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Sostenibilidad: la nueva estrategia corporativa que impulsa las inversiones en América Latina

Por Belén Arce para Fortuna.


Celebremos este avance significativo: la sostenibilidad, que durante años fue vista por los líderes empresariales como un tema relacionado únicamente con la comunicación o el marketing, y ni siquiera como una responsabilidad secundaria, ahora se reconoce como un pilar fundamental del rendimiento empresarial.


Impulsadas por presiones sociales, ambientales y geopolíticas, así como por el creciente interés de stakeholders como clientes, empleados, reguladores y accionistas, las empresas en América Latina han comenzado a comprender la importancia de la sostenibilidad, estableciendo objetivos y adoptando prácticas más sostenibles relacionadas con el negocio.

¿Deberíamos seguir hablando de los ODS cuando se trata de sostenibilidad corporativa? A pesar de lo que algunos puedan decir, los ODS no son una lista de resultados deseables sin una estrategia. En realidad, constituyen un marco que las empresas utilizan para desarrollar sus propios planes de acción hacia una mayor sostenibilidad, lo que les permite contribuir a la solución de los problemas más urgentes de la región. 


Nuestra nueva encuesta a más de 2.800 líderes de 137 países encuentra que la mayoría todavía cree en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas (94%) y reconoce que tienen un papel fundamental para lograrlos (96%).


Esta es una buena noticia, ya que muchos de los aspectos ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) que los ODS abogan por abordar de manera voluntaria ahora están siendo regulados por diversas legislaciones, siendo las más avanzadas las de la Unión Europea (UE). 


La Directiva sobre informes de sostenibilidad corporativa (CSRD) y el Reglamento de deforestación (EUDR), entre otras, tienen implicaciones comerciales para las empresas de América Latina que quieren hacer comercio en la UE. Estas directivas exigen cambios en las prácticas operativas de las empresas para considerar de manera más integral a las partes interesadas y mitigar los impactos ambientales, sociales y de gobernanza que cada empresa genera.


Si bien tenemos mucho por hacer, en los últimos años, la sostenibilidad ha surgido como un componente crucial de las estrategias corporativas en la región. Este cambio no sólo mejora la gestión ambiental y social, sino que también abre importantes oportunidades económicas, como créditos de distintos bancos de desarrollo de la región o inversiones de la UE o EE. UU. Las empresas líderes en ASG obtienen mejores resultados financieros y generan hasta 2,6 veces más valor para los accionistas que sus pares.


Además, podemos hablar de eficiencias y mayor rendimiento. Por ejemplo, la tecnología es el mejor aliado para alcanzar la sostenibilidad a escala. Cuando las empresas invierten en datos, tecnología y personas, pueden obtener hasta un 11% de crecimiento en productividad.

Más allá del esfuerzo de cada empresa, en necesario el apoyo gubernamental, justamente porque estamos enfrentando problemas regionales y globales. Lo bueno es que las estrategias y planes de implementación para los ODS existen a nivel nacional. En muchos casos, también encuentran cabida en los planes municipales. Estas estrategias de desarrollo no pueden imponerse desde el exterior, razón por la cual el marco de los ODS por diseño enfatiza la apropiación nacional y local. Esa es su innovación. 


América Latina, rica en recursos naturales y biodiversidad, presenta un panorama único para la inversión sostenible. Las empresas y los gobiernos se están centrando en sectores como la energía renovable, la agricultura sostenible y las prácticas mineras responsables. 


Por ejemplo, la transición a fuentes de energía renovables, como la solar y la eólica, ha cobrado impulso. Países como Brasil y Chile están liderando, implementando políticas que incentivan proyectos de energía renovable. Este cambio no solo aborda las demandas de energía, sino que también contribuye a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que demuestra un compromiso con la sostenibilidad ambiental. 


Argentina, conocida por sus exportaciones agrícolas, está adoptando cada vez más técnicas de agricultura de precisión y prácticas sostenibles para mejorar la productividad y al mismo tiempo minimizar los impactos ambientales.


Colombia se está centrando en la sostenibilidad de su sector minero, un componente crítico de su economía. Las empresas están implementando prácticas mineras responsables que priorizan la protección ambiental y la responsabilidad social.


Deberíamos sentirnos bien con este progreso. Sin embargo, con demasiada frecuencia las empresas abordan la sostenibilidad de forma aislada y poco sistemática. Por lo tanto, también debemos preguntarnos si el progreso que hemos logrado es lo suficientemente bueno, tanto en términos de alcanzar los ODS como en términos de los beneficios que las empresas pueden obtener a través de la sostenibilidad.


El siguiente paso crucial es que las empresas integren la sostenibilidad en su estrategia y operaciones centrales. Para lograr un impacto financiero, ambiental y social significativo, la sostenibilidad debe incorporarse, no agregarse. Esto requiere un cambio fundamental de mentalidad, garantizando que todas las nuevas iniciativas sean sostenibles desde el principio, haciendo hincapié en hacer cosas diferentes en lugar de simplemente hacer las cosas de manera diferente.


¿Qué pueden hacer las empresas?

Encontrar el valor: Revisar y aplicar estrategias claras para mitigar el riesgo físico y regulatorio que provienen de aspectos ASG y desarrollar productos y servicios, para preservar el crecimiento.


Cuantificar el valor: Desarrollar la Inteligencia ASG para cuantificar los retornos financieros y no financieros que impulsan las decisiones operativas y de inversión. Garantizar informes regulatorios transparentes.


Liderar su reinvención: Comprender las capacidades y el núcleo digital necesarios para dirigir, administrar y hacer crecer su negocio de manera sostenible durante los próximos 5 años. Incorporar la sostenibilidad en programas de cambio organizacional y de capital comprometido para optimizar la ecuación costo-beneficio.


Dirigir la narrativa: Educar a los inversores y a las partes interesadas para que evalúen la resiliencia y el perfil de riesgo a corto, medio y largo plazo. Demuestre su diferenciación con los pares de la industria para dar forma al respaldo regulatorio y de los inversores.

Empoderando a su gente: Fomenta una cultura de la sostenibilidad transfiriendo la propiedad de los compromisos ASG de la empresa de la alta dirección a la fuerza laboral. 


Para concluir, es crucial que más empresas reconozcan la sostenibilidad no solo como una responsabilidad, sino como una oportunidad estratégica para liderar y crecer de manera sostenible. La sostenibilidad es un imperativo estratégico y una ventaja competitiva esencial para las empresas que buscan prosperar en la economía digital​​​​.


*Experta en sustentabilidad y comunicación de alto impacto. Referente de liderazgo femenino

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