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La industria y la construcción consolidaron las señales de recuperación de la actividad

Infobae.


El rebote de la actividad económica ya está cada vez más consolidado y los datos oficiales que divulga el INDEC así lo confirman. La industria sigue mostrando caídas interanuales, pero mes a mes se afianza la mejora. En septiembre la suba respecto a agosto fue de 2,8%, tratándose de la tercera mejora consecutiva. Con la construcción pasó algo parecido y subió 2,6%, aunque contra el mismo mes del año anterior el descenso es muy pronunciado, casi 25% abajo por el freno de la obra pública.


La industria presenta una caída acumulada en el año de 12,7%. Sin embargo, el repunte de los últimos meses llevó al nivel de actividad en el sector a los mismos valores que noviembre pasado. Y todo indica que el repunte habría continuado en octubre, a partir de la caída de la inflación y una recuperación lenta del salario real.


El sector industrial que luce más consolidado es el de alimentos y bebidas, que tuvo un incremento de 7% interanual. A su vez, es el que está presentando menos inflación. Según el índice que divulgo ayer la Ciudad de Buenos Aires, el incremento de este rubro fue de solo 1,7%.


La industria ya está produciendo a niveles similares de noviembre del 2023. El sector que lidera la recuperación es el de alimentos y bebidas, que por otra parte es el que muestra menor suba de precios en los últimos meses

“El resultado de junio parece haber indicado un piso para la actividad industrial, y si bien el desempeño observado en los tres meses posteriores muestran indicios de recuperación, no se espera un rebote rápido”, señaló la consultora ACM, que dirige Javier Alvaredo.

“Por lo visto, parece que el piso de junio quedó atrás y se están observando indicios de recuperación, aunque con evoluciones heterogéneas entre los distintos sectores económicos”, agregaron.


En general son cada vez más los sectores que ya están con “semáforo verde”, es decir con importantes subas acumuladas mes contra mes, pero en algunos casos también rebotes interanuales. Esta tendencia ya se volverá mucho más marcada a fin de año, ya que se estará comparando con un momento de fuerte recesión en medio del recambio de Gobierno, el salto devaluatorio y el pico inflacionario de 25,5% que se produjo en diciembre.


Entre los sectores que ya muestran indicadores muy positivos se encuentra la venta de autos cero kilómetro, que ya está casi 30% arriba del año pasado y se acerca a las 45.000 unidades por mes.


La venta de inmuebles también tuvo una suba muy fuerte durante todo el año, dejando atrás varios años de caídas consecutivas. El último dato del Colegio de Escribanos de la ciudad de Buenos Aires, correspondiente a septiembre, resultó el mejor mes de los últimos 75.


En ese sentido, la reaparición del crédito hipotecario en un contexto de menor inflación y estabilidad cambiaria es uno de las grandes novedades de los últimos meses. Y todo indica que la tendencia seguirá al alza en los próximos meses.


En general los préstamos bancarios al sector privado vienen creciendo en los últimos seis meses a tasas de dos dígitos mensuales, superando ampliamente la inflación. Además de facilitar a las empresas la financiación del capital de trabajo, para la gente significa la posibilidad de mejorar su capacidad de compra, por ejemplo a través de las compras en cuotas.


A pesar de esta recuperación, el PBI igual finalizaría el año con una caída de alrededor de 3,5% pero producto sobre todo del fuerte derrumbe de los tres o cuatro primeros meses. Para 2025 la perspectiva es muy diferente. Con la recuperación actual queda un efecto arrastre, lo que lleva a pensar que el año próximo la economía podría repuntar en torno al 5%, en línea con lo que proyecto el Gobierno en el Presupuesto.


Una de las grandes incógnitas para el nivel de actividad es qué piensa hacer el Gobierno con el cepo cambiario. La postura del equipo económico es que mantener algunas restricciones no generaría mayores problemas y no afectaría la recuperación. Sobre todo ante la posibilidad de prolongar la estabilidad cambiaria y evitar correr riesgos de un salto abrupto en la cotización del dólar.

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