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Edificios inteligentes y construcciones verdes: la sustentabilidad para repensar la arquitectura

Forbes.


Los edificios inteligentes o smart buildings están cada vez más presentes en la arquitectura actual; pero los cambios de paradigmas de la sociedad del siglo XXI llevó a que su tecnología y diseño respondan cada vez más a la sustentabilidad y al respeto del hábitat.


Desde 2015 al 2020, ese tipo de construcciones crecieron 78,8% en todo el mundo. “Recordemos que, en la actualidad, el 60% de la población del planeta vive en las ciudades. En los últimos cien años, se multiplicó por 24 la cantidad de urbes con más de un millón de habitantes. A pesar de que las ciudades ocupan solo 4% de la Tierra, es más que importante su impacto en el medio ambiente”, recalca Fernando Sánchez Zinny, asesor estratégico de Udaondo Buenos Aires, dos torres en construcción para vivienda y una para hotelería todas con vista al río.


Este estilo de inmuebles brinda IT y eficiencia energética de modo conjunto. “El 80% de la emisión de dióxido de carbono que produce el efecto invernadero y el cambio climático son de los edificios. Además, consumen un tercio de la energía total”, señala Paula Altavilla, Country President de Schneider Electric.


Otra parte de la sostenibilidad de estas propiedades es la centralización de la información. Se supervisa casi todo su funcionamiento. “Se calcula un ahorro de 30% simplemente por monitorear y analizar su consumo de energía”, acota la ejecutiva de Schneider Electric.


The Edge, en Ámsterdam, es una de las obras inteligentes más innovadoras del mundo. Esto le valió una de las certificaciones más altas: la Building Research Establishment Environmental Assessment Methodology (BREEAM).


“Los edificios inteligentes con cierto predominio internacional están muy relacionados con las certificaciones. Eso implica una inversión importante. La más conocida es la LEED”, explica Alejandro Borrachia, decano de la Escuela Superior de Arquitectura y Diseño de la Universidad de Morón (ESAD-UM).

Certificaciones verdes

Ese sistema fue desarrollado por el Consejo de la Construcción Verde de Estados Unidos. Comenzó a implementarse en 1993. A nivel local, el emprendimiento Udaondo se erige de acuerdo a su variante Gold. Se someterá también a las normas de la FITWEL. Ambas están orientadas a proporcionar pautas de diseño y operación para el cuidado del bienestar de sus ocupantes y de la comunidad.


“Ese será, en el país, el primer conjunto de edificios que cumplimentarán con esas certificaciones. Y ese cumplimiento comienza desde su construcción. Por ejemplo, la LEED especifica sellar con poliuretano el cerco de la obra para controlar la emisión de polvo propio de cualquier edificación”, comenta Alejandro Furst, director de Landmark Development comercializadora del proyecto.


Lógicamente, un smart building debe ir más allá de lo tecnológico. “En realidad “ser inteligente” se refiere; sobre todo, a que responda a su entorno, ser sostenible, a facilitar la vida de sus usuarios. Puede además automatizarse y tomar decisiones por sí mismo, pero siempre aminorando el consumo de energía”, apunta Juan Micieli Galeazzi, arquitecto principal del estudio MCL.

Entonces, en este tipo de propiedades se emplean técnicas para crear entornos confortables y eficientes. Este objetivo comprende desde los materiales hasta los espacios. Se aplican tanto en viviendas unifamiliares como en espacios deportivos.


En naciones emergentes o países con economías golpeadas, hablamos de eficiencia inteligente. Los proyectos deben nacer pensando en la necesidades y considerando el sol, los vientos, el clima y otros factores cuyo empleo correcto harán de la obra inteligente”, enfatiza Borrachia, quien es también titular del estudio del mismo nombre especialistas en edificios sustentables.


Uno de los mayores retos de estos profesionales es componer construcciones que apuesten a la sostenibilidad apoyadas tanto en nuevos enfoques constructivos como en modernas tecnologías, el hábitat y antiquísimos principios.

Principios filosóficos

“Es una filosofía con la que trabajan algunas escuelas de diseño. Se busca esa relación desde el día cero. Se le suma cuestiones socioambientales como el ahorro en el proceso de obra o la selección de materiales, o análisis del consumo de una comunidad”, subraya el director de la ESAD-UM.


Ese paradigma se plasma en los proyectos. Estos buscan ser prácticos que permitan intervenciones, remodelaciones y adaptaciones rápidas y económicas. Desde la concepción de la idea se implementan equipos multidisciplinarios encargados de realizar exámenes básicos. De esa forma se consiguen edificios pensados para una larga vida útil.


Según los expertos, el principal objetivo de un smart building es alcanzar la máxima eficiencia energética y ahorrar energía. “La arquitectura impacta sobre la naturaleza. No obstante, los arquitectos debemos tratar que su impacto sea el menor posible. Ese es el gran desafío. El empleo de materiales es una forma de aminorarlo, también en el consumo de energía. La inteligencia radica en edificar según el lugar preservando su entorno agregándole valor. Eso es clave”, marca Micieli.


El inmueble Copa es un modelo de ello. Se emplearon ladrillos, un material versátil, económico y fácil de encontrar. Al mismo tiempo, cuenta con sensores de luz y doble fachada que ayudan a su climatización.

Udaondo instaló módulos solares en el techo del exedificio de Tiro Federal para su espacio en la exposición de este año de Casa FOA.


En tanto, la orientación sustentable surge de un análisis del terreno. De allí se determina la mejor ubicación para la iluminación y ventilación. Un diseño basado en utilizar al máximo la luz natural derivará en una menor demanda de electricidad. Este factor asociado a la selección de materiales influirá en su refrigeración.


“Esos procesos pasivos son 'gratuitos' que no se deben dejar de lado, como dónde ubicar una ventana o un alero. Existen otros que los arquitectos sabemos muy bien, cómo levantar una doble fachada. Aumenta algo los costos pero son rentables ante el ahorro de energía por su implementación. En momentos de crisis, con más razón se debe pensar de manera inteligente aplicando estos conocimientos”, sintetiza el arquitecto principal de MCL.

Arquitectura circular

En estos puntos entra el tema de la arquitectura circular o el uso de materiales reciclables o reconfigurables. Ayuda además a reducir los residuos. En las base de Udaondo Buenos Aires se trabaja con hormigón biológico. En cuanto al traslado de escombros y desperdicios, están cerrando un acuerdo con la ciudad de Buenos Aires para aportar como relleno en la costanera. Esto permitiría disminuir aún más su huella de carbono.


La arquitectura contemporánea tiende al consumo energético casi nulo. Por ello, una vivienda puede calefaccionarse con soluciones de recupero de calor, ventilación o controlar su clima por medio de la vegetación. Un prototipo de este tipo de innovaciones es una casa Holmberg (Belgrano R) donde se empleó el agua “dormida” en sus cañerías para enfriarla y calentarla. Se mejora así sus condiciones térmicas usando un recurso común a cualquier vivienda.


Indiscutiblemente, se puede recurrir a energías renovables como paneles fotovoltaicos, aerogeneradores y turbinas hidráulicas. En ese sentido, Udaondo instaló módulos solares en el techo del exedificio de Tiro Federal para su espacio en la exposición de este año de Casa FOA.


Damián López Gentile, gerente de Canal & líder de Transformación digital de Schneider Electric.

“En nuestro proyecto el corazón de su climatización es la geotermia. Aunque no es de alta temperatura como para generar energía, permite un sistema de intercambio de calor en las tres torres. Asimismo se complementará con equipos de aerotermia”, indica Furst de Landmark Developements.


La geotermia se basa en el intercambio de calor con el suelo. En invierno, extrae el calor del subsuelo y lo lleva a la superficie. Calienta así la vivienda. En verano, hace lo contrario. Extrae el calor del interior y lo envía al suelo. Mientras la aerotermia es energía térmica que usa una bomba de calor para extraer aire del ambiente.


Este mecanismo nos permite estimar una reducción en la facturación por consumo energético de alrededor de 65% respecto a los métodos tradicionales”, revela Furst. En este caso, se complementará con placas solares y aerogeneradores, y se recuperará el calor de los sistemas de calentamiento de agua domiciliaria y de la piscina. De la misma manera todas las cocheras contarán con la opción de electromovilidad.


Por otra parte, esas torres reutilizarán las aguas grises del uso doméstico, como es del lavado de utensilios y ropa o del baño personal, para emplearlas en el riego e inodoros. Este reempleo se combina con Internet de las Cosas (IoT). “Los sensores de IoT miden, por ejemplo, la densidad de humedad de la tierra de las plantas y determina cuándo necesitan riego con esas aguas”, añade Damián López Gentile, gerente de Canal & líder de Transformación digital de Schneider Electric.


Por último, la domótica es otro elemento propio de los edificios inteligentes sustentables. Esta gestión y control automatizado permite aumentar su eficiencia energética, la seguridad, la usabilidad y la accesibilidad.

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