Infobae.
La recesión en la que entró la Argentina durante los últimos meses de la Administración de Alberto Fernández y que se profundizó tras la llegada de Javier Milei a la Casa Rosada preocupa a economistas porque no se ven variables que puedan alterar el rumbo en un plazo razonable. Las dudas de los especialistas giran alrededor de cómo el esquema cambiario y monetario encarece la producción nacional sin mejorar su competitividad estructural, al tiempo que el mercado interno no logra recuperar su capacidad de consumo para sostener la actividad a nivel local.
“Tenés un contexto extraordinariamente recesivo donde las caídas de las ventas que se están viendo son muy agresivas. Hay sectores en los que las caídas son del 45%, 50% o 30%. Consumo masivo 12%”, enumeró la economista Marina Dal Poggetto de EcoGo en declaraciones a Radio Rivadavia.
“En ese contexto lo que estás viendo es un aumento de los costos. Entonces cuando Milei celebra el aumento de los salarios, del 13% contra inflación del 11%, los salarios informales crecen 5,7% Lo que estás viendo es una descomposición de los ingresos informales y una recomposición muy en el margen de los formales. Pero la contracara de esos aumentos con el dólar estable en es un aumento de los costos del otro lado”, dijo la especialista.
“Cuando vos conversás con las empresas, hasta el año pasado no les preocupaban ni la actividad ni los costos, lo que les preocupaba era la nominalidad y cómo se ordenaba, hoy están preocupadas porque no están vendiendo, porque los costos están subiendo y porque con este nivel de tipo de cambio y una productividad sistémica de la Argentina que no mejoró, no hay un cambio que haga que puedan salir a vender afuera, cortar transferencias a provincias y cortar obra pública, te daña la competitividad y los municipios y provincias te aumentan impuestos para recuperar ingresos”, añadió.
“La proyección nuestra de producto mensual nos da 10% de caída en marzo y 3,6% promedio de caída en el primer trimestre. Son niveles de caída similares a la recesión del 2019 y un poco menos de lo que viste en la pandemia cuando cerró todo. Es muy brusca la caída y la pregunta es cuáles son los drivers que te sacan de acá”, concluyó.
La falta de sectores capaces de impulsar la actividad también es una de las preocupaciones de Luis Secco, director de Perspectivas Económicas. “Me parece que en general en una economía tan consumo dependiente como la argentina —dos tercios de la demanda agregada es consumo privado y el resto se reparte en exportaciones, consumo público e inversión—, es muy difícil que se dibuje una V corta sin que repunte eso. Veo más bien una U amplia”, dijo en conversación con Infobae.
“¿Qué puede mover al consumo? El poder adquisitivo de los ingresos. Bajar la inflación, obviamente, es muy importante pero no te garantiza necesariamente que el poder adquisitivo mejore. ¿A partir de cuándo podemos ver una mejora en los ingresos? Por ahora no la vemos. Las paritarias ayudan, pero para la mayoría de los argentinos viene demorado. En empleo público, jubilados, pensionados, la pérdida es muy fuerte pero quizás en el margen podría recuperar algo de lo perdido. Por otro lado todavía no llegó por completo el aumento tarifario y eso genera la expectativa de una nueva caída en el poder adquisitivo. El Gobierno está muy obsesionado con mostrar una baja de la inflación ya y pasan cosas como las de prepagas que afectan al ingreso disponible, entonces no tenés ese motor”, comentó.
“Y después tenés el cepo, que es una traba para la actividad. Porque es más difícil invertir, es más difícil consumir, porque vos no te soltás a desahorrar cuando persiste un riesgo de una corrida que el Gobierno admite y por eso no levanta el cepo. Espero reactivación, pero no notoria en las zonas urbanas muy dependientes del empleo y las manufacturas, va a estar más bien concentrada en petróleo, minería, agro y pesca”, concluyó.
Ese debate alrededor de cuáles son las variables económicas que pueden mejorar y, con ellas, impulsar la actividad tiene también algunas miradas optimistas. Por ejemplo, Fausto Spotorno de OJF señala que hay combustible para un rebote. Pero ese rebote no va a ser en “V” corta, sino más bien una “U” con varios meses de estancamiento.
Precisamente, OJF acaba de publicar su Índice General de Actividad de marzo que arrojó una sorpresiva contracción del 9,7% interanual. Aunque un factor inesperado, el impacto de la plaga de chicharrita en la producción de maíz, parece haber sido determinante. Abril, quizás mayo, también pueden mostrar caídas seguidas de varios meses de estancamiento, considera el economista. Y a partir de ahí es necesario que empiecen a jugar los factores que empujen a un rebote.
“Hay dos drivers que tienen que aparecer en algún momento. Uno es el crédito, claramente el sistema financiero va a tener que dejar de prestar al BCRA y prestar al sector privado. Pasan dos cosas en el sector privado, después de dos años de desahorro sigue un año de ahorro —en el sentido de dejar de gastar, no de acumular. La aparición del crédito hipotecario es más bien esto. Está empezando. Y va a ser rápido”, agregó.
“Segundo factor de expansión que todavía no aparece va a ser la salida del cepo. Cuando vos ves los precios relativos de la economía estamos viendo precios baratos para bienes inelásticos —gas, electricidad, etc.— y caro para los elásticos, que son los que mueven el amperímetro —indumentaria, calzados, electrónicos, por ejemplo. Abrir el cepo va a hacer que el precio baje para que puedas volver a consumir esos productos”, dijo Spotorno a este medio.
“Primero te bajan los precios de los bienes de consumo y después los costos de los insumos importados para producir. Con ello te aumenta la oferta de bienes, reactiva al sector comercial, reactiva al sector industrial. Salir del cepo, además, también puede reactivar la obra pública, por la vía del regreso del financiamiento para ese tipo de inversiones. Pero eso no es rápido”, dijo.
Claro que, en línea con las preocupaciones de Dal Poggetto, Spotorno señala un límite que no va a ser superado de inmediato y que tiene que ver con los problemas estructurales de competitividad que sufre la economía argentina.
“En algún momento vas a tener una corrección cambiaria como resultado de tu ineficiencia estructural. Porque los baches en las rutas, los líos sindicales, las ineficiencias locales no se solucionan en un año. Habiendo saneado la moneda, habiendo salido del cepo, es el tipo de cambio el que va a ajustar esa ineficiencia”, comentó.
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