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Desarrolladoras inmobiliarias quieren aprovechar el boom importador para reducir costos

  • Foto del escritor: Equipo OB
    Equipo OB
  • 17 jul
  • 4 Min. de lectura

Forbes.


Aunque la importación de materiales para la edificación todavía está en estudio, tanto por parte de desarrolladores como de proveedores del sector, indicadores de la actividad acusaron bajas en mayo. Por esta razón, algunos referentes de la construcción aguardan una mayor caída para los próximos meses, sin dejar de analizar qué comprar en el exterior, dónde y cómo.


Mano de obra, insumos y gastos generales son los principales componentes del costo en este mercado. En el contexto inflacionario y de represión de precios de 2022 y 2023, se comenzó a cotizar en función del dólar libre en lugar del oficial. Muchos proveedores estaban calzados contra el contado con liquidación, y ese spread marcaba el peligro devaluatorio del peso. Como resultado, el costo se duplicó en un año y medio.


"Eso era un tema de riesgo. Si sé que no existen probabilidades de que el tipo de cambio se dispare, ese margen que había fijado 'por si acaso' lo puedo eliminar. En cierto modo, ya comenzó a pasar eso", explicó Federico Gagliardo, CEO y fundador de Vitrium Capital.


En junio, el índice Construya descendió un 12,10% de forma mensual desestacionalizada, aunque registró una suba del 8,9% interanual. Entre enero y mayo, acumula un incremento del 10,5% respecto al mismo período de 2024. Este indicador incluye productos como ladrillos cerámicos, cemento portland, cal, aceros largos, carpintería de aluminio, adhesivos, pinturas, sanitarios, calderas, grifería, pisos, revestimientos y materiales eléctricos. Es elaborado por el Grupo Construya, conformado por empresas como Loma Negra, FV, Cefas y Cerámica San Lorenzo.


En este marco, desarrolladores argentinos viajaron a fines de mayo a la Feria de Importación y Exportación de Cantón (China), que ofrece una amplia gama de productos para la construcción. El objetivo principal fue establecer relaciones con proveedores ante posibles importaciones.


Según empresarios, hallaron artículos entre 50% y 80% más baratos que los nacionales. Sin embargo, a esos precios deben sumarse los costos de logística, impuestos y otros gastos operativos. Además, se corre el riesgo de enfrentar reclamos una vez que la mercadería llega al país.


"Todo es muy incipiente. Todavía no se tomó la decisión de adquirir en China. Es una cuestión muy aislada. No es tan fácil armar un pool de compras. Las necesidades de cada desarrollador dependen de sus propios tiempos de obra", señaló Mali Vázquez, directora ejecutiva de la Cámara Empresaria de Desarrollos Urbanos (CEDU).


En general, salvo algunos casos con materia prima, Argentina se enfoca más en ensamblar. La mano de obra y los impuestos son costosos. Este escenario se observa en insumos como cables de cobre, tableros, ascensores, porcelanatos y revestimientos, que suelen conseguirse más baratos en China, India o Brasil.


"Se debe hacer un estudio profundo para ver si conviene o no importar. No es un proceso rápido. En terminaciones, por ejemplo, la diferencia a favor de otros países es de solo 7%. Por ese ahorro, parecería que no conviene. Y si sumás los gastos operativos, esos valores se equiparan con los nacionales. Además, ahora algunos productos comenzaron a bajar de precio", añadió Vázquez.


Un contenedor estándar de 20 pies cuesta entre US$5.300 y US$5.500 desde Shanghái a Buenos Aires. El de 40 pies ronda entre US$5.500 y US$5.700. "El importador negocia con el agente de carga o naviera y puede obtener mejores precios. Pero luego se suman los gastos locales", detalló Silvia Notte, directora de SN Estudio Aduanero.


Por ejemplo, los inodoros chinos tributan un derecho de importación del 18%, más IVA, IVA adicional, Ingresos Brutos, Ganancias y una tasa de estadística del 3%. En el caso del porcelanato, el arancel es del 12,60% más los mismos cargos impositivos.


Desde países vecinos como Brasil también se consiguen buenas oportunidades. "Ciertos pisos están a mitad de precio, la grifería y los sanitarios a un tercio", destacó Beltrán Briones, director financiero de Estudio Kohon. El transporte por camión desde Santos a Buenos Aires cuesta entre US$5.500 y US$5.700. Un contenedor de 40 pies oscila entre US$700 y US$800 por esa misma ruta.


"Existen muchos costos: logística, importación, depósito, etc. Sumados, representan entre un 10% y 20% del valor total, dependiendo del producto", señaló Briones. Por eso, es fundamental llenar el contenedor para amortizar la inversión. Además, hay productos con riesgo alto de rotura durante el traslado.


"Hay proveedores que están trabajando en este tema. Puede que deban vender su stock actual con pérdida, porque nadie convalida esos valores. El nivel de la construcción cayó. Pero luego, al reponer con insumos importados, lograrán ganancias. Quienes se animen, cubrirán sus costos fijos", consideró Briones.


Según versiones del mercado, un distribuidor de grifería y sanitarios, otro de materiales eléctricos y uno de aberturas de aluminio y PVC ya están visitando fábricas chinas para avanzar en compras.


"Los corralones no bajan precios, pero hacen promociones como 2x1 o descuentos por cantidad o pago al contado. Es una forma indirecta de bajar valores", agregó Briones.

Otro desafío de importar es amortizar los costos fijos. Para prorratear un flete, se necesitan grandes volúmenes. No es lo mismo traer pisos para un edificio de 1.000 m² que para uno de 100.000 m². "Una vez que contás con historial de compra, el proveedor otorga plazos de pago más largos, algo difícil de conseguir en Argentina", reconoció Gagliardo.


En paralelo, algunos apuestan a que la propia oferta interna tenderá a bajar precios si la macroeconomía se mantiene estable. "Al abrirse el mercado y mostrarse dispuesto el desarrollador a importar, algunos distribuidores buscarán evitar el cierre de negocios", dijo Vázquez.


Actualmente, Argentina se encuentra entre los países con mayor presión impositiva. En la construcción, esta puede representar entre el 30% y el 45% del costo final de una obra.

"Estamos en un proceso que llevará tiempo. Reducir la presión fiscal no será sencillo, porque hay que equilibrar las cuentas del Estado", sostuvo Gagliardo. Según el ejecutivo, este camino debería acompañarse con una reforma laboral: los aportes por contratación de mano de obra son entre 30% y 40% más altos que en otros países.


"Además, en muchos casos nos falta tecnología para fabricar. Si se reducen las barreras arancelarias para adquirir tecnología, se podrá cubrir esa falencia. Pero todo esto es un proceso complejo, de transformación, que llevará cierto tiempo", concluyó.

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