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Luego de su sorpresiva victoria en las PASO, el “enigma Milei” crecerá exponencialmente ante la mirada de los inversores. Ahora, su plan económico y sus ideas para la Argentina serán analizadas con mucha más profundidad, más allá de las frases de campaña. Con el libertario se da una gran paradoja: tiene un discurso profundamente seductor para los mercados, que sin embargo parecen darle la espalda.
El primer lugar alcanzado ayer puede tranquilamente encuadrarse dentro de la categoría de “cisne negro”, una definición del economista Nassim Taleb, que le dio ese nombre a un fenómeno inesperado por quienes toman decisiones. Efectivamente, la victoria de la Libertad Avanza no estaba en ninguna encuesta ni cálculo electoral previo, lo que de por sí genera más incertidumbre. El consenso era una victoria de Juntos por el Cambio en las PASO y Milei, cómodo en un tercer lugar. No sucedió.
Para los inversores Milei representa un gran signo de interrogación. No solo por su estilo, sino además por las dificultades que enfrentaría si eventualmente llegara a ser electo presidente
En buena medida, el plan económico presentado por Milei representa lo que los inversores hace años le reclaman a la Argentina. Achicamiento del tamaño del Estado en todos sus niveles, recorte sustancial del gasto público, equilibrio fiscal, baja de impuestos y emisión monetaria cero, por solo mencionar algunos de los principales elementos.
Claro que dentro de ese esquema aparece la que es quizás su enunciado más polémico, que es avanzar en una dolarización, algo que rechazan no solo desde el kirchnerismo, sino también los referentes de Juntos por el Cambio. Dentro de ese esquema aparecen las posturas más “ultra” del candidato, como “dinamitar el Banco Central”.
El dólar “cripto” llegó a tocar los $ 700 aunque luego retrocedía hasta la zona de $ 685, en un adelanto de lo que podría suceder en la apertura de hoy con el mercado cambiario, tras un cierre del dólar libre el viernes a $ 605.
En un mundo que busca certezas, la poca diferencia que se sacaron las tres principales coaliciones en la PASO provoca inestabilidad. En Wall Street además desconfïan sobre la capacidad de Milei por llevar adelante el plan de Gobierno que propone, con fuerte baja del gasto, cero emisión y al final una polarización total
¿Qué hay detrás de esta reacción en principio muy negativa de los mercados? Una de las lecturas posibles es que el resultado de las PASO estuvo lejos de lo pronosticado, pero que además abre una fuerte incertidumbre de cara a las elecciones presidenciales. En este caso, lo mejor es buscar cobertura y el dólar es siempre la opción a mano.
Pero además de la sorpresa, para los inversores Milei representa un gran signo de interrogación. No solo por su estilo, sino además por las dificultades que enfrentaría si eventualmente llegara a ser electo presidente. Con escasa presencia legislativa y nula experiencia de gestión, las dudas que desata un país gobernado por el candidato libertario parecen justificadas. Él asegura que avanzará de todas maneras.
Milei reconoce públicamente que en Wall Street lo miran con desconfianza, pero tiene una explicación para ese comportamiento: “En realidad, los banqueros se guían por las cosas que le cuentan los analistas políticos de la Argentina, que están pagados por la casta y todos sabemos quiénes son”. Y va más allá en la crítica: “Si creen que una victoria mía es negativa para la Argentina, cuando soy el que tiene el discurso más promercado, entonces nos merecemos ser la villa miseria más grande del mundo”.
Posiblemente Milei se vea obligado en estos 70 días hasta las elecciones presidenciales a dar más precisiones sobre algunas afirmaciones que realizó en esta etapa de la campaña. Por ejemplo, cuando aseguró que ya había conseguido USD 35.000 millones para avanzar con la dolarización total de la economía argentina.
Tras el festejo por su victoria en la PASO, ahora al libertario le queda el duro desafío de mantenerse y llegar al ballotage sin perder la esencia que lo llevó a ser la gran sorpresa en la elección. Por lo visto en su primer discurso tras el resultado, no está dispuesto a moverse ni un milímetro de ese lugar de “outsider” de la política que lo llevó mucho más lejos de lo vaticinado.
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