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Todos los caminos conducen hacia una recesión

Por Marcelo Aguaysol de La Gaceta.


¿Qué puede llegar a pasar con la economía argentina en este año electoral? El mercado está expectante. La cautela domina el escenario, mientras los operadores aguardan señales del Gobierno acerca de lo que acontecerá con la política económica. El Ministerio de Economía espera que la llovizna de dólares contribuya a disimular la caída de las reservas, mientras la actividad económica prevé que este 2023 será recesivo. El nivel de actividad económica repuntó en enero tras cuatro meses consecutivos de retroceso. Aunque febrero muestra señales mixtas, la perspectiva anual no es alentadora. Se conocieron los datos del balance cambiario de febrero: continúa el freno de mano a las importaciones. De la mano de una oferta de divisas que sufrirá un recorte sustancial en 2023, el Gobierno prepara un nuevo tipo de cambio diferencial.

¿Por qué la perspectiva para la economía en 2023 sigue siendo desfavorable? Según Invecq Consulting, uno de los motivos es meramente estadístico. A diferencia de 2022, este 2023 tiene “arrastre estadístico” negativo. Si la economía se mantuviera estancada respecto del nivel de actividad del último cuatrimestre de 2022, el año cerraría con una caída del 1,8% (el arrastre respecto de diciembre exclusivamente es de -3,3%).Pero no todo es arrastre estadístico. La sequía que sufre el agro se encamina a ser la más pronunciada en, por lo menos, las últimas dos décadas. Esto impacta e impactará directamente en el sector y en todos sus encadenamientos. Además, también afectará indirectamente a los sectores intensivamente dependientes en bienes, maquinaria y piezas importadas por la menor oferta de divisas. Ahora bien, ¿qué podemos esperar de cara al dato de febrero? Invecq señala que, por un lado, el agro y las actividades ligadas al consumo son los sectores más afectados. Las diversas bolsas de cereales continuaron corrigiendo a la baja sus perspectivas de campaña, lo cual impactará de lleno en la medición de la actividad agropecuaria. La actividad industrial asociada también vio una merma: la molienda de soja (granos, aceite y pellets) cayó más de un 41% interanual en febrero. La molienda de trigo no fue la excepción (excepto por la harina), aunque sí mejoró ligeramente la de maíz. A su vez, la actividad de la construcción posiblemente también se haya resentido en febrero: los despachos de cemento cayeron un 5,6% interanual y el Índice Construya retrocedió un 10,7%- Similarmente los datos venideros de ventas asociadas al consumo masivo posiblemente no sean favorables: los salarios no acompañan a una inflación que está lanzada, advierte la consultora que dirige el economista Esteban Domecq.

“Aunque el resultado de la foto de febrero es incierto, la película apunta a una recesión en 2023”, alerta Invecq. Y argumenta: el frente cambiario está al límite producto de una oferta de divisas que sufre una contracción sustancial. En ausencia de un ingreso considerable de divisas vía cuenta financiera e independientemente de los artilugios cambiarios a los que pueda recurrir el Gobierno, las importaciones continuarán como válvula de ajuste. Esto tendrá su correlato en la actividad económica.

Justamente para apuntalar la oferta y evitar una contracción aún mayor de las importaciones, el Gobierno recurrirá a un “dólar agro”, cuyos detalles se conocerá este lunes. Según la consultora, se trataría por tercera vez de una devaluación encubierta, donde el tipo de cambio para los importadores no se modifica y el Gobierno prefiere “pagar caro” y “evitar” los costos de un salto discreto formal del dólar oficial. Este nuevo dólar agro vuelve a confirmar dos cuestiones: -Ni los “dólares soja” ni este nuevo “dólar agro” crean dólares. Pueden acelerar una liquidación de divisas rezagada por la expectativa de un mejor tipo de cambio futuro, pero al mismo tiempo adelantan liquidaciones futuras. Este flujo de liquidaciones ínfimo del primer trimestre es consecuencia de los dólares soja previos (aunque también está muy afectado por la sequía, especialmente en lo que respecta al ingreso de divisas por trigo a comienzos de año.

-Los dólares soja terminaron de romper la poca lógica que le quedaba a un ultra-restringido mercado de cambios oficial. Para evitar a toda costa un salto del dólar oficial (impostergable a largo plazo), con los tipos de cambio diferenciales transitorios el Gobierno ya ancló la expectativa de que ofrecerá nuevos incentivos cambiarios para sortear las épocas de vacas flacas. Sequía mediante, el dólar soja 2 sentó incentivos y allanó el camino para que el Gobierno atraviese un desierto de liquidaciones hasta la posterior implementación de un nuevo programa de “incremento” exportador.

Además del dólar agro, el Gobierno habría conseguido U$S 3.000 millones adicionales por nuevos endeudamientos con Organismos Financieros Internacionales. “Esto es una buena noticia para lo ajustadas que están las cuentas cambiarias, pero no resuelve en absoluto el panorama cambiario”, sostiene la consultora en su reporte semanal. Por caso, solamente los productos de exportación asociados al complejo sojero aportarían en 2023 U$S 7.300 millojnes menos que en 2022, según la Bolsa de Comercio de Rosario. Más importante aún: del anuncio a la efectivización puede haber un largo tiempo de espera.

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