Desde Jerusalén, Israel - Una pantalla gigante en el auditorio principal del Centro Internacional de Convenciones de Jerusalén se enciende, en medio de la oscuridad general, y una versión animada de Jon Medved, CEO de la plataforma de inversión de riesgo especializada en startups OurCrowd aparece personificado en una docena de avatares que hablan distintos idiomas, para dar la bienvenida al inicio de la cumbre anual de la compañía.
En una de esas variaciones, en perfecto porteño, agradece la presencia y felicita a la Argentina por salir campeona del mundo, lo que provoca una de las primeras olas de aplausos de los presentes. Luego, segundos antes de salir al escenario, el verdadero Medved lanza, a manera de provocación: “Está bien, pero todavía no conozco un robot que pueda hacer esto”, antes de largarse al centro de la escena bailando y aplaudiendo al ritmo de la banda californiana Redbone.
La potencia, las posibilidades, el futuro pero también los límites de la inteligencia artificial fueron uno de los temas que atravesó el summit de OurCrowd a la que asistió Infobae.
Se trató de una de las exposiciones inversoras más importantes de Medio Oriente y la principal en términos de oportunidades de negocios para startups ligadas a la tecnología. No es casual que haya tenido lugar en Israel, el país del planeta que más invierte de su presupuesto público en investigación y desarrollo y que dio paso al sector privado mediante una serie de incentivos fiscales y de capacitación de mano de obra, lo que condujo, por ejemplo, a que unas 400 multinacionales de todo el mundo se hayan ya instalado en su territorio para que sea su base de operaciones y plataforma de avances tecnológicos.
En el Summit se discutieron algunos de los grandes temas del contexto actual: la guerra en Ucrania, la inseguridad alimentaria, la sustentabilidad de los procesos de producción de alimentos, el cambio climático, la inteligencia artificial, ciberseguridad, integración comercial y de inversiones entre países de Medio Oriente. También el, transporte público y las formas de financiamiento que tienen las pequeñas empresas de tecnología que requieren inversión de alto riesgo, entre otras cuestiones. Y hubo tiempo para el deslumbramiento: avances tecnológicos en distintos sectores que levantaron comentarios, aplausos, consultas y sorpresa ante unos 1.700 inversores de todo el mundo que concurrieron a Jerusalén.
Una de las estrellas de la cumbre de OurCrowd fue el prototipo de primer vehículo volador eléctrico para uso personal desarrollado en el mundo y en las puertas de su primera certificación para su habilitación, desarrollado por Air EV, una empresa israelí. La idea es que pueda ser utilizado con las mismas funciones que tiene un automóvil: para trasladarse a placer, para ir al trabajo, para transporte corporativo, para llevar productos de un lado a otro.
En la empresa aseguran que ya vendieron 300 ejemplares por anticipado y que empezarán a entregar los vehículos en un plazo de dos años. Datos para quien esté interesado en adquirirlo: el modelo Air One no será una nave con gran autonomía, tendrá un tiempo de vuelo máximo de una hora y un alcance aproximado de 160 kilómetros. Hubo en el Summit, para quien quiera probarlo, un simulador para experimentar cómo se sentiría el tráfico de una autopista y mirar al resto desde arriba.
Los avances tecnológicos en el área de alimento tuvieron tal peso en la cumbre de OurCrowd que hubo un pabellón particular, con decenas de stands de exposición de distintas startups. Una de las más concurridas fue la de Plantish, compañía que desarrolló la posibilidad de comer salmón sin necesidad de pasar siquiera cerca de una salmonera o de una pescadería: salmón hecho a base de plantas.
En el escenario, para probar la fidelidad de su producto, Plantish llevó al conocido chef israelí Nir Zook a cocinar un filete de su salmón. Con una pequeña parrilla, Zook hizo el experimento en vivo para que los miles de personas en el auditorio central pudieran ver su cocción en vivo. Hubo, además, una degustación a cargo de uno de los jurados de Master Chef Israel, Michal Ansky: dejó entrever que olía igual a un filete natural, tenía el mismo sabor y conservaba también su textura. Quienes estaban sentados cerca del escenario confirmaron que lo del aroma era cierto.
Otra startup que dijo presente fue ReMilk, con una idea similar. En su caso, la de producir leche y otros productos lácteos sin necesidad de vacas. El proceso que utiliza es el de fermentación a base de levadura que produce protenías lácteas, pero sin que haya incluidas lactosa, colesterol y hormonas de crecimiento.
También se anota en esa lista Sufresca, una compañía de origen israelí que desarrolló una herramienta para extender la “vida” de frutas o verduras: se trata de una cáscara, transparente, fina, sin sabor ni aroma y que puede ser utilizada para recubrirlas y alargar de manera considerable el proceso de maduración de los vegetales. El objetivo: reducir drásticamente los desperdicios de alimentos que no llegan a ser consumidos, pues estimaron que la mitad de las frutas y verduras se echa a perder.
En términos de inteligencia artificial, ID-D -la empresa que presentó los avatares políglotas de Jon Medved en el inicio del Summit de OurCrowd- trabaja en distintos frentes. Su idea es un poco más ambiciosa que pares de su sector: busca crear, directamente, lo que llama “humanos digitales”. Su función, asegura, mejorará de maneras aún difíciles de imaginar cuestiones como el servicio a clientes, presentaciones corporativas, asistencia personal y demás. Según Gil Perry, CEO de la compañía, el mercado de los avatares humanos digitales alcanzará hacia 2030 un valor de 528.000 millones de dólares.
La idea central es que el software que desarrollaron puede fabricar, con apenas el ingreso de un texto de referencia más una fotografía, en tiempo récord, un video de esa persona recitando esas palabras, con un nivel de fidelidad mucho más avanzado que otras competidoras. Perry aseguró que ya trabajan con un nutrido grupo de multinacionales de distintos sectores: consumo masivo, entretenimiento, redes sociales, industria manufacturera.
Su sistema puede recitar en más de 100 lenguajes y generar unas 270 voces. El primer paso de los tres que ve ID-D para la industria de la inteligencia artificial ligada a la imagen humana es la posibilidad de mantener conversaciones con “humanos digitales” y, luego tener interacciones mucho más complejas. Una de las utilidades que tendrá, ejemplifican, es la asistencia técnica para distintos servicios.
Sobre ese aspecto en particular trabaja la firma TechSee, que básicamente exploró una solución basada en inteligencia artificial para hacer menos engorrosa la atención al público de empresas de servicios. Un ejemplo concreto de cómo funcionaría: en lugar de largas conversaciones telefónicas que se prestan a malentendidos, un cliente podría enviar a la compañía una foto del producto, electrodoméstico o lo que sea que pretenda que reparen, para que la empresa tenga rápido esa primera información, un eslabón inicial difícil en las cadenas de los sistemas de atención al cliente. Con diagnóstico por imágenes procesada por la IA, la solución puede ser alcanzada mucho más rápido y con menos costos.
La IA también puede tener algo para decir en el sistema de seguridad de un aeropuerto. SeeTrue, en ese sentido, probó en algunos de Europa un software para hacer más rápida -estiman que hasta 10 veces- el proceso de scaneo de los equipajes. “Se utiliza menos gente por lo que va a requerir menos dinero”, dijo Assef Frenkel, CEO de la firma.
El dispositivo es similar a un típico scanner de aeropuerto, pero un poco más pequeño. Apenas un equipaje es colocado para su análisis, la inteligencia artificial empieza su trabajo. “Los controladores tienen que ver imágenes todo el tiempo, día por día, hora por hora; es difícil hacerlo siempre bien”, asegura Frenkel. Una prueba en vivo demostró que, por ejemplo, el software podía identificar una pistola fabricada por impresión 3D, algo que las imágenes típicas del scanner, y por ende el ojo humano, no habrían podido reconocer.
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