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En el ADN: las nuevas empresas se piensan con triple impacto

Cronista.


Hay una nueva manera de hacer negocios y las empresas que están naciendo hoy ya tienen incorporado al triple impacto en su ADN. Esto va de la mano de un camino lógico trazado por las demandas de las nuevas generaciones de cara al mundo de las empresas. De hecho, seis de cada 10 centennials y millennials creen que tienen el poder de impulsar el cambio dentro de sus organizaciones y casi nueve de cada 10 dicen que el propósito es importante para su satisfacción laboral y es cada vez más probable que rechacen trabajos o empleadores que no se alineen con sus valores, según la Encuesta Generación Z y Millennials 2024 de Deloitte.


Proteger el medioambiente es el desafío en el que la generación Z y los millennials sienten que las empresas tienen la mayor oportunidad y la influencia necesaria para impulsar el cambio. Y son ellos mismos quienes están usando sus decisiones profesionales y de consumo para impulsar la acción.


"La sustentabilidad no es una moda, es parte de un proceso de evolución como humanidad", dice Marina Arias, directora Ejecutiva de Sistema B Argentina. En ese sentido, hoy el mundo empresario está en un punto crítico: "Venimos transitando el darnos cuenta de que la empresa es un actor social relevante y que las decisiones que toma tienen un impacto y una responsabilidad. Esa mentalidad hace que empiecen a cambiar las cosas. Estamos en un punto en el que logramos entender que no podemos externalizarlo todo, que nos tenemos que hacer cargo de nuestra responsabilidad como actores", menciona la vocera de la organización encargada de certificar a aquellas compañías que cumplan con una visión de triple impacto: económico, social y ambiental.


Incluso en un mundo convulsionado, las empresas están poniendo a la sustentabilidad en el centro de las agendas. El 70% de los desafíos que más preocupan a los CEO van más allá de las inquietudes habituales sobre la rentabilidad. Si bien los mayores retos son la inflación y la volatilidad de los precios (98%), junto con la escasez de talento (96%), los dos siguientes desafíos que mencionan son las amenazas a la salud pública y el cambio climático, según la última edición del estudio de CEO de Accenture del Pacto Mundial de las Naciones Unidas.


En un contexto en el que decae la confianza en las instituciones tradicionales, los actores del sector privado, ONG y activistas se alzan como referentes sociales, y gracias a las nuevas generaciones de emprendedores, se está cambiando la imagen tradicional que tenía el antiguo empresariado. Los negocios sustentables pasan a ser, entonces, una carta diferencial en ese mundo donde los consumidores exigen mucho más.


La nueva cara de los negocios

Hay una nueva camada de emprendimientos que, más allá de la edad de los fundadores, nace bajo esta nueva cosmovisión. "Hay toda una generación que está cambiando y empieza a hacer negocios desde otro lugar. Cualquiera que tenga algo de visión de mercado ve estas señales y emprende en ese sentido. Y, a la vez, empiezan a aparecer otros jugadores como aceleradoras de impacto o herramientas como créditos específicos que actúan como traccionadores y hacen que se creen este tipo de empresas y que tengan más oportunidades", aporta Arias.


¿Cómo dar este primer paso hacia el triple impacto? En Sistema B ofrecen evaluaciones de impacto para hacer un diagnóstico y poder pasar a la acción. La clave está en poner a las personas y al planeta en el centro. "Se trata de resignificar la necesidad: ver dónde están las necesidades y crear soluciones en lugar de generar nuevas necesidades. Y hacerlo de forma coherente con la sociedad y el ambiente", explica Arias.


A pesar de que esta nueva mirada está instalada con cada vez más fuerza, lo cierto es que aún queda mucho desconocimiento sobre cómo se puede aplicar a los negocios. Lo positivo es que están surgiendo iniciativas para cerrar esa brecha. La Universidad de Cuyo, por ejemplo, recientemente lanzó una orientación dentro de la licenciatura en Administración de Empresas hacia Organizaciones de Triple Impacto. "Si seguimos sacando a los chicos de la universidad como lo hicimos siempre, la lucha cultural va a ser permanente. Con esto apuntamos a la raíz, porque aunque es verdad que las nuevas generaciones ya vienen pensando en estos temas, muchos no sabían cómo hacerlo", dice Rafael Kemelmajer, emprendedor y profesor titular de la cátedra Empresas de Triple Impacto.


Ya van tres años en los que se dicta esta materia electiva y los resultados son cada vez más alentadores: el primer año hubo siete alumnos inscriptos, el segundo fueron 20 y este año unos 40. "Cada vez vemos más interés. Además, hay una alta demanda de estos perfiles en el mercado laboral, por lo que la academia tiene que prepararlos a partir de estas necesidades", menciona Kemelmajer.


Hay varias características de esta nueva generación que la vuelve más permeable a adoptar el triple impacto. Según el docente, lo primero es la facilidad que les brinda la vinculación tecnológica, además de que son personas mucho más conectadas con el mundo y con mayores facilidades para acceder y entender las tendencias. "La gente más joven siempre fue la más involucrada en las temáticas de bien común. Pero acá empiezan a entender cómo lo pueden hacer las empresas y comienzan a demandar más. En la cátedra hablamos de modelos de negocios que muchos incluso no creen posible, pero les empieza a abrir un montón de posibilidades desde lo profesional", explica.


Conexión circular

Green Computer es una empresa ejemplo de cómo combinar los negocios con la sustentabilidad desde el inicio. Fundada hace cuatro años por cuatro socios venezolanos, lleva dos años de operaciones formales pero ya cuentan con su certificación B.


Daniel Jaimes, el CEO, destaca la importancia de comenzar con un propósito claro y significativo. "Hay mucha diferencia al empezar con impacto", afirma Jaimes. La empresa se especializa en la venta y alquiler de equipos reacondicionados, uniendo la rentabilidad con la responsabilidad ambiental. En 2023, lograron recuperar 2000 dispositivos, lo que representa una compensación de aproximadamente 300 toneladas de CO2.


Jaimes, un desarrollador de sistemas con experiencia en SAP, encontró una oportunidad única en el mercado de equipos usados. Al comprar equipos reacondicionados para su propio uso descubrió un nicho que ofrecía tanto valor económico como satisfacción a los clientes. Esta experiencia personal llevó al nacimiento de Green Computer, donde el impacto ambiental positivo se convirtió en una ventaja fundamental del negocio.


Al ofrecer equipos tecnológicos accesibles, democratizan el acceso a la tecnología en Argentina, donde cuatro de cada 10 hogares no tienen acceso a una computadora, según datos del Indec. "Es alarmante que tantos hogares no tengan acceso a una computadora, siendo hoy tan necesaria", afirma Jaimes. Sus clientes son desde estudiantes o profesionales independientes hasta grandes compañías.


Para los clientes particulares muchas veces se trata de su primera computadora. Y para los corporativos, una posibilidad de mantenerse actualizados en lo tecnológico, ya que también tienen un vertical de alquiler de equipos que facilita la renovación. "Descubrimos que se puede usar en lugar de poseer. Esta generación apunta mucho a eso", explica Jaimes.


Con 16 empleados, incluyendo técnicos informáticos y personal de ventas, Green Computer construyó un equipo que comparte y vibra con la misión de la empresa. Jaimes subraya que la alineación de los objetivos sociales, económicos y ambientales no solo mejora el rendimiento empresarial, sino que también fomenta un ambiente de trabajo positivo y fideliza a las personas. "El verdadero talento humano se reconoce y forma parte de las nuevas preferencias generacionales", comenta Jaimes. "Ellos quieren ser cada vez más protagonistas, no quieren trabajar en una empresa donde intercambien tiempo por salario y ya".


El camino hacia la sostenibilidad no está exento de desafíos. El "greenwashing" es una preocupación real, y Jaimes enfatiza la importancia de la autenticidad en los esfuerzos sostenibles. "La empresa que implemente esto pero no lo sienta de verdad, está out", advierte. La clave para Green Computer fue mantenerse fiel a su misión y adaptarse continuamente a las necesidades del mercado y las expectativas de los consumidores.


Un cambio en la comunidad

En plena pandemia, mientras muchos negocios cerraban sus puertas, Kalmar nació como una idea novedosa en Mar del Plata. Fundada por Déborah Sabsay y Pablo Apodaca, una pareja de emprendedores, junto a dos socios más -Néstor y Sofía Díaz-, esta destilería no solo revolucionó la industria local, sino que también demostró que los desafíos pueden convertirse en oportunidades para el impacto social y ambiental.


"Somos emprendedores compulsivos, pero siempre bajo la lógica de poner los desafíos ambientales y sociales en el negocio. Nos preguntamos qué problema podemos solucionar y traemos soluciones sociales y ambientales", explica Sabsay.


Kalmar surgió cuando su empresa de transporte, también certificada como Empresa B desde 2014, tuvo que cerrar temporalmente debido a las restricciones de la pandemia. Apodaca, con raíces vascas y una tradición familiar de destilación casera, continuó con su hobby de destilar para amigos a través de Zoom. Fue entonces cuando vieron la oportunidad de transformar esta actividad en un negocio.


Sin embargo, encontraron un obstáculo importante: una vieja ordenanza en Mar del Plata prohibía las destilerías. "Ese fue el primer trabajo que fue hacer alianzas", comenta Sabsay. En colaboración con la municipalidad, lograron modificar la normativa y establecieron la primera destilería colaborativa de la ciudad, y que permite a pequeños productores usar sus instalaciones sin necesidad de una gran inversión inicial y hoy alberga a 38 fabricantes que se benefician de este sistema.


Kalmar ofrece seis variedades propias de gin, vermú y negroni, muchos de ellos premiados. Entre sus innovaciones se encuentra un gin de yerba mate. "Siempre la pregunta social y ambiental está en cómo hacerlo más local", dice Sabsay. Este enfoque se refleja en todos sus productos, como su gin de hibiscus y el clásico London Dry, todos elaborados con ingredientes naturales y sin conservantes.


Los empleados de Green Computer están alineados con la misión de la empresa

Además, la destilería se compromete a reducir su huella de carbono utilizando materiales locales, regionales o nacionales. Este enfoque no solo disminuye el impacto ambiental, sino que también fortalece la economía local. "Desde que nació Kalmar es como un telar regenerativo", afirma Sabsay.


Uno de los programas más destacados de Kalmar es "Úsalo Otra Vez", una iniciativa de economía circular que promueve el uso de materiales reutilizables y la medición de impactos. Los consumidores pueden devolver los envases a la destilería y recibir un descuento en su próxima compra, fomentando hábitos de consumo más sostenibles.


Además, Kalmar se enfoca en generar cambios profundos en la sociedad a través de alianzas estratégicas. Trabajan con hoteles, la gastronomía local y el turismo, buscando siempre escalar su impacto. En el ámbito social, emplean a 20 personas y colaboran con una ONG para ofrecer empleo a personas de sectores vulnerables. "Tuvimos muy buenos resultados haciendo sensibilización del triple impacto: hacemos parte de eso a los trabajadores. Te dicen que trabajar con gente tan joven es difícil porque hay mucha rotación, pero acá los ves con la camiseta puesta", afirma la emprendedora.


En sus pocos años de vida la destilería no solo se consolidó en el mercado argentino, con presencia en hipermercados y vinotecas de todo el país, sino que también exporta a Chile, México y está en negociaciones con la Unión Europea.


Para Sabsay, el triple impacto no es solo una cuestión ética, sino una ventaja competitiva. "Hoy te conviene. Tenes mejor captación de talento, y cada vez más las nuevas generaciones vienen con otro mindset", concluye.

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