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El cemento portland cumple 200 años: historia de un material que revolucionó a la construcción

Infobae.


Este año marca el bicentenario del patentamiento del Cemento Portland, un hito que significó una revolución en el panorama de la construcción a nivel mundial, permitiendo el desarrollo de infraestructuras clave y transformando radicalmente el diseño urbano en diversas ciudades. Este material ha sido esencial para la viabilidad de proyectos de gran envergadura, tales como carreteras, puentes, túneles, y jugó un papel crucial en el impulso del desarrollo económico y edilicio, facilitando obras de viviendas, escuelas y hospitales, entre otras.


El Cemento Portland no solo se consolidó como el principal material de construcción debido a su resistencia y durabilidad, sino que también evidencia un compromiso con el desarrollo sostenible. La industria del cemento trabaja activamente en la innovación para hacer frente a los desafíos medioambientales, desarrollando tecnologías que permitan una producción más sostenible. Este esfuerzo incluye la reducción del contenido de clínker y la implementación de estrategias como la captura y almacenamiento de carbono y el uso de combustibles alternativos.


Es un componente vital en la construcción y a pesar de cumplir dos siglos, existen registros milenarios que testimonian su uso.


Su historia se remonta a más de 6.000 años A.C. La mezcla de cemento con agua, arena y áridos dio lugar a un material maleable que, al fraguar, exhibía notables propiedades de solidez, resistencia y durabilidad, marcando así el surgimiento del hormigón. Aunque hay diversas teorías sobre los pioneros, algunos señalan a los antiguos griegos como los verdaderos pioneros. En la Antigua Grecia, comenzó el uso del cemento con tobas volcánicas extraídas de la isla de Santorini. No obstante, algunos expertos argumentan que la construcción más antigua en hormigón, datada en el 5.600 A.C., es el suelo de una cabaña en Lepensky Vir, a orillas del río Danubio, un asentamiento de la prehistoria europea ubicado a 166 km de Belgrado, en Serbia.


Hay monumentos del mundo antiguo que lo utilizaron. El pueblo egipcio empleaba un mortero, una mezcla de arena con material cementoso, para unir bloques de piedra y erigir sus asombrosas construcciones. Incluso, una parte de una de las pirámides de Guiza fue construida utilizando hormigón (hace 2.600 A.C). Y el Coliseo Romano, del 82 A.C. contiene hormigón en los cimientos, los muros interiores y la estructura.


Más aquí en el tiempo, en 1759, John Smeaton, un ingeniero de Leeds, en el Reino Unido, desarrolló un nuevo mortero para unir los bloques de piedra del faro de Eddystone. Al cabo de pocos años, el reverendo James Parker creó un nuevo cemento de manera accidental al quemar unas piedras calizas. Este nuevo cemento, denominado cemento romano porque se pensaba que era el que se había utilizado en la época romana, se patentó y se empezó a utilizar en diversas obras en el Reino Unido.


Finalmente, en 1824, los ingleses James Parker y Joseph Aspdin obtuvieron la patente de un novedoso cemento hidráulico artificial, producido mediante la quema conjunta de caliza y carbón. Denominaron a este material Portland Cement debido a su tono oscuro, similar a la piedra de la isla de Portland (sobre el Canal de la Mancha).

El cemento, un polvo fino de tono grisáceo, se produce mediante un proceso industrial que implica la extracción, molienda y calcinación de rocas. Al mezclarse con agua, forma una pasta que, al fraguar y endurecerse con el tiempo, ofrece propiedades de adherencia, cohesión y resistencia

En sus primeras etapas, este material no experimentó una amplia adopción, principalmente debido a la complejidad de su proceso de fabricación, que encarecía su producción. Sin embargo, en los últimos dos siglos, los avances tecnológicos perfeccionaron tanto la fabricación como la aplicación del cemento, consolidándose como un elemento fundamental en las obras principales a nivel global.


En nuestro país

En Argentina, la historia del Cemento Portland se remonta a más de un siglo, siendo un componente vital para el progreso del país.


“Desde el primer despacho del material en 1919, la industria cementera ha experimentado un crecimiento significativo, contribuyendo a la construcción de infraestructuras fundamentales y siendo testimonio del desarrollo tecnológico y de sostenibilidad, comparable con los estándares internacionales. La demanda del cemento se mantuvo a lo largo de los años, siendo un material preferido en la edificación de viviendas, por su accesibilidad y múltiples aplicaciones”, precisó a Infobae Damián Altgelt, director ejecutivo de la Asociación de Fabricantes de Cemento Portland (AFCP).


La primera fábrica de cemento Portland en Argentina se estableció en la localidad bonaerense de San Martín. En agosto de 1916, Alfonso Aust, propietario de una fábrica de cal hidráulica, fundó la “Compañía Argentina de Cemento Portland” y colocó la piedra fundamental de la futura fábrica “San Martín”.


En la Argentina el cemento portland tiene una historia que supera los 100 años de trayectoria

Pablo Luis Diéguez, ingeniero civil y un reconocido profesional del sector especializado en Construcciones y Estructuras, dijo que “inicialmente, el cemento argentino enfrentó resistencia en el mercado, principalmente por el detalle del envase, ya que la compañía introdujo bolsas de yute mientras el cemento importado llegaba en barricas de madera. A medida que avanzó el siglo XX, la demanda de cemento creció con la expansión urbana e industrial, llevando a la apertura de fábricas en diversas regiones del país”.


Se volvió esencial para la construcción en Argentina, utilizándose en viviendas, edificios, infraestructuras y obras de ingeniería. La elección de materiales varía según la región y el tipo de obra, considerando las condiciones climáticas. Este cemento es un componente clave del hormigón armado, ampliamente empleado en grandes proyectos de ingeniería y arquitectura, convirtiéndose en el material predominante en la construcción en el país.


Según datos de la AFCP en 2023 vio un despacho de 12.495.558 toneladas al mercado interno y 61.530 toneladas al mercado externo, reflejando una ligera caída en comparación con años anteriores. Estos valores representan una caída del 3% respecto al año anterior en el despacho nacional y de un 29,7% en el mercado internacional. A pesar de esta caída respecto al año 2022 los valores son la media de la industria en los últimos años, en 2021 y 2022 se generó un pico que compensa la parada de las actividades en 2020 debido a la pandemia.


A pesar de estos contratiempos y la incertidumbre económica, la proyección para 2024 y el futuro a mediano plazo se mantiene optimista, esperando que un entorno macroeconómico estable y medidas como la facilitación del crédito hipotecario puedan incentivar nuevamente el crecimiento del sector.

El ingeniero civil Pablo Diéguez, experto en el sector, fue presidente de la la Asociación de Ingenieros Estructucturales entre 2022-2023, docente universitario, dicta postgrados y maestrías vinculadas con la construcción e ingeniería y además es director titular de la Asociación Latinoamericana de Control de Calidad, Patología y Recuperación de Edificios desde 2022


Los desafíos económicos como la inflación y la devaluación del peso afectan la industria, pero la expectativa de una recuperación se sustenta en la correcta implementación de políticas económicas y fiscales que fomenten la inversión en infraestructuras y obras públicas. La innovación en la composición y producción del Cemento Portland ha respondido a las necesidades del mercado y a la urgencia de adoptar prácticas más respetuosas con el medio ambiente, presentando mejoras significativas en términos de sostenibilidad y eficacia.


La industria se encuentra comprometida con el desarrollo sostenible, y es por ello que está constantemente innovando para desarrollar nuevas tecnologías y productos más sostenibles para reducir la huella ambiental del cemento, como la captura y almacenamiento de carbono.


En pocas palabras, la fabricación del cemento comienza con la extracción de las materias primas: caliza y arcilla. Estas se trituran y se mezclan en proporciones específicas, y luego se calcinan a altas temperaturas en un horno rotatorio. El material que resulta de este proceso, el clínker, se muele finamente junto a yeso para obtener el cemento.


Actualmente en Buenos Aires hay más de 50.000 viviendas en obras, la mayoría son con hormigón

Altgelt añadió: “El uso de combustibles alternativos y la producción de cementos con menor contenido de clínker. Todo ello sin sacrificar la resistencia, la durabilidad y la accesibilidad que caracterizaron al material durante estos 200 años”.


Es crucial en la vivienda

En Argentina, los métodos de construcción más prevalentes para viviendas se fundamentan en el uso del cemento como material principal.


“Entre las aplicaciones más frecuentes del cemento en la edificación de viviendas en nuestro país, se encuentran las estructuras de hormigón, los revoques, las mezclas para la colocación de mampuestos y revestimientos, así como los cerramientos de mampostería cuando se emplean bloques de hormigón, tanto tradicionales como celulares”, comentó Altgelt.


Tal vez la obra más representativa por su envergadura y características arquitectónicas es el edificio Kavanagh del barrio de Retiro, que con sus 120 metros de altura fue el más alto de Sudamérica al momento de su inauguración en 1936.


Diéguez señaló que “no obstante, existen otras obras importantes por su magnitud o carácter histórico: el Obelisco, el Palacio Barolo, la Confitería el Molino, el edificio Otto Wulff, la Bombonera y el Monumental, dentro de la ciudad de Buenos Aires. Para el resto del país pueden destacarse el Monumento a la Bandera, el Puente Nuestra Señora del Rosario, el Puente General Belgrano, el Estadio Único de La Plata, entre tantos otros”.

El icónico edificio Kavanagh. Su obra demoró sólo 14 meses, sin embargo, la estructura de hormigón armado -de 1.600 km de barras de acero-, llegó a su altura máxima a los 6 meses de su inicio. Fue el más alto de CABA cuando se concluyó en 1936



Actualmente, a diferencia de las obras de envergadura donde la resistencia estructural o durabilidad son determinantes a la hora de seleccionar el material, en la construcción de viviendas unifamiliares hoy en día existen gran cantidad de sistemas constructivos, con la construcción en seco ganando terreno principalmente por su velocidad de ejecución.

“Dado su fácil acceso en el mercado y la multiplicidad de usos del cemento dentro de la industria de la construcción, como parte de los revoques, contrapisos, o como componente del hormigón armado, premoldeado o pretensado sigue siendo un material preponderante dentro de la construcción de viviendas”, acotó Diéguez.



El futuro

Los aspectos económicos y políticos tienen un impacto significativo en la industria de la construcción, afectando costos, precios y competitividad, y condicionando decisiones de inversión y financiamiento. Actualmente el valor del m2 de construcción oscila en los USD 900 y supera $1.000.000 al medirse en moneda local con un aumento del 278,46% interanual según la Asociación de Pymes de la Construcción (Apymeco).

Al igual que otras industrias, la del cemento no está exenta de las dinámicas económicas y políticas del país, viéndose afectada la estabilidad y el crecimiento del sector.


Las empresas cementeras disponen de varios tipos de cemento, con los cuales se cubren las necesidades del mercado de la construcción.


Diéguez subrayó: “Los diversos tipos de cemento se han estandarizado mediante el Instituto Argentino de Racionalización de Materiales (IRAM) y están sujetos a rigurosos controles de calidad en las fábricas de origen antes de su distribución para su consumo”.


Las normas de calidad locales están alineadas con estándares internacionales, garantizando que la producción nacional sea equiparable a los mejores cementos fabricados en otros puntos del mundo.

En el contexto actual de alta inflación y recesión, el desarrollo del sector se ve obstaculizado, pero existe optimismo en relación con las medidas de ordenamiento macroeconómico y desregulación que el Gobierno parece estar implementando.


Las necesidades fundamentales del sector incluyen un orden macroeconómico sólido, previsión y certidumbre, factores que cambiarían las expectativas a mediano plazo. Aunque hay rezagos notables en herramientas como el acceso al crédito, tanto para inversiones en desarrollos inmobiliarios como para la demanda, se espera que estas áreas se fortalezcan una vez que la macroeconomía esté estabilizada.

“Entre las preocupaciones adicionales se destaca el anunciado freno a la obra pública. Sin embargo, se reconoce la necesidad de esperar para evaluar el impacto real, considerando el enfoque del gobierno en redefinir la relación entre el sector público y privado en este ámbito. La clave estará en comprender cómo se llevará a cabo este ordenamiento, identificando las obras que el Estado deberá liderar y aquellas en las que participará el sector privado, junto con los mecanismos de repago”, concluyó Altgelt.


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