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ODS: la mirada de las empresas

Ámbito Financiero.


El 96% de los CEO de las principales empresas del mundo dicen estar comprometidos con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), pero sólo el 49% confía en que las metas de la Agenda 2030 sean alcanzables. Ese duro diagnóstico se desprende del informe Global Private Sector Stocktake sobre el rol de las empresas en la sustentabilidad.


El estudio desarrollado por el Pacto Global y Accenture insiste en que para lograr la agenda que instauró Naciones Unidas en 2015 se necesita una acción empresarial colaborativa y creíble respaldada por los responsables de la formulación de políticas públicas.

“La inversión y la innovación del sector privado son esenciales para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, define Sanda Ojiambo, directora ejecutiva del Pacto Mundial de las Naciones Unidas. “Si bien no se trata de un enfoque único para todos, las empresas deben centrar sus acciones en lugares donde puedan tener un impacto enorme en las personas, el planeta y sus negocios”, completa.


El estudio encuestó a más de 2.800 líderes empresariales de 137 países y muestra que el sector privado es una parte interesada fundamental en el logro de los ODS. Actualmente, sólo el 15% de las metas están encaminadas, el progreso en el 48% es débil e insuficiente, y el progreso se ha estancado o ha retrocedido en el 37% de las metas.


NÚMEROS QUE HABLAN

La encuesta que se presentó en el marco de la Asamblea General de la ONU de septiembre lanza números interesantes para analizar.


Hace un año el 92% de los directores ejecutivos creía que el mundo alcanzaría los ODS para 2030. Cuando se les hizo la misma pregunta un año después, el 49% dijo que creía lo mismo.

Los desafíos empresariales actuales como la inflación, la inestabilidad geopolítica por la guerra y el control de la cadena de suministro están desviando la atención y creando barreras al progreso, detecta el análisis.


A esto se suman limitaciones estructurales, como mediciones poco claras y restricciones de datos, resaltan los líderes como un reclamo.


Pese a ello, el análisis de los datos sobre el impacto de los ODS revela que la mayor contribución del sector privado a las metas a nivel global fue la creación de oportunidades de empleo y el avance del crecimiento económico. Sin embargo, este crecimiento tiene un costo: el medioambiental. Los factores ambientales negativos también están impulsando aún más la perturbación social en materia de pobreza, hambre, atención médica y paz global.


En esa línea, el 91% de los líderes empresariales dicen que su empresa tiene un compromiso público con al menos un ODS, el 79% identificó un caso de negocio para promover al menos uno y 78% cambió una oferta de producto o servicio para alinearse con un objetivo.


SECTOR PRIVADO

Al unísono los especialistas consultados por Ámbito recalan que el sector privado tiene un rol fundamental en la contribución a la Agenda 2030. “Pueden marcar la diferencia, poniendo la capacidad y la fuerza del mercado para transformar la economía y acercarla a más personas.


Generando un cambio para hacer negocios más sostenibles, en equilibrio entre el riesgo, la rentabilidad y el impacto en los ODS”, explica Flavio Fuertes, director ejecutivo de la Red Argentina de Pacto Global.

“El papel de las empresas y de los sectores productivos resulta fundamental, puesto que el sector privado es quien debe desplegar su potencial para producir bienes y servicios necesarios para una demanda de más de 9.000 millones de personas que empujan y presionan diferentes sistemas, como el alimentario y el energético”, grafica por su parte Paula Abalde, coordinadora de Programa Conectando Empresas con ODS/CEADS.


En tanto, Gaetano Salierno, Strategy Managing Director de Accenture Argentina define al sector privado como el “stakeholder clave en la adopción de medidas para alcanzar la Agenda 2030” y recuerda que está teniendo un impacto mixto en los ODS en general. Los analistas además destacan dos puntos importantes sobre el rol del empresariado. Por un lado, recalcan que es fundamental que haya políticas públicas constantes y coherentes. “Las acciones de las empresas nunca serán suficientes ya que precisan de la articulación virtuosa entre la esfera pública y la privada”, advierte Abalde.


Por otro, Fuertes analiza que las empresas han evolucionado en su concepto de responsabilidad social, asumiendo en la actualidad su rol protagónico en el desarrollo sostenible global. Y más allá de ser necesarias creadores de empleo son también un actor clave en la vida democrática, “con un alto nivel de incidencia en la gobernabilidad del país, en la generación de consensos y en la búsqueda de un destino común”, completa.


ESCOLLOS LOCALES

Los analistas coinciden que lo que refleja el informe de la ONU se replica a nivel local. En abril, el capítulo argentino del Pacto Global publicó un informe llamado Contribuciones empresa riales a los ODS en tiempos de pandemia que revela: el interés y compromiso del sector privado por la Agenda 2030 es sólido y sigue confiando en los ODS como visión de futuro, sin embargo, no los abordan con la velocidad y la profundidad que esta agenda requiere. “Es importante que las empresas puedan analizar todos los impactos relevantes que tiene su actividad productiva y cómo poder contribuir a los ODS desde el corazón del negocio...”, recomienda Fuertes.


El informe de Accenture indica que los empresarios reclaman una orientación clara sobre dónde concentrar sus esfuerzos y criterios de medición y métodos de cálculo para que no solo puedan informar adecuadamente el progreso, sino también tomar decisiones informadas basadas en estos conocimientos.

“El 84% de los CEO afirma que la incertidumbre en torno de la medición y el cálculo del impacto de los ODS es un obstáculo para el progreso...”, aporta Salierno y destaca que muchas están llevando a cabo grandes transformaciones tecnológicas para poder medir el impacto en tiempo real y adoptar estrategias basadas en datos.


En cuanto a los escollos para cumplir con los ODS, Fuertes señala que el principal es “la financiación. En el informe global se destaca que hay barreras cíclicas, cómo la inflación, las inestabilidades geopolíticas y barreras estructurales, como la incapacidad de influir en la cadena de valor”.

“Recordemos que los ODS tienen como principal destinatario a los Estados, por lo que muchos de ellos no son “directamente accionables” por las empresas, aunque no quita que sean impactados de manera (indirecta) conexa”, aclara Abalde.


En esa línea, destaca que en la Argentina los 3 ODS más impactados desde el 2016 son aquellos en los que la empresa tiene mayor capacidad de generar impacto por propia naturaleza: Trabajo, Crecimiento Económico y Producción Sustentable. “La preferencia local de las empresas por el ODS 4, están en su mayoría relacionados con acciones de mejora de la educación técnica y de la formación de colaboradores actuales como la preparación de talentos en un escenario de escasez futuro”, completa.

Además, suma que desde el CEAS estudiaron que las principales barreras que las empresas reportan son las Barreras Socioculturales (25,2%), Otras (24,2%), Económicas (14,6%) y Espacio Temporal (14,4%).


ROL DE ESTADO

“El Estado debe tomar a los ODS como una brújula para el desarrollar nuestras economías dentro de los limites planetarios y sociales. Es decir, priorizadas para poder apropiarlas como políticas de primera línea”, explica Abalde. Desde el Pacto Global,


Fuertes coincide en la importancia de que el Estado promueva vínculos público-privado para facilitar las reglas de juego y enumera tres condiciones.


En primera instancia, crear reglas estables; en segundo lugar, propiciar la creación de mayores plataformas de colaboración público-privado, donde el sector privado pueda hacer sus aportes concretos a esas prioridades y, en tercer lugar, crear instrumentos que acompañen a las empresas en la implementación de la agenda. “Por ejemplo, contar con un Plan Nacional de Acción de Empresas y Derechos Humanos podría permitirles a las empresas entender cuál es su responsabilidad en la garantía de cumplimiento de los derechos humanos o al menos cuáles son las expectativas que el Estado tiene en relación con esta amplia agenda...”.


“Los gobiernos deben dar un paso adelante”, sentencia Salierno. El 80 % de los CEO de las empresas afirman que la falta de incentivos políticos para incorporar los ODS en la estrategia empresarial está afectando a la capacidad de su empresa para contribuir y la mayoría desean más involucramiento por parte de los gobiernos.


¿METAS AMBICIOSAS?

A 7 años de la Agenda 2030, los especialistas consultados por este medio respondieron si las metas planteas en 2015 fueron demasiado ambiciosas. “El panorama actual no es positivo. Con el 85% de los ODS fuera de camino, hay una gran brecha que debemos superar para alcanzar la Agenda 2030”, precisa strategy managing director de Accenture Argentina. “Sin embargo, hay esperanza”, completa.

“La meta en sí es correcta, el plazo es ajustado, pero es necesario que sea así, estamos demorando un cambio crítico y fundamental, y esta demora nos va a traer consecuencias negativas, muchas de las cuales aún no podemos imaginar”, desafía la coordinadora del CEADS.

Por último, Fuertes enfatiza que la agenda 2030 es una hoja de ruta global. “Todos nos esforzamos por lograr los objetivos y metas propuestas. Sabemos que las metas deben ser ambiciosas, son el motor que nos impulsan a ser innovadores, a pensar en el otro y perseguir un mundo mejor”.

“Necesitamos una mirada optimista, para confiar que nuestro trabajo diario nos acerca cada día más a cumplir las metas y alcanzar en el 2030 un mundo más equitativo y justo para todos”, concluye.

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