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La disciplina se convierte en un factor de gran impacto cuando se orienta a moldear tu actitud. Para iniciar un progreso transformador, debes adoptar un cambio de mentalidad y disciplina. El primer paso fundamental es reconocer que eres dueño de tu vida y afirmar con firmeza: "Soy responsable de todos los aspectos de mi vida".
Esta declaración potencia el cambio, elimina las excusas y te obliga a enfrentarte a los desafíos sin rodeos. Reforzá esta verdad afirmando: "Yo soy tanto el problema como la solución".
Preguntate: "¿Estoy comprometido con la libertad o con el sufrimiento?". Comprometerse con la libertad significa construir activamente tu sueño, ser dueño de tus actos y eliminar las excusas. Si te centras en tu visión, el sufrimiento no tiene cabida. Evalúa tus resultados actuales: reflejan tus pensamientos, comportamientos y acciones. Cuando sos capaz de reconocer estos resultados como verdades, creás el espacio para ver los ajustes orientativos que puedes hacer en tus acciones, patrones de pensamiento y comportamientos.
La disciplina es la clave para establecer hábitos que se alineen con tus aspiraciones. Refuerza tu mentalidad por encima de tus emociones aplicando un emocionalismo disciplinado. Mantente resistente y centrado en un resultado positivo para lograr tus objetivos. La emocionante verdad es que la disciplina allana el camino hacia la libertad y la liberación. Cultivá la autodisciplina para identificar los pensamientos que no sirven a tus intereses.
La disciplina se convierte en un factor de gran impacto cuando se orienta a moldear tu actitud.
Comprometete sólo con pensamientos que apoyen tu bienestar y tus objetivos. Disciplínate para aceptar sólo lo que quieres y rechazar todo lo que no esté en consonancia con lo que deseas. Recuerda que el poder de elección reside en ti.
Acá tenés algunas maneras de construir nuevos hábitos que apoyen y armonicen con sus deseos:
Tomate un momento para reflexionar y pregúntate "¿Están mis pensamientos en armonía con mis objetivos y deseos?".
Sé intencionado a la hora de dirigir tu atención hacia los ideales que se alinean con tus aspiraciones y objetivos más profundos.
Sé consciente de los microdesafíos diarios que se te presentan y consideralos oportunidades de crecimiento y desarrollo personal.
Dirigí tu atención hacia metas inspiradoras que te empujen más allá de tu zona de confort, encendiendo tu motivación y determinación.
Involucra tu voluntad para elegir pensamientos que se alineen con tus deseos y aspiraciones más sinceros.
Cuando tu actitud sea negativa, examiná tus pensamientos. ¿Estás centrado en la escasez o en la abundancia? Si se trata de carencia o limitación, reajusta tu mentalidad para abrazar con valentía la abundancia. Encendé tu curiosidad para cambiar la narrativa.
Eleva tu rendimiento en un 1% diario a través de estándares disciplinados y mejora continua.
Recordate a vos mismo varias veces al día: "Voy a por lo que quiero, pase lo que pase. Estoy totalmente comprometido, ¡Y voy a por todas!".
Creá un tatuaje cerebral: "Estoy en constante evolución", y repítelo varias veces al día, incrustando la creencia en la mejora continua de todo tu ser.
Y lo que es más importante, deja que la integridad te guíe a la hora de hacer un compromiso sincero de mantener tu palabra contigo mismo. Al hacerlo, entrenarás a tu cerebro para que confíe y crea en tus propios compromisos.
Muchas personas viven sus vidas dejando que su estado de ánimo y sus emociones dicten sus pensamientos y gobiernen sus acciones. Tu perspectiva es crucial para dar forma a tu vida. Al seleccionar conscientemente pensamientos positivos, influyes en tu estado de ánimo, en tu actitud y, en última instancia, en tus resultados. Cultivar el hábito de alimentar pensamientos que se alineen con tus sueños y objetivos puede influir significativamente en tu bienestar general y en tu éxito.
*Con información de Forbes US
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