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Adm.

La marca familiar en las empresas tucumanas de la construcción

La Gaceta.

Es este el caso del Directorio de Alpre S.A., perteneciente a la familia Álvarez González. La empresa fue fundada en el año 2000 por el ingeniero Manuel Alberto Álvarez luego de una serie de replanteos personales sobre las condiciones en que quería vivir su futuro profesional laboral. “Decidí que yo quería ser mi propio jefe, que iba a trabajar para mí. Así comencé a armar, junto con compañeros de colegio, la empresa”, cuenta Álvarez, ex presidente de la Cámara Tucumana de la Construcción. Al igual que Alpre S.A., son muchas las empresas dirigidas por familias, en las que la dirección de la empresa se transfiere de generación en generación.

Una misma pasión Bajo el ala de abuelos y/o padres, los hijos se incorporan y comienzan a transitar su actividad laboral dentro de las empresas tucumanas y en el seno del propio grupo que los vio crecer. Santiago Álvarez González, hijo de Manuel Alberto, es una clara representación del caso. “Mi viejo viene trabajando durante los 23 años de vida de Alpre, yo me incorporé en la empresa hace 14 años y compartimos las decisiones hace 5”, cuenta el joven contador.

Las nuevas generaciones adquieren protagonismo tomando la posta de actividades cada vez más importantes. “Resalto siempre que (mi padre) ha podido crear una empresa con una estructura tan sólida, con un equipo humano tan capaz, que me ha permitido fallar innumerables veces y que pase desapercibido. Eso resulta un aspecto clave en el traspaso generacional”, explica Santiago. “No compartimos profesión (...). Sin embargo, eso nos complementa y muy bien”, asegura Álvarez González respecto a su experiencia.

Pero Alpre S. A. no es la única que trabaja bajo esa modalidad. Son muchas las firmas que llevan años en el rubro gracias a la transferencia de generación en generación.

En la CTC destacan las familias Andujar, Bollero, Castillo, Giannini, Gutiérrez Falcón, Díaz Fontdevila, Garber, Daniel, Omodeo, Meneghini, Armengol, Virili, Graña y Galindo.

Para que la empresa desarrolle su operatoria habitual y se sostenga en el tiempo, la familia Álvarez González destaca que es imperioso que ambas generaciones compartan el interés, ya sea desde el nivel profesional, técnico o administrativo. Para Manuel Alberto, el trabajo con familiares “es beneficioso porque uno es protagonista y dueño del trabajo que está haciendo”. El empresario asegura que “trabajar para la familia es una obligación y una tranquilidad sabiendo que, si están al frente, van a cuidar los intereses de la empresa mejor que nadie”.

La sinergia en el equipo familiar Consultado por el modo en que las generaciones contribuyen al trabajo en equipo, Santiago Álvarez González hace hincapié en el concepto de complemento en beneficio de la organización e indica que las generaciones anteriores deben estar abiertas a transferir su conocimiento y, las nuevas generaciones, dispuestas a asumir el compromiso de enriquecerse de ese bagaje cultural y laboral. Del mismo modo, las generaciones que se incorporan deben proponer cambios en función de nuevas tendencias y, es propio de las generaciones ya establecidas dar lugar a ese cambio. “Soy un agradecido de lo que mi papá hizo por mí para transmitir lo que sabe: es muy abierto, confía mucho en las personas; hace y deja hacer con criterio propio. Durante más de 10 años me abrió las puertas para acompañarlo en su día a día. (Eso) no puede enseñarse porque es experiencia pura y él, consciente o inconscientemente, supo cómo hacerlo”. declara Santiago Álvarez González.

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