Este año, la inflación amenaza nuevamente con los tres dígitos en la medición anual. A pesar de que en las últimas dos proyecciones mensuales de 2022 se había registrado una baja relativa al 6,3% de octubre, en enero la tendencia se revirtió, con un alza del 6%, según informó el Indec. Y, de cara a los próximos meses, las proyecciones de los economistas no son muy optimistas. Con la agenda electoral en el centro de la escena, factores como la dolarización de las carteras de inversores, la falta de dólares y la emisión monetaria seguirán impulsando la dinámica inflacionaria.
Con el dato del 6% en el primer mes del año, en los últimos 12 meses la inflación acumuló una escalada del 98,8%, un registro que no se observaba desde la salida de la hiperinflación en 1990.
Aún así, el viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, señaló que los “fundamentos macro -fiscales, monetarios y cambiarios- fueron consistentes con un Índice de Precios al Consumidor del 4%”. A través de los acuerdos de precios, desde el Ejecutivo proyectan que la inflación se acercará al 3% hacia fin de año y cerrará 2023 con un acumulado del 60%. Pero los economistas ponen en duda la posibilidad de alcanzar esa cifra.
“Es algo que suena extraño para los macroeconomistas, debido a que se ha demostrado hace 70 años que una política fiscal y monetaria puede ser consistente con distintos niveles de inflación. Básicamente el país está en un proceso de inflación inercial, el solapamiento de contratos que se actualizan constantemente le dan un impulso propio a la suba de precios y eso genera expectativas hacia delante que provocan que se mantenga ese comportamiento. Es complejo salir de este tipo de inflación porque requiere un cambio de régimen”, explicaron desde la consultora económica LCG.
En el mismo sentido apuntó Santiago Franco, analista de la sociedad de bolsa GMA Capital, quien señaló en un informe que existen al menos media docena de factores que presionarán sobre los precios en los próximos meses. Es más, según el último informe de LatinFocus, que reúne las proyecciones de más de 50 consultoras locales e internacionales, la Argentina terminará el año con una inflación del 97%.
1. Aumento de la carne
En febrero, los precios de la carne impulsarán el próximo Índice de Precios al Consumidor. En las últimas semanas de enero se observó un “marcado incremento” en el Mercado Agroganadero, con subas superiores al 30% en cortes vacunos, de acuerdo con datos de GMA Capital. Desde Invecq Investment agregaron que el valor del novillo y novillito en pie en el mercado de Cañuelas (ex Liniers) trepó más de 50% desde que empezó el año.
Si bien los aumentos se vieron reflejados en las góndolas de los supermercados y las carnicerías, el número no llegó a la medición del Indec (el alza fue del 3,9%). Esto se explicó porque el relevamiento de precios en puntos de venta tradicionales se realiza una vez al mes (y dos en el caso de los hipermercados).
“No obstante, sí sería esperable que dichas alzas se observasen en el dato de febrero, que conoceremos a mediados de marzo. Este es un primer aspecto que nos inclina a pensar que la inflación de febrero puede mantenerse en niveles elevados”, completaron de Invecq. Eso explica por qué la semana pasada el Ministerio de Economía anunció un acuerdo de precios para los cortes vacunos, con bajas de hasta un 30%.
2. La fábrica de billetes
Este año, el Gobierno deberá reducir el déficit fiscal a un 1,9% de PBI y el financiamiento directo del Banco Central (BCRA) tendrá que ser del 0,6%, según las metas acordadas el año pasado con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Pero, para Franco, la entidad monetaria seguirá teniendo “protagonismo, tal como sucedió el año pasado”, por las intervenciones que se realizan en el mercado secundario.
“En lo que va de 2023, el Tesoro consiguió $326.000 millones de financiamiento neto, mientras que las compras del BCRA en el mercado secundario acumularon $141.000 millones. Con el pasar de los meses, creemos que el apetito por instrumentos en pesos se irá reduciendo (ante la incertidumbre de cara a 2024). Y a medida que ello suceda, la presencia del Banco Central será aún mayor. Además, la cuenta de intereses del Banco Central es, por lejos, el mayor factor de emisión de pesos”, agregó. El stock de Leliq y Pases supera los $11 billones, mientras que la factura de intereses totalizó los $702.300 millones el último mes.
3. Límites sobre la política monetaria
Un tercer punto que seguirá presionando la inflación: el Banco Central se encuentra limitado para seguir endureciendo la política monetaria, debido al “mayúsculo stock de pasivos remunerados”. A pesar de en enero los precios volvieron a acelerarse, la entidad monetaria decidió no realizar una nueva suba de tasas de interés y explicó que las mismas continúan en terreno positivo.
“La emisión por intereses es el principal factor de expansión de la base monetaria. Y si la tasa que devengan las Leliq y Pases constantemente supera a los precios, se termina generando una ‘bola de nieve’ con los propios intereses del Central. Además, dadas las señales de enfriamiento de la actividad económica, los límites sobre el endurecimiento monetario podrían venir del lado de la política, en medio del año electoral”, apuntó Franco.
4. Demanda de dinero
En tiempos de alta inflación, los pesos queman en el bolsillo. Según datos de GMA Capital, la demanda de dinero se encuentra un 14% por debajo del promedio de los últimos 20 años. Y cuanto más billetes circulan en la economía, mayor es el impacto en el nivel de precios, especialmente en un año electoral, épocas donde históricamente se da un proceso de dolarización de las carteras.
“El público rechaza al peso para tenencia. La caída de la demanda de dinero genera un exceso de liquidez igual al de la emisión por señoreaje agravado actualmente por la emisión endógena que provocan los pasivos remunerados del BCRA y la inyección de pesos derivada de la compra de títulos para sostener la curva”, coincidieron desde LCG.
Demanda del dinero en los últimos 20 años, según GMA Capital
5. Fin del dólar como ancla
En las elecciones legislativas de 2021, el Gobierno utilizó al tipo de cambio oficial como un ancla para contener la inflación. Mientras que los precios subían a un ritmo del 4% mensual, el dólar lo hacía apenas un 1%. Sin embargo, este año, el alcance para llevar a cabo esa estrategia y atrasar aún más la cotización es limitado: en lo que va de la gestión actual, el tipo de cambio oficial acumula una apreciación del 23%.
“El dólar deja de ser un ancla para convertirse en un factor endógeno de inflación. Si bien es cierto que históricamente en la previa electoral se suele pisar al tipo de cambio, la situación inicial ya es compleja como para jugar dicha carta: las reservas son exiguas, la brecha ronda el 100% y las perspectivas de ingreso de divisas son poco optimistas. Por otro lado, para pisar el tipo de cambio oficial sería necesario profundizar aún más el cepo cambiario, lo que traería a su vez mayor presión sobre los precios”, enumeró el analista de GMA Capital.
6. Regulados hacia el alza
En enero, los precios regulados avanzaron un 7,1%, 1,1 punto porcentual por encima del índice general. La dinámica, para los economistas, continuará presente en los próximos meses. Durante la gestión de Alberto Fernández, estos precios acumularon un atraso del 27,5% frente a la inflación núcleo, según datos oficiales.
En febrero seguirá impactando la suba de las tarifas de gas y luz, con aumentos de que promediarán el 14%. Para Franco, también pesará el aumento de 4% de combustibles y el 8% en prepagas, mientras que los servicios de telefonía, televisión por cable e internet tendrán incrementos del 10%.
“Nuevamente la Argentina enfrenta las consecuencias de los atajos de corto plazo: retrasar los precios regulados juega a favor de la inflación en el muy corto plazo; un tiempo después, generalmente, se materializa en una mayor inflación al momento de corregir los desequilibrios fiscales-productivos que causa el atraso inicial”, cerraron desde Invecq.
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