El Cronista.
El contexto macro y la incertidumbre fueron determinantes para que grandes sectores de la economía tuvieran un 2023 casi para el olvido. En los primeros nueve meses del año, el estimador mensual de la actividad económica (EMAE), medido por el Indec relevó una caída generalizada con una mayoría de rubros con caídas de entre 1 y 2 por ciento. Y, en medio de estos datos desalentadores, sobresale uno: el campo.
"El agro es un sector de alto impacto. No es solo la cosecha y la exportación de granos, sino que arrastra a otros sectores como maquinaria industrial y alimentos. Este último tampoco tuvo índices alentadores en 2023", aporta Alejandro Cagliolo, analista senior de First Capital Group.
El agro cayó en los primeros 9 meses un 26 por ciento con respecto a 2022, de acuerdo a los datos del EMAE elaborado por el Indec. Esta caída dejó al sector en un punto incluso más bajo que en 2018, que fue el año de la sequía anterior.
El efecto La Niña, que se mantuvo activo hasta marzo pasado y tuvo una duración extraordinaria de tres años, hizo que la producción de granos cayera más de un 30 por ciento.
"Esta reducción tiene un impacto negativo en el comercio interior, los transportes y las exportaciones de granos y subproductos. Además se prevé una importación récord de granos de soja como materia prima para mantener la actividad industrial del sector oleaginoso", señala la consultora Deloitte en el informe Tendencias de industria argentina.
El documento detalla que, además de la sequía, el sector se enfrenta a un importante desafío debido al aumento en los precios de los fletes y las tasas de interés.
Sin obra
Otro sector que tuvo un mal año fue la construcción, que mostró caídas a lo largo de todos los meses de 2023. "Aunque el empleo creció en los primeros nueves meses del año con respecto al mismo período de 2022. Pero si vemos en detalle, podemos observar que lo que más se movió fue la obra pública y eso se refleja en el crecimiento de materiales como el asfalto. La obra privada, en cambio, tuvo menos dinamismo", aporta José Segura, economista jefe de PwC Argentina.
El precio del metro cuadrado se hace cada vez más caro en relación con el poder adquisitivo y quienes tienen capacidad de ahorro están cada vez más lejos de la posibilidad de construir. El problema, agrega Miguel Arrigoni, presidente de First Capital Group, es que no hay acceso al crédito y eso hace que cualquier proyecto se haga más lento. En otros países, se llega a financiar el 80 por ciento del costo, algo impensado en la Argentina.
"Los bancos llegaron a tener US$ 30.000 millones de depósitos, pero no los prestaban. Y eso hace que el mercado se vuelva mucho más difícil. El país podía sumar fácilmente 10 puntos de crecimiento del producto bruto interno si se armara un esquema de financiamiento para sector de real estate, que en la Argentina hoy representa el 5 por ciento del PBI contra el 17 por ciento en los Estados Unidos", explica.
Ganarle a la inflación
Afectado por la caída del salario y la inflación, el consumo no muestra crecimiento en valores reales, dice Cagliolo. En economías de alta inflación es normal ver que las personas se deshacen de los pesos a la mayor velocidad posible y ese comportamiento puede generar un incremento en los niveles de consumo. Sin embargo, con salarios que están perdiendo frente al aumento de precios, se dificulta lograr un incremento real.
"Los consumidores están cambiando sus decisiones de compra movidos por la caída de los salarios. Además, a raíz de la sequía y a las restricciones a las importaciones empezó a verse faltante de algunos productos. Eso se refleja en que los supermercados y las tiendas minoristas no tienen la dinámica que deberían", indica el analista.
Durante el primer semestre, aporta Natacha Izquierdo, responsable de Inteligencia Sectorial de Abeceb, hubo más movimiento en el consumo de bienes durables y semidurables, como estrategia de cobertura frente a la inflación.
"Incluso se llegó a verse demanda insatisfecha en algunos productos como los de línea blanca. También en el mercado automotor, donde lo que se ofrecía se vendía. El auto como un refugio de valor se convirtió en una oportunidad para las terminales locales. Frente al freno a las importaciones, ganaron share las unidades producidas en el país, que pasaron a ocupar el 65 por ciento del mercado frente al 40 por ciento histórico. Sin embargo, en la segunda mitad del año esta dinámica se desinfló", concluye Izquierdo.
Comments