Fuente: La Gaceta.
Como descendiente de un argentino y de una peruana, la abogada Jennifer Snyder lamenta que su trabajo consista en asesorar a los latinoamericanos que invierten en los Estados Unidos para huir de los peligros que amenazan a sus patrimonios, pero advierte una demanda creciente para esta clase de servicios jurídicos, no importa las restricciones que intenten los países perjudicados por la salida del capital. “Las turbulencias en América Latina atraen cada vez más inversión hacia aquí”, dice en una entrevista remota desde Aventura, el punto del Estado de Florida donde tiene sede su estudio, Snyder International Law Group PA. El diálogo se produjo antes de que colapsara el Silicon Valley Bank.
La profesional disertará hoy en el encuentro interno de una compañía local, Metrocúbico. Allí se referirá a las implicancias del acuerdo de intercambio de información fiscal entre la Argentina y los EE.UU. que impulsó el ministro de Economía de la Nación, Sergio Massa.
“Siempre digo que es una lástima que los Estados Unidos se beneficien de los problemas de América Latina. Me gustaría que fuera al revés, que haya una región fuerte y que aquí se invierta, en todo el caso, el exceso de riqueza que se genera. Tenemos que ir hacia allí, aunque se vea como un objetivo muy difícil”, expresa la letrada en un castellano con rasgos porteños. La conversación con LA GACETA tuvo lugar la semana pasada, antes de que trascendieran las corridas cambiarias en el Estado de California que generaron el cierre de dos bancos e inquietud por una crisis financiera con consecuencias internacionales.
- ¿Cómo llegó al trabajo de asesorar a los extranjeros que quieren hacer negocios en los Estados Unidos?
- Fue un largo trajín. Me parece que llevo ya casi 24 años en este tema. En 2002, cuando pasó “el corralito” en la Argentina (la confiscación y pesificación forzosa de los depósitos en dólares), comenzaron a llegar desarrolladores inmobiliarios de ese país. Mi especialidad es la representación de gente que construye, o que compra tierra y hace condominios, casas, etcétera. En aquellos momentos había una enorme incertidumbre política y económica en la Argentina: muchos de estos empresarios se establecieron en Miami (Florida) y yo empecé a representarlos. Antes de eso trabajaba con compañías multinacionales más enfocada en asuntos corporativos. Por eso mi área de trabajo son las corporaciones y los bienes raíces. Veía que el extranjero necesitaba poder armar estructuras porque hay que tener mucho cuidado con cómo se invierte en los Estados Unidos.
- ¿Por qué?
- Por el tema impositivo, que tiene un gran impacto. Es más complicado para los extranjeros que para los residentes porque las legislaciones son diferentes. Represento a argentinos, pero también trabajo con clientes de Colombia, Brasil, México y Chile que vienen a los Estados Unidos a buscar inversiones con mayor seguridad jurídica y renta asegurada.
- Da la impresión de que lo difícil no es invertir en los Estados Unidos, sino lidiar con los efectos de esa decisión.
- Correcto. Es fundamental asesorarse bien y entrar con un “research” legal e impositivo (una investigación) adecuado a los objetivos. Cada estructura es diferente. Me pasa bastante que la gente quiere hacer lo mismo que “un amigo que compró un departamento en Miami”, pero hay que ver cuál es la meta individual, si es lograr “dinero rápido”, y entrar y salir, o legar el inmueble a la familia. El negocio en sí no es complejo, sino que hay que tomarse un poco de tiempo, y sentarse con los profesionales adecuados de las áreas jurídica y contable.
- ¿Qué tiene que saber desde el punto de vista tributario el inversor argentino que baraja comprar un inmueble en, por ejemplo, Florida?
- Desde ya nunca se debe comprar con el nombre personal porque hay muchas leyes que un extranjero ha de cumplir cuando vende la propiedad. Además de que, en general, aquí ni los residentes tienen cosas registradas a su nombre, salvo, quizá, la vivienda familiar, porque la idea es proteger los bienes, y limitar la responsabilidad y el riesgo. Entonces, se arma una compañía alrededor del inmueble, el tema a resolver es de qué tipo. Y, luego, en los Estados Unidos se tributa por cualquier ganancia que se obtenga. Es importante tener esas cuestiones en mente.
- Es decir, allá no hay margen para lo que aquí se denomina “informalidad”.
- No, no existe. A ese concepto lo aprendí hablando con argentinos. La tributación aquí es ineludible.
- ¿Y cuánto presiona la función recaudadora del Estado sobre los contribuyentes?
- Siempre armamos las estructuras más beneficiosas y en este país pelean mucho contra los impuestos. Cuando (Donald) Trump estuvo en el poder, bajó el impuesto corporativo al 21%, sin importar el monto de las ganancias. Es uno de los porcentajes más bajos del mundo. Luego, hay numerosas reglas que aplican los Estados Unidos para favorecer a quienes invierten en su territorio. Hay una promoción permanente de la inversión. Estados Unidos quiere captar el dinero de los extranjeros y va a hacer todo lo posible porque beneficia al país, y el Gobierno lo tiene clarísimo. Ciertas reglas aplicables al sector quedaron antiguas y causan algunos problemas, siempre digo que porque los extranjeros no tienen un lobby en Washington, pero existen otros mecanismos regulares y completamente lícitos que se pueden usar para abordar la cuestión impositiva.
- ¿Cómo se lidia con las restricciones que imponen los países de residencia de los inversores para sacar los dólares?
- Esto no es exclusivo de la Argentina. Imagino que ningún país quiere que sus ciudadanos inviertan afuera. La razón por lo que se invierte en los Estados Unidos es porque se demuestra que hay seguridad jurídica y estabilidad económica, y un enfoque consistente en el capitalismo. Y eso es lo que la gente busca y lo que le gusta. Aquí, en Florida, se puede abrir una compañía en entre dos y siete días.
- ¿Considera que en la última década se acentuó el interés de los latinoamericanos por invertir en los Estados Unidos?
- Sí. Hay más interés. El incremento de las turbulencias hace que en América Latina se busque un lugar más estable para resguardar el dinero. A veces es sólo preservar el capital logrado tras toda una vida de trabajo de un cambio de gobernantes. Definitiva y desafortunadamente estamos viviendo eso ahora, y esto beneficia siempre a Florida. Lo vi en una situación especial en 2007, con la crisis de las hipotecas que hubo aquí. En esa época de remates masivos en los Estados Unidos, los argentinos y brasileños aprovecharon para comprar inmuebles. ¿Cuál era el cálculo que hacían? Que por U$S 200.000 podían adquirir un bien en sus países de iguales o inferiores características a otro que se ofrecía en Downtown Miami, y que les convenía toda la vida inclinarse por el de los Estados Unidos. El latinoamericano entiende la crisis y se da cuenta con rapidez cuáles son las ventajas de la coyuntura.
- ¿Cómo describiría el perfil del inversor argentino?
- Históricamente se ha mantenido por Miami y Fort Lauderdale, pero, en los últimos años, se advierte la tendencia de explorar otros territorios del Norte y del Oeste con buenas oportunidades, como Orlando. A veces ni saben dónde quedan los lugares, pero ven el negocio. Lo típico es el que invierte en un departamento con la idea de obtener una renta chica y de que, con el tiempo, suba el precio de venta de la propiedad. Después está el inversor con mayor sofisticación que llega con más dinero para buscar una renta agresiva y apuesta por un proyecto de tipo comercial. Diría que la Argentina aporta mayor cantidad de inversores chicos y Brasil, menos, pero con capitales más grandes.
- Los argentinos suelen fantasear con que podrán alquilar temporariamente y usar su departamento en Miami. ¿Esto es posible?
- Totalmente. El alquiler por temporada o por Airbnb es un modelo fabuloso, y sí funciona aquí porque Miami tiene un turismo creciente. Y esto va a aumentar todavía más en los próximos años de la mano del fútbol porque vienen a los Estados Unidos la Copa América 2024 y el Mundial 2026.
- También se cree que el acceso a una propiedad facilita el acceso a la residencia estadounidense…
- Sí diría que esto es una fantasía. Ser propietario no habilita para lograr otro tipo de visado. Lo que el Gobierno quiere es la generación de empleo. Pero con el estatus de turista sí se puede solicitar una hipoteca, siempre y cuando se cumplan los requisitos de ingresos y de garantía porque, al final del día, el préstamo está resguardado en el bien que se adquiere. Mis clientes extranjeros lo hacen permanentemente, sin importar el monto de la inversión. Esta es la norma financiera en los Estados Unidos: a mí en la Argentina me impacta la situación opuesta de que haya edificios completos comprados sin crédito.
- El ministro Massa cerró un acuerdo de cooperación informativa fiscal con el Gobierno estadounidense para identificar a los ciudadanos que se llevaron el dinero para allá. ¿Considera que esto desalentará las inversiones?
- Es difícil saber el propósito de este acuerdo firmado entre ambos países. La letra del entendimiento circunscribe la información no a lo que hace un argentino en los Estados Unidos, sino al movimiento de su cuenta bancaria. Todavía es incierto cuándo entrarán en vigencia estos reportes automáticos porque la Argentina debe cumplir aún varios requerimientos. Pero, en principio, no se podrá ver de dónde vino el dinero ni cuánto dinero hay en la cuenta. Por supuesto que hay que ver qué sucede en la práctica, pero el documento no habla de saldos, por ejemplo, sino sólo de movimientos en los Estados Unidos, por lo que tampoco se podrían informar las transacciones de otros países. Además, parecería que no implicará a entidades ni a compañías, sino sólo a personas. En sí mismo el acuerdo de cooperación no luce como un instrumento disuasivo para las inversiones de argentinos en los Estados Unidos y me parece que hay muchas alternativas para no estar sujeto a él.
Comments