analistas y consultoras económicas proyectan, de acuerdo a la última publicación FocusEconomics Consensus, un estancamiento en el mejor de los casos y un retroceso en el escenario más probable para este año, aunque un pequeño grupo todavía pronostica chances de una suba marginal, pero signo positivo al fin. Es el caso de Quantum Finanzas, Analytica y Ecolatina, cuyo análisis esencial radica en que mientras la inflación no supere el 6% mensual y los salarios puedan correr a la par de la suba de precios, se mantiene la chance de que la actividad se sostenga en base al consumo interno. En ese sentido, las expectativas (y relevamientos) no traen buenas noticias: la propia Ecolatina prevé 6,3% de inflación este mes, en línea con EcoGo que midió 6,4% y 6,2% según Tiscornia & Asoc.
A pesar de que diciembre suele ser un mes de alto volumen de ventas, en 2022 retrocedieron tanto respecto del mismo mes del año pasado como de noviembre.
A la luz no sólo de los registros del INDEC sino también de datos privados correspondientes al consumo del mes pasado, esa posibilidad languidece. El relevamiento de la consultora especializada en mediciones y tendencias de consumo Scentia registró una caída de 1,6% en productos básicos, tendencia que confirman entre los supermercados no sólo para el mes pasado sino también en febrero.
“La economía se estancaría a nivel general este año. La demanda doméstica está a punto de contraerse, golpeada por la inflación y las tasas de interés altísimas, ahorros agotados y un entorno empresarial poco solidario en el período previo a las elecciones generales de octubre”, concluye Focus Economics.
En esa misma línea se inscribe otra estadística oficial difundida ayer: la evolución de venta de electrodomésticos, sector altamente impactado por la escasez de divisas y las consecuentes restricciones para importar insumos.
En el cuarto trimestre del año pasado, las ventas a precios corrientes se ubicaron 6 puntos por encima de la inflación, lideradas previsiblemente por el segmento de televisores dado el Campeonato del Mundo de Fútbol, con un salto de 200% concentrado en octubre pero, sobre todo, en noviembre. Sin embargo, el desglose mensual acusa recibo de una caída en términos reales en diciembre, cuando las ventas se ubicaron casi 5 puntos por debajo de la inflación. En este caso, no se trata sólo de un problema de demanda y poder adquisitivo sino también de oferta.
“El escenario más probable hoy es que vayamos a una recesión. Esencialmente porque faltan dólares, las empresas no pueden acceder a esas divisas para importar y van a producir menos y eso va a provocar una caída de la actividad como se está viendo para los últimos meses del año pasado. El Estado tiene poco margen de acción para evitar esto porque no puede aumentar el déficit para el que no tiene financiamiento más allá de la emisión, con lo cual la única forma sería con un shock de confianza que hoy no parece probable”, opinó el economista Rafael Flores, economista especializado en administración financiera del sector público.
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