La Voz.
Tecnología, sostenibilidad, innovación, competencias blandas y manejo en escenarios inciertos y disruptivos son algunos de los pilares en la formación de los hombres y mujeres de negocios en el mundo.
De ahí que tanto se destaca la capacidad de resiliencia y de enfrentar contextos inciertos que tienen los ejecutivos argentinos cuando trabajan en cualquier país.
Estos fueron algunos de los temas que se trataron la semana pasada en un encuentro que reunió en Córdoba a destacadas escuelas de negocios del mundo, en el marco del 58° Congreso Internacional #CLADEA2023, la reunión del Consejo Latinoamericano de Escuelas de Administración (Cladea).
La sede fue el Idca, la escuela de negocios de la Universidad Católica de Córdoba (UCC), integrante de esta organización, que desde hace tiempo venía bregando para que este encuentro se hiciera en esta ciudad, y donde el tema de debate fue cómo formar a los nuevos empresarios y ejecutivos.
Cladea reunió a sus principales escuelas de negocios del mundo en el Icda, de la Universidad Católica de Córdoba (UCC). (Icda)
“Las tendencias de las escuelas de negocios muestran que ya no hay que gestionar un mundo incierto y volátil, sino que hay que gestionar un mundo disruptivo y absolutamente impredecible”, asegura Gisela Veritier, directora general del Icda.
LA TECNOLOGÍA PATEÓ EL TABLERO
Sin dudas, el cambio digital obligó a repensar la formación de los ejecutivos, según lo destaca Xavier Ordeñana, presidente de Cladea y decano de Espae-Espol, de Ecuador: “Necesitamos un aprendizaje mucho más flexible, más adaptado a las necesidades, más ligado a hacer cosas y no tanto a saber”.
Según el directivo, esto implica trabajar en las competencias, en habilidades blandas como trabajo en equipo y toma de decisiones complejas, “todas habilidades que siempre fueron importantes, pero tal vez hoy lo son más aún, porque son habilidades que es más difícil que la empresa les pueda enseñar a sus ejecutivos”.
Por su parte, Josep Piqué, de La Salle Universidad Ramón Llull, de España, apunta al impacto de la inteligencia artificial (IA) en lo productivo, en el marketing y en la gestión: “Estamos viendo cómo la inteligencia artificial está proveyendo no sólo conocimiento, sino información para la toma de decisiones”, dijo.
En este momento, advierte, los gestores organizacionales “deben saber cómo utilizar la IA para tomar estas decisiones y hacer que sus equipos la utilicen de forma adecuada. Por tanto, vamos a ver un cambio muy sustancial en muchas organizaciones”.
Camilo Pinzón, director general de la Escuela de Desarrollo Empresarial y Social (Edes) de Ecuador, adiciona la necesidad de entender sobre la IA “sus límites éticos, que es una de las discusiones más importantes que tenemos que abordar desde el mundo de los negocios”, por su impacto en la competitividad frente al mundo y en la generación de empleo, sobre todo para las empresas latinoamericanas.
Xavier Ordeñana, presidente de Cladea y decano de Espae-Espol, de Ecuador. (Icda)
EL AUGE DE LAS HABILIDADES BLANDAS
Otra preocupación es formar a ejecutivos capaces de moverse en la incertidumbre y de reinventarse y estar atentos a la sostenibilidad, según lo resalta Eduardo Gómez, presidente de Esic University, de España: “Necesitamos profundizar un poco más lo que son las habilidades y las competencias blandas, porque son fundamentales. El profesional, en un tiempo cambiante, tiene que ser capaz de adquirir la capacidad de reinventarse a sí mismo, de tener una curiosidad insaciable, de trabajar en equipo y de contar con pensamiento crítico”.
Pero también Gómez observa un cambio fundamental en las nuevas generaciones de empresarios y ejecutivos: “Veo en los profesionales del futuro el reto fundamental de querer impactar en nuestro entorno de un modo positivo; estoy hablando del triple impacto: social, medioambiental y económico, lo que conocemos con el nombre de sostenibilidad”.
En cuanto a este punto, Guillermo Cisneros Garrido, de Advantere School of Management, de España, es enfático: “Toda persona que esté en management debe tener conciencia de que tenemos que trabajar por un mundo sostenible y que eso no es un problema sólo de las administraciones o de las ONG, sino que es un problema de todos”. Al respecto, manifiesta: “Tenemos que tener directivos ejecutivos preparados para entender los retos de sostenibilidad desde las propias organizaciones y de las soluciones respecto de la sociedad”.
LOS CAMBIOS EN LAS INSTITUCIONES
No sólo cambian las organizaciones, también los docentes, según lo destaca José Martínez, director del Centro de Investigación TEC, de Costa Rica: “Un cambio sustancial respecto del profesor convencional, que viene a transmitir conocimientos y hacer pruebas de ese conocimiento, para pasar a un profesor que interactúe con un estudiante que es centro fundamental de su autoformación; el profesor debe utilizar una metodología que permita que el estudiante vaya construyendo su propio conocimiento y que participe activamente en su formación, que absorba el conocimiento que él mismo ayuda a desarrollar, para evitar que la formación sea lineal”.
“Tenemos que acostumbrarnos a utilizar al máximo la tecnología que tengamos disponible y permitirles a los estudiantes que utilicen herramientas como inteligencia artificial en su propia formación, pero no solamente para copiar, pegar y entregar al profesor, sino para que los estudiantes aprendan de la información que provee la inteligencia artificial”, agrega Martínez.
A su turno, Josep Franch, de Esade, una de las principales escuelas de negocios de España, pone el énfasis en el formato híbrido de enseñanza: presencial y online. “Yo creo que el gran cambio de la formación ejecutiva está en lo que se denomina el aprendizaje de por vida (life long learning); es decir, cada vez las carreras profesionales son más cortas y crece la necesidad de reciclarse y reorientarse profesionalmente, o de tener no ya una carrera profesional, sino varias carreras profesionales a lo largo de la vida laboral”, explica el directivo.
Josep Franch (Esade), Gisela Veritier (Icda) y Guillermo Cisneros Garrido (Advantere School of Management), en el marco del encuentro de Cladea. (Icda)
LATINOAMÉRICA, TIERRA DE RESILIENCIA
Los hombres y mujeres de negocios de Latinoamérica suelen destacarse por su resiliencia y su capacidad emprendedora, según lo destacaron los directivos de las escuelas de negocios.
Según Ordeñana, hacer negocios en América latina muchas veces “es casi una labor heroica”, por lo cual explica: “El ejecutivo de esta región debe tomar decisiones mucho más ágiles sabiendo que el horizonte de planificación en muchos casos no es tan amplio, porque cambia la situación política y económica y debe tener esa capacidad de hacer ajustes de manera rápida, y creo que en general nuestros empresarios y nuestros alumnos se preparan para eso”.
El presidente de Cladea agrega que las empresas argentinas, en particular, “son especialmente resilientes, conscientes de que tienen que aprender a trabajar con gobiernos con políticas que a veces son excesivamente regulatorias o con vaivenes políticos muy típicos en nuestra región. Tienen esa capacidad de superarse y de salir adelante frente a la diversidad”.
Por su parte, Gómez ve “en Latinoamérica un esfuerzo superinteresante por estar en un nivel de competitividad a nivel educativo muy grande. En cuanto a iniciativas, a propuestas, a valentía y a toma de riesgo, creo que la comunidad latinoamericana es una históricamente super-resiliente, superadaptativa. Hay una resiliencia y una capacidad de adaptación a mi juicio mucho más grandes que en Europa”.
Piqué, a su vez, opina que “una de las cosas que tiene América latina es su capacidad de ser multilatina. En Europa, no todas las empresas pueden hacer lo mismo en su región, pues hay un tema lingüístico, de legislación y cultural de por medio. Aquí, a cualquier empresa de América latina le es fácilmente posible ser multilatina y eso le lleva a pelear los procesos de escalabilidad mucho más rápidamente que en Europa”.
Más allá de la capacidad de adaptarse a situaciones de cambio súbito, los hombres y mujeres de negocios de esta región deben todavía elevar sus estándares en algunos aspectos. Así lo ve Pinzón, quien, si bien reconoce “la capacidad emprendedora enorme y la adaptabilidad a ciertos contextos”, también sostiene que “la mayoría de las empresas en Latinoamérica sigue siendo de base familiar y esto es bueno, pero trae también desafíos. ¿Cuáles son esos desafíos? Profesionalizar la sucesión y generar una transformación. Otra necesidad es tomar el riesgo de saltar a nuevas industrias”.
En igual sentido, Martínez destaca: “El desarrollo de procesos de investigación en la toma de decisiones me parece que es algo que tenemos que mejorar. El ejecutivo tiene que aprender a utilizar la investigación científica como base para su proceso de toma de decisiones, no se vale más que estemos tomando decisiones o resolviendo problemas sin haber investigado. Es necesario convertir a los ejecutivos también en investigadores”.
En tanto, Franch aclara que Europa ha hecho muchos avances a nivel de movilidad geográfica y también del sistema educativo. “Los estudiantes de la maestría en mi escuela (la Esade, de España), por poner un ejemplo, son en su mayoría alemanes e italianos. Esto es algo que no nos pasa a nosotros solos, sino que le pasa a la mayoría de las escuelas de negocios de primer nivel en Europa, y esta movilidad después se refleja en oportunidades profesionales”.
Al respecto, concluye: “Yo creo que la carencia en estos momentos en Latinoamérica no es la preparación técnica y no son los conocimientos que imparten las universidades, sino seguramente es esa falta de movilidad de un país a otro, que posibilita carreras internacionales con una mayor fluidez”.
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