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La importancia de los equipos, la falta de valoración que le otorgan las empresas a la logística y las dificultades propias de las diferencias generacionales son algunos de los temas abordados por Daniel en esta entrevista brindada a Movant Connection.
¿Cómo ves el escenario argentino para el sector logístico?
El cambio de gobierno generó muchas complicaciones a nivel importaciones, marcó un antes y un después. Antes trabajábamos con las SIRA, donde teníamos que traer grandes volúmenes para abastecernos por varios meses, porque no sabíamos cuándo se liberaban los productos. Esto para nosotros era una crisis sumamente grande, porque traíamos parte de alimentos que tenían vencimiento. Perdimos mucho con esto. Y nuestra presencia, si bien nunca se vio afectada a nivel marca, sí nos vimos afectados a nivel producto o variedad de producto.
Hoy, con el cambio de gobierno y de las SIRA al nuevo régimen, nos han liberado muchísimas presiones. Porque hoy sabemos que si en 30 días no se aprueba, se libera automáticamente por sistema. Ver el cambio te da un poco de luz en el camino, porque sabés que ahora podés enfrentar otro tipo de decisiones.
Sin embargo, enfrentamos otros problemas. Ahora el problema es cómo hacemos para que esta cartera sea deseable para un bolsillo que generalmente no lo soporta. Porque, a pesar de que la inflación está cayendo, hoy nos enfrentamos a una situación en la que el poder adquisitivo de muchas familias cayó. Hoy un grupo familiar tipo quizás no va tanto a un restaurante de comida rápida y evalúa más la posibilidad de comer en casa. En ese marco, nosotros tenemos que tener una buena planificación al momento de comprar insumos, para poder no quedarnos con stocks obsoletos o inmovilizados.
¿Se valora adecuadamente la tarea logística?
La logística es el trabajo de las sombras. Es el departamento señalado por ser el que gasta el dinero, el que hace el daño, el genera gastos. En ese marco, es un rubro que no se valora, porque todos tienen su oportunidad para lucirse: el departamento de compras es reconocido cuando hace una compra genial y logra reducir costos; el de planificación cuando hizo una gestión de abastecimiento exitosa, etcétera. En cambio, nosotros siempre somos los que decimos que no. Sin embargo, es gratificante ver cuando un producto que pasó por todas estas circunstancias está en una góndola y vos lo estás comprando. Porque sabés que vos cuidaste el costo, la inversión y fuiste partícipe de eso.
Eso es algo que busco transmitir a mis equipos, intento que todos se sientan parte de lo que están haciendo y entiendan el negocio para poder llegar a los objetivos planteados.
Mi función es que todos los integrantes de mi equipo conozcan a sus clientes, que vean las complejidades reales que tienen y darles soluciones. Porque la logística no solamente tiene que estar centrada en cargar una caja arriba de un camión y distribuirla. Logística es mucho más que eso, administramos tiempo, recursos, dinero, todo para que el consumidor final pueda estar satisfecho con lo que va a consumir.
¿Considerás que las empresas deberían invertir más en logística?
Hay que dejar de ver a la logística como una pérdida de dinero e invertir más en recursos, capacitaciones y herramientas que necesitamos. Hay muchas compañías que no invierten en logística pero piden resultados, piden ahorro en determinados sectores. Pero eso es difícil de llevar a cabo sin las mediciones necesarias sobre, por ejemplo, el seguimiento del camión, el consumo de combustible, el desgaste del camión y su mantenimiento preventivo, predictivo y correctivo. Son inversiones que las empresas tienen que empezar a hacer porque es ahí donde está el ahorro.
Muchas veces las organizaciones creen que el ahorro se consigue yendo menos veces al punto de venta pero no es así, tenemos que ver la forma de ahorrar de una manera diferente. Por ejemplo, invertir en más mobiliario o más depósitos en los puntos de venta, para no sólo optimizar la cantidad de días sino también los depósitos en los que estoy trabajando.
Daniel Pared señala que es importante tener las mediciones necesarias para poder conseguir resultados en términos logísticos.
El ahorro lo tenés que ver más allá. Mi equipo entiende eso y habla con los clientes y entiende cuáles son las problemáticas y las posibilidades que tenemos. Ahí es donde empezamos a salir un poco a la luz para decir que vale la pena pensar nuevas posibilidades. Nuestra tarea es entender qué es lo que quiere nuestro cliente y hacerlo realidad, nosotros somos los creadores de realidad dentro de nuestro negocio.
¿Cómo lograste que todos los integrantes de tu equipo tengan el grado de involucramiento que describiste?
Hace 6 años me dedico a la formación de equipos. Esto no se hace obligando a nadie sino, en primera instancia, creyendo uno mismo en lo que va a hacer. El primero que tiene que entender cómo es el negocio es uno mismo, entender qué posibilidades hay.
Cuando empecé a trabajar con este equipo, me enfrenté con muchos “no, ya lo probamos, esto ya se hizo, ya se intentó”. Entonces, lo primero que les dije es que está prohibido el no. Existe la palabra pensemos, existe la palabra hagamos y la palabra tiempo. Es decir, pensemos cuál es la nueva realidad que queremos para nuestro sector y, si ya lo hicimos, hagámoslo de vuelta de una manera diferente.
Otra cosa que rápidamente hice fue sentarme con ellos, charlar y conocerlos, saber cómo piensan, cómo actúan, cuáles son sus debilidades y sus miedos. A partir de ahí, busqué transmitirle confianza a mi equipo.
Para eso, utilicé una herramienta que me gusta mucho que consiste en poner una idea sobre la mesa y dejar que ellos la desarrollen. Así, ellos forman su propio esquema de trabajo y lo llevan a cabo. En el medio puede haber errores, en esos casos venimos a mi oficina y vemos cómo los podemos corregir. De esa manera, ellos se hacen dueños de esa actividad, de ese proyecto.
¿Cómo analizás y trabajás con las diferencias generacionales que pueden existir en un equipo de trabajo?
Vengo de una compañía donde era habitual ver a los típicos directivos de traje y corbata. Hoy hay un cambio cultural: chicos de nuevas generaciones con otra forma de vestir, de dirigirse a los demás, más presencia del teléfono en el trabajo, más reuniones virtuales.
Hay mucha gente acostumbrada a las formas anteriores que todavía no logran adaptarse. Ese fue uno de mis principales miedos. Mi primera pregunta para salir de eso fue preguntarme a mí mismo si quería quedarme obsoleto o prefería reinventarme. Decidí reinventarme.
Yo al ser quien los capacita, no puedo no estar al tanto de las herramientas que utilizan los trabajadores más jóvenes. Entender eso me dio un nuevo impulso, me hizo entender que mi principal función es aprender de las nuevas generaciones y adaptarme a ellas.
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