Forbes.
América Latina es, sin dudas, un hub creciente de innovación y talento emprendedor. Será, en parte, por la necesidad de resiliencia ante los contextos inflacionarios; otra parte por la escasez de ofertas laborales que cada persona busca su propia salida y se convierte en emprendedor. En la Argentina, las pymes son el motor de la industria y, los unicornios los referentes de cómo deben liderar las empresas del presente y del futuro, sino referentes, no solo en su modelo de negocios, sino también en su marca empleadora.
Sin embargo, solo seis países latinoamericanos cuentan conunicornios: Argentina, Brasil, Colombia, Chile, México y Uruguay. Brasil reúne a la mitad de estas empresas con un total de 25; Argentina lo sigue con 10 y México con 9. En total, la región cuenta con 49 empresas de base tecnológica valuadas en, al menos, 1.000 millones de dólares.
Prodem, el programa pionero sobre emprendimiento e innovación en América Latina, desarrolló el informe Unicornios y ecosistemas en América Latina: ¿del boom al final de fiesta? desde donde presenta la situación actual de estas compañías y plantea aciertos, errores y posibilidades.
El informe comienza con una primera cuestión a señalar y refiere a que “el boom de unicornios no se enmarca en un contexto de crecimiento generalizado de la actividad emprendedora a nivel mundial”, sino que “se enmarca en la irrupción de nuevos negocios que aprovechan las tendencias a la aceleración del cambio tecnológico hacia la digitalización, en un contexto de confluencia de las tecnologías de internet y telefonía móvil, con bajas muy pronunciad”.
El contexto en el que viven y se desarrollan las startups hoy
A mitad de 2023, las startups han sufrido un retroceso de inversiones y nos encontramos ante un contexto global donde tanto los inversores ángeles como los fondos de capital privado comenzaron a ser más rigurosos a la hora de aportar dinero a las empresas. Esto quedó reflejado en la ola de despidos que comenzó en noviembre del año pasado y siguió hasta mitad de marzo. Así, la posibilidad de convertirse en “unicornio” se tornó en una hazaña mucho más difícil que durante tiempos de pandemia.
Hugo Kantis, Director de Prodem, explica que hay dos factores claros que hay que tener en cuenta: “Por un lado, la aceleración del cambio tecnológico, con la transformación digital y la revolución 4.0, exacerbado por la pandemia. Y el segundo es la influencia de un período de exuberancia de capitales privados que han buscado a las startups como para invertir en ellas como no había ocurrido antes”, y añade: “Eso hizo que los tiempos se acorten significativamente, como muestra el reporte. Pero ese período de exuberancia de la inversión de riesgo comenzó después de la crisis financiera (Lehman Brothers) por la inyección masiva de recursos de los gobiernos de los países desarrollados para salir de la crisis; y concluyó el año pasado”.
Además, enfatiza en que hay tendencias contradictorias cuando se trata de la aceleración del cambio tecnológico, donde se ven avances sustanciales sobre Inteligencia Artificial, pero fracasos cuando se trata del Metaverso.
La educación como factor clave en la generación de emprendimientos
Tema clave para entender el boom tecnológico, la posibilidad de armar modelos de negocios sostenibles e interesantes y hasta proyectar el futuro de la creación de startups en Latam, y en el mundo.
Según indica el informe, más de dos tercios de los fundadores se formaron en su propio país. Quienes solo estudiaron en el exterior no superan el 30% de los CEOs (y 28% de los emprendedores). Además, se destaca que una proporción muy elevada de los que estudiaron en su país lo hicieron en una institución privada: algo más de la mitad de estos emprendedores (56%) y más de dos tercios de los CEOs (68%). Brasil es la excepción, dado que en este caso predominan los que se formaron en instituciones públicas (71%). En la Argentina la relación es de 3 a 1 en favor de las privadas, e incluso en México, Colombia y Uruguay todos los CEOs se formaron en universidades privadas.
“La Argentina cuenta con un sistema educativo que, a los efectos del emprendimiento, tiene instituciones universitarias importantes de acceso público. En ellas se forma la mayor parte de los emprendedores del país. Es cierto que en el caso de los unicornios hay una mayor presencia de quienes estudiaron en universidades privadas en algún momento de su trayectoria. Este espacio les aporta contactos”, destaca Kantis.
El capital, la estrella de las estrellas
El informe sostiene que los unicornios han sido definidos como empresas dependientes de las inyecciones de venture capital. Las cifras disponibles indican que, en promedio, han conseguido levantar unos 650 millones de dólares, con un mínimo de 200 millones en Chile y un máximo de 2.200 en Colombia.
El dinero no llega solo y el esfuerzo para conseguirlo es grande. Los unicornios de América Latina tuvieron, en promedio, cinco rondas de inversión, de las cuales cuatro de ellas fueron antes de alcanzar la estrella dorada. Es decir, que vivieron casi dos rondas en tres años. Innumerables pitches. Y aquí se abre otra realidad, la diferencia entre las “valuaciones” y la liquidez real que tienen las empresas. “Estas brechas podrían estar encerrando fenómenos de sobrevaluación de expectativas, pero se requiere de mayor información sobre las empresas para tener un análisis más conclusivo”, explica Kantis.
Desde Prodem demuestran que otra de las formas de capitalizar capacidades y recursos del ecosistema a favor del desarrollo de las startups es la adquisición de otras del mismo país. Esta estrategia la utilizaron dos de cada tres unicornios y los argentinos lideraron con el 90% de operaciones, y los brasileños con el 72%.
Es real que las startups, en general, tienen un impacto llamativo sobre los recursos humanos, la economía del país, la modalidad de hacer negocios y la propia creación de estrategias para levantar capital Así, todo founder sueña con ese día; el día de los 1.000 millones de dólares, el día que su empresa se convierta no solo en un sueño posible, sino en un referente de lo que serán, en algunos años, las nuevas corporaciones que dirigen el sector privado.
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