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Materiales para la construcción: una cadena nacida en Chaco quiere expandirse en Buenos Aires

Clarín.


Hay en el país firmas que nacieron y crecieron sin pisar Buenos Aires. Hay empresas emblemáticas, como los supermercados de La Anónima o el cordobés Grupo Dinosaurio. Y hasta ahora también era el caso de la empresa de materiales para la construcción Familia Bercomat, nacida en Chaco hace casi 70 años, que va por la cuarta generación de accionistas.


Pero ahora decidieron poner la mira en Buenos Aires. Acaban de inaugurar un mega local de 12.000 metros cuadrados y $ 800 millones de inversión en Don Torcuato -también en la zona donde se concentran estos locales- con un punto de venta que no solo ofrece la parte de terminación de una casa (revestimientos, sanitarios, grifería) como tienen en Floresta, sino que agregaron desde perfilería y chapa hasta hierros, ladrillos y todo lo que se necesita para construir, incluido el financiamiento propio.


La diferencia con las cadenas más conocidas entre los porteños es que trabajan con vendedores, no es un supermercado, tipo Easy. Los clientes son consumidores finales, pero también revendedores, corralones, empresas constructoras, arquitectos o techistas.


El plan es abrir 5 sucursales este año en el segundo y tercero cordón de la provincia de Buenos Aires. Por ahora, por la complejidad logística, en Capital solo se manejarán con el de Floresta.

Gabriel Vainstein, CEO de la cadena de materiales para la construcción Familia Bercomat.


La cadena llega a Buenos Aires en medio de un contexto particular: “Durante toda la época de elecciones, tuvimos una anticipación de compra muy grande por parte de los clientes, para proteger los pesos y la dificultad de acceder a dólares”, cuenta Gabriel Vainstein, CEO de Familia Bercomat.

Las ventas se frenaron después de la devaluación. “Milei anticipó que iba a haber un parate, y pasó. Bajó el tráfico de gente y hubo aumentos muy grandes”, cuenta.


Los productos metalúrgicos y los atados a los costos de importación fue lo que más aumentó, un 100%. En el resto de los proveedores, el promedio de suba fue de 30%, con industrias nacionales que solo remarcaron 10 y 15%.


“La mayoría de nuestros proveedores más grandes no hicieron aumentos especulativos, por ahí sí los más chicos, por la incertidumbre y el temor a la reposición”.


Esperar y ver

“Ahora la gente está esperando a ver qué pasa. Dicen 'veo si se acomoda todo y, cuando tengo necesidad, salgo a comprar algo puntual'. El cliente que tenía dudas sobre hacer una obra antes de la devaluación, fue y compró. El que hoy tiene dudas, no compra”, explica el directivo y estima que el 40% que subieron las ventas antes del cambio de gobierno es el mismo porcentaje que están bajando.

Toda la cadena del sector está sobre stockeada, incluidos ellos mismos y sus clientes. “Tenemos 60% días de stock por la caída de ventas”.


Vainstein dice que es muy difícil proyectar qué pasará en enero y febrero. “Son meses bajos de ventas, pero calculamos que serán más bajos que de costumbre”, opina el CEO de un grupo que emplea a 1.000 personas y factura US$ 100 millones al año.

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