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Sustentabilidad, nuevo sinónimo de competitividad

Por Iván Buffone para Ámbito.


La Argentina se convirtió, hace pocas semanas, en el país más frío del mundo y la producción agrícola recibió un cimbronazo que afectó directamente a las comunidades rurales locales. Recientemente, el sur de Brasil sufrió los estragos causados por inundaciones que provocaron más de 150 muertes, decenas de desaparecidos y multimillonarias pérdidas en viviendas, infraestructura y el sistema productivo. Estos ejemplos de 2024 son manifestaciones de algo que no podemos dejar de ver. El cambio climático y sus consecuencias generan un impacto social, económico y productivo directo.


A esta dramática situación, debemos sumarle la crisis económica y social que sufrimos en nuestro país ya hace varios años, pero que conforme avanza el paso del tiempo profundiza la pobreza y la desigualdad.


La dimensión de estos problemas excede a un gobierno o a las ONGs: estamos frente a desafíos de tal envergadura que ninguna organización puede abordarlo por sí sola.

Con la evidencia de que los riesgos que traen los conflictos sociales o problemas ambientales muy fácilmente pueden convertirse en riesgo económico y financiero, el panorama fuerza al sector privado a tomar conciencia y movilizarse para responder a la urgencia. En este contexto, las empresas emergen como actores clave, con la oportunidad de asumir un rol más activo y comprometido con los desafíos ambientales y sociales que enfrentamos.


Es así que los esfuerzos de las empresas orientados exclusivamente a maximizar el lucro ya no son suficientes en una realidad que demanda una visión más amplia, que integre la generación de riqueza con la solución de nuestros grandes problemas. Ser parte de un sector privado comprometido no sólo resulta imprescindible para nuestro país, sino que además, conviene.


La reducción de la huella de carbono se convirtió en un tema fundamental en la agenda económica. De acuerdo con un informe de ClarBridge Investments, aproximadamente el 92 % del PBI mundial, que representa el 88 % de las emisiones de carbono y el 85 % de la población mundial, ha asumido compromisos en relación con la carbono neutralidad. Estos objetivos políticos y ambientales tienen incidencia directa en nuevas regulaciones e incentivos que afectan la forma de operar de las compañías.


Por ejemplo, en 2023 desde la Unión Europea pusieron en marcha el Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (CBAM), cuyo objetivo es penar las importaciones de bienes que cuenten con un exceso de emisiones de carbono.


La oportunidad de negocio es clara para las empresas argentinas, especialmente para aquellas que desarrollan un servicio o un producto que, además de resolver necesidades de los clientes, se transforman en un insumo eficaz para el cuidado del ambiente, un factor que tiene mucho importancia en las cadenas globales comerciales: brinda acceso a diferentes mercados, a inversiones y a financiamiento.


Es que los principales fondos de inversión global adoptan la sustentabilidad como política estratégica a la hora de decidir sus inversiones. BlackRock, el fondo de inversión más grande del mundo, desde hace unos años le exige a las empresas en las que tiene presencia un plan de emisiones cero para 2050. Además, cada vez se vuelve más relevante seguir criterios ESG, que refiere al conjunto de políticas que velan por las prácticas ambientales, sociales y de gobierno corporativo cuyo objetivo es fomentar la sostenibilidad y transparencia. Según un estudio de la firma SMS realizado durante 2023, el 44% de las empresas que cotizan en Bolsa en nuestro país son medidas y calificadas con parámetros ESG.


La sustentabilidad se ha convertido en una gran herramienta de competitividad. Genera ahorros por eficiencia e incluso por mitigar riesgos y evitar problemas; genera reputación y visibilidad que permite posicionamiento y acceso a nuevos mercados, clientes e inversores; y permite generar capacidades que son necesarias para crecer: como el acceso a recursos económico financieros y el acceso a recursos técnico profesionales, es decir, talento.


Los casos lo demuestran. Princz Ipasa, el mayor fabricante de compuestos de PVC en la Argentina, logró neutralizar la totalidad de los gases de efecto invernadero producidos en sus plantas de San Martín, San Justo y Spegazzini. Como parte de su estrategia de descarbonización, la compañía encaró un proceso de adquisición de energías renovables, logrando instalar paneles solares en las plantas productivas y, a través de dos acuerdos de compraventa de energía, adquirió energía eólica. Más allá de acceder a financiamiento verde para hacer posible este hito, mitigar fuertemente su huella de carbono le brinda gran solidez a su posición en su cadena de valor, como productor sostenible. Plaza Logística, empresa líder en el desarrollo y operación de parques logísticos, es otra de las compañías que supo entender el atributo diferencial que le otorgaban sus prácticas sociales y ambientales. En 2019, fueron los primeros a nivel nacional en emitir un bono verde, y en tener una calificación ESG del mercado. A su vez, en 2021 emitieron el primer bono sostenible del mercado de capitales.


Robinson Logistics es una empresa de logística que viene desarrollando una estrategia de sustentabilidad impulsando prácticas en torno a la mitigación de su huella de carbono, optimizando rutas, equipamiento y entrenamiento de conductores. La empresa encontró la oportunidad de brindar más valor ofreciendo servicios carbono neutrales. Al neutralizar las emisiones de sus servicios, no le suman huella a sus clientes, lo que les permite ganar nuevos mercados y fidelizar los que ya tienen.


Otro ejemplo es Indumat, una PyME que ofrece soluciones técnicas industriales. Si bien esta empresa también ofrece servicios carbono neutrales, la gran innovación y contribución en términos de impacto positivo viene de la mano de que estructuran programas de recupero bajo la lógica de la Economía Circular, donde reinsertan la materia prima sobre la que trabajan en los circuitos de la economía formal, evitando su descarte. Ya sea a partir del recupero en tanques de borra de aceite, de silos en cerealeras, en tanques de hidrocarburos o silos de clínker en cementeras, buscan trasladarles a sus clientes mayor eficiencia y valor, sin limitarse a realizar la limpieza de la infraestructura tan sensible para la producción.


Estos son solo algunos ejemplos de empresas que supieron aprovechar la sustentabilidad para posicionarse, brindar a sus clientes servicios más eficientes y, a la vez, mejorar sus propios rendimientos.


En otras palabras, se hicieron más competitivas y se posicionaron para acceder a nuevos mercados y cadenas de valor, a financiamiento e inversores y a talento. Virar hacia una economía más sustentable no solo genera impactos positivos en el ambiente y la comunidad, sino que fortalece a las empresas capaces de responder a un problema global cada vez más urgente, generando más y mejores oportunidades.


Managing Partner en Business & Sustainability y Licenciado en Ciencias Políticas (UCA) y posgrado en Bonos Verdes y Finanzas Sostenibles (Ucema).

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