Vanguardia.
El despliegue de la inteligencia artificial (IA) se acelera más cada día y ya es una realidad que forma parte de nuestra cotidianeidad. Y así continuará siendo con los avances que se registran cada semana. La inteligencia artificial, especialmente con la revolución que supone la IA generativa, brinda un sinfín de oportunidades a la sociedad, pero también plantea un gran reto, que no es otro que el de la humanización de la tecnología. Es momento, pues, de poner en valor ciertos atributos inherentes al ser humano.
Encuentros La Vanguardia, en colaboración con BBVA, organizó una sesión para reflexionar sobre las oportunidades en la era de la IA, en la que la humanización emergió como un aspecto fundamental. En el acto, conducido por la periodista Elisabet Carnicé, participaron José Ballester, director territorial de BBVA en Catalunya; Joan Roca, chef y propietario del restaurante El Celler de Can Roca; Laura Rojas Marcos, doctora en Psicología Clínica, Forense y de la Salud por la Universidad Complutense de Madrid, y Roberto Maestre, responsable de Data de BBVA en España, que fue el encargado de presentar algunas de las novedades en materia de IA y que suponen un gran avance en el despliegue de estas tecnologías. “La IA está transformando nuestra realidad. Depende de nosotros al 100% cómo utilizarla, cómo construirla y cómo evolucionarla”, destacó Maestre, quien agregó que IA y ser humano son “un binomio inseparable”.
La interacción del ser humano con la tecnología ha pasado a ser conversacional
Maestre subrayó los grandes avances que se han registrado en los dos últimos años en tres aspectos concretos, empezando por la capacidad de procesamiento de datos. Se estima, afirmó, que los últimos modelos de estado del arte de IA están entrenados sobre un petabyte de información, lo que equivale a “todo lo que ha escrito el ser humano en digital”. El segundo bloque es la capacidad de memorización y extracción de patrones de la IA y el tercero, la capacidad de generación. Pero, a su juicio, el factor quizás más importante es el cambio de paradigma en la interacción del ser humano con la tecnología, “que ha pasado a ser conversacional”. Es un paradigma “tan extremadamente fácil” desde el punto de vista del usuario que “puede liberar todas las capacidades de la IA”, señaló.
El rápido avance de la IA supone desafíos, vértigo e incluso miedo entre los no expertos en la materia. Pero ante la pregunta de si estamos preparados para afrontar los retos que plantea esta tecnología, Rojas Marcos lanzó un mensaje optimista. “El ser humano tiene la capacidad, y lo llevamos en los genes, para adaptarnos a cualquier tipo de cambio, aunque nos parezca increíble”, explicó la divulgadora, también psicóloga clínica por la Universidad de Nueva York. “Hay una gran diferencia entre dejarnos llevar por el miedo o darnos cuenta de que quizás el momento que vivimos es incómodo y que no todo lo que es incómodo es peligroso”, aseguró. Tras proclamar que la IA es una gran oportunidad, que está obteniendo resultados “brillantes” en campos como el de la salud, la psicóloga clínica animó a los presentes a recordar en qué miedo descubrieron que eran valientes. “Ahí es dónde hay que dar el primer paso”, resaltó. “Con tiempo, esfuerzo, compromiso, flexibilidad y, si es necesario, pidiendo ayuda, todos podemos integrar nuevas formas de vida y de aprendizaje, como es la IA”, manifestó, para agregar que, una vez conocidas, podemos tomar la decisión de usar las herramientas para ser más eficientes y tomar mejores decisiones, sin olvidar, enfatizó, que al final la última palabra la tenemos nosotros.
BBVA pone la innovación al servicio de los clientes y de toda la sociedad
La IA impacta en todas las industrias, y las entidades bancarias no son una excepción. “Cualquier desafío es para BBVA una oportunidad para seguir impactando positivamente en las personas, en las empresas y en la sociedad”, manifestó Ballester. “Si algo caracteriza a nuestra entidad es que siempre hemos estado a la vanguardia en innovación, poniéndola al servicio de nuestros clientes y de la sociedad”, insistió. Tal es el compromiso de BBVA con la innovación y la digitalización, argumentó el director territorial en Catalunya, que la entidad cuenta con 5.500 personas que se dedican a Data e IA, una cifra que crecerá en breve, e invierte todos los años, solo en España, mil millones de euros en tecnología. “Para acometer estas inversiones y estar a la vanguardia en innovación y soluciones para nuestros clientes se necesita tamaño y solvencia.”, sentenció.
La innovación, la digitalización y la transformación van muy rápido, pero también las demandas de los clientes van a la misma velocidad, reconoció Ballester, por lo que la entidad no escatima esfuerzos para acompañarlos “desde la cercanía, poniendo a su disposición herramientas y asesoramiento de primer nivel”, para cubrir sus necesidades, ofrecer soluciones y dar una experiencia diferencial. Las demandas de los clientes, expuso, pasan básicamente por tres aspectos: conveniencia e inmediatez, trato y asesoramiento personalizado y diferenciado, y finalmente transparencia y seguridad.
Con tiempo, esfuerzo, compromiso y flexibilidad todo el mundo puede usar la IA
Ballester sostuvo que la tecnología es clave para generar oportunidades para los clientes, pero también para todas las empresas, sean grandes, pymes o autónomos, y para la sociedad. Pero la tecnología, avisó, tiene que ir acompañada de talento porque ese binomio es el que genera la oportunidad de crecimiento, por lo que las empresas tienen que generar un propósito y una pasión para atraer y retener el talento. En este sentido, aseguró que BBVA, que tiene más de 120.000 empleados en todo el mundo, ofrece formación continuada en nuevas tecnologías y en nuevas formas de asesorar al cliente. “Es nuestra verdadera pasión. Y lo declinamos en herramientas que ponemos al servicio de los clientes”, continuó. “La IA es una oportunidad y nuestro objetivo es poner estas oportunidades al alcance de todo el mundo”, añadió, para reflexionar a continuación sobre la humanización de la tecnología. “El sentido crítico, la emotividad, la empatía, el juicio ético, atributos del ser humano, no pueden perderse con la IA”, observó Ballester.
“La IA tiene que ir acompañada de la inteligencia artesanal, del trabajo con las manos, y la cocina tiene mucho de eso”, terció Roca. “No nos conformamos con dar de comer, que también, sino que nos hemos comprometido a generar, proponer y provocar emociones”, prosiguió el propietario de El Celler de Can Roca. Y ese compromiso con las emociones empieza por las personas que trabajan en el restaurante. “Hemos conseguido ser magnéticos al talento y cuidarlo para que siga con nosotros”, expuso Roca, quien explicó que incluso algunos empleados llevan tatuado en su piel el logo del Celler. El restaurante cuenta con una psicóloga especialista en gestión emocional de equipos para cuidar de toda la plantilla. “Hay que proteger a los equipos para que sigan ilusionados, se sientan queridos y escuchados; y así se puede ser exigente”, sentenció. Como ejemplo, puso la decisión tomada hace ya 10 años de contar con doble turno para que los empleados pudieran conciliar, algo que en su momento fue una revolución en la alta restauración. “El doble turno es cuidar de verdad”, aplaudió Rojas Marcos.
La inteligencia artificial debe ir acompañada de la inteligencia artesanal
El inconformismo con el que en 1986 nació El Celler de Can Roca sigue hoy intacto. Fruto de ello es el departamento de I+D, en el que trabajan cuatro personas en una edificación situada frente al restaurante. De La Masia, como se denomina el espacio, ha salido la nueva genialidad de los hermanos Roca. La última de las 30 elaboraciones que sirven en el menú es un bombón de chocolate, elaborado en su propia fábrica, que tiene “una serie de matices en su interior”. Con el bombón, el cliente debe ponerse unas gafas de realidad virtual aumentada con las que, presenciando un ritual en torno al cacao, experimenta unas sensaciones y unas emociones vinculadas al sabor. “Es un viaje, una nueva forma de contar el plato a través de la IA”, comentó el chef.
A juicio de Roca, para afrontar los nuevos desafíos y mantener alto el listón de la innovación, las empresas deben “crecer, diversificarse y ser fuertes económicamente”. El Celler, explicó, ha crecido en Girona y ya cuenta con diez modelos distintos de negocio en la misma ciudad, desde una heladería a una confitería, pasando por un hotel boutique urbano o un espacio para eventos, entre otros.
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