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La construcción sustentable es uno de los ejes edilicios de los Juegos Olímpicos 2024

Infobae.


Desde el 26 de julio hasta el 11 de agosto París, la “Ciudad de la Luz”, albergará a más de 11.000 deportistas y atletas de todo el mundo que participarán en los Juegos Olímpicos 2024.


La Villa Olímpica se ubica en Saint-Denis, una zona de la capital francesa a lo largo del río Sena, y cubrirá una superficie de 40 hectáreas. Este espacio arquitectónico tiene a la madera y a otros biomateriales como ejes fundamentales, junto con el uso exclusivo de energías renovables y la implementación de huertos urbanos en las cubiertas y zonas verdes del complejo deportivo

El objetivo es reducir la huella de carbono y enviar un mensaje global de sostenibilidad y urgente transformación hacia la “economía verde”.


Cada nueva edición de las Olimpíadas permite que las ciudades sede se esfuercen por mostrar al mundo sus avances, innovaciones y tradiciones y en ocasiones, para impulsar proyectos transformadores. Tal fue el caso de la ampliación del sistema de subterráneos en Atenas 2004, la reurbanización de terrenos abandonados en Londres 2012 y la replanificación del paseo marítimo en Barcelona en 1992.


El nuevo centro acuático

Construido por tres estudios franceses -Jacques Rougerie Architecture, Atelier Phileas Architecture y Apma Architecture- el nuevo centro acuático olímpico se ubica en las afueras de París. Desde el exterior, puede apreciarse su ondulado techo con paneles solares que rememora el movimiento danzante del agua. El recinto tiene capacidad para 5.000 personas y ha sido construido principalmente de madera.


El nuevo centro acuático no se construyó cerca de París, sino a cientos de kilómetros de distancia, en un bucólico pueblo con entramado de madera cerca de la frontera con Alemania. La estructura fue prefabricada por la empresa de construcción de madera Mathis, que ha estado preparando madera para edificios en Alsacia desde el año 1809, hace más de dos siglos. Cada pieza del edificio final fue planificada, cortada, pegada y doblada en el patio de Mathis antes de ser enviada a París para su montaje in situ.


La Villa Olímpica

La Villa Olímpica, al norte de la capital francesa, se convertirá en un barrio ecológico donde todos los edificios de ocho pisos están hechos de madera y vidrio y toda la energía se obtendrá de manera sostenible mediante bombas de calor y energías renovables.


También habrá un estadio con capacidad para 8.000 personas en Porte de la Chapelle, compuesto por una fachada de aluminio reciclado en torno a una estructura de madera, destinado a albergar al equipo de baloncesto de París, así como a dos gimnasios públicos.


Los organizadores esperan que este enfoque de construir y reparar pueda proporcionar un trampolín para una transformación verde de la industria de la construcción en Francia, especialmente para reducir las emisiones de carbono en el sector mientras la Unión Europea se esfuerza por reducir las emisiones totales del bloque en un 55% para 2030. Este objetivo incluye la modernización de estructuras existentes, pero sobre todo el uso de más madera en nuevas construcciones, con el sistema Mass Timber jugando un papel crucial.

En general, el 95% de las sedes olímpicas serán instalaciones que ya existían o que se desmantelarán para su reutilización después de los Juegos

Cuando finalicen los Juegos, la Villa se transformará en departamentos, hoteles, oficinas, residencias de estudiantes, escuelas y gimnasios.


¿Por qué usar madera?

La madera es reconocida mundialmente por sus múltiples factores positivos, tanto ambientales como constructivos. Recurso natural, renovable, reutilizable y reciclable, con un elevado valor estético y una calidez única en los materiales de construcción, además de contribuir a la descarbonización y mitigar el cambio climático, es el único material capaz de reducir las emisiones de CO2, con una huella de carbono de 230 kg/ton inferior al acero y al hormigón.


Esto se debe al bajo consumo de energía necesario para su transformación, al escaso desperdicio de material y al efecto sumidero de CO2 que desarrolla en su crecimiento como árbol. Este consumo de madera facilita el cumplimiento del Protocolo de Kyoto.


Diego García Pezzano, responsable del departamento de arquitectura de la Cámara Argentina de la Madera (Cadamda), explicó a Infobae: “La madera es una solución óptima para reducir la huella de carbono. Además, su capacidad para acumular carbono la convierte en una opción superior al acero y el hormigón.”


Prefabricación en Alsacia

El Centro Acuático Olímpico fue prefabricado en Alsacia antes de ser ensamblado en París. Los sistemas prefabricados permiten acelerar los tiempos de ejecución de las obras y superponer trabajos, como fundaciones y otras infraestructuras, con la fabricación en taller de piezas para las estructuras y cerramientos. Además, los trabajos en taller no son afectados por las condiciones climáticas, favoreciendo la productividad.


García Pezzano agregó: “La prefabricación ofrece control de calidad en ambientes controlados y asegura durabilidad. La madera ha demostrado una alta duración y resistencia a lo largo de la historia.”


Técnicas y tratamientos actuales aseguran la durabilidad en el tiempo, mientras que normativas rigurosas controlan la trazabilidad del producto desde la genética de los árboles hasta su clasificación final como elementos estructurales o de revestimiento.


Desafíos y oportunidades en nuestro país

En Argentina, la construcción con madera aún no es tan común como en otros países. Para fomentar su uso en grandes proyectos, se deben superar barreras culturales y normativas.

“Nuestra sociedad aún no confía en la madera, a pesar de ser reconocida internacionalmente como una solución constructiva sostenible,” comentó García Pezzano. Además, se requiere un esfuerzo del sector privado para posicionar la madera como una opción deseable y aspiracional.


La edificación con madera ofrece rapidez y competitividad económica, pero se enfrenta a la comparación injusta con materiales de baja calidad.


Los costos de construcción en madera en Argentina pueden variar, desde USD 800 hasta USD 2.500 por m2, dependiendo de la calidad y prestaciones requeridas. La implementación de estándares y la promoción de sus beneficios ambientales son cruciales para avanzar hacia una construcción más sostenible y ecológica.

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