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Cómo ser sustentable: el edificio de Brasil que enseña el “negocio de la ecología”

La Gaceta.


En una pared de esta escuela de prácticas sustentables para emprendedores consta la cita del ex vicepresidente estadounidense y ambientalista Al Gore: “la ecología es un excelente negocio tanto para la economía como para el medioambiente”. Esa reflexión resume el espíritu del Centro de Sustentabilidad que Sebrae (Servicio Brasileño de Apoyo a las Micro y Pequeñas Empresas) montó en la capital de Mato Grosso, Cuiabá. En este lugar de Brasil se puede aprender in situ desde cómo reutilizar aguas y tratar adecuadamente efluentes sanitarios hasta la técnica del compostaje. La finalidad de este laboratorio de innovación brasileño es que los emprendedores salgan de ahí persuadidos de que cuidar el medio no va en detrimento de la economía, sino que, por el contrario, es posible al mismo tiempo reducir costos y emisiones de carbono.


Y este edificio inspirado en la arquitectura indígena de la zona convence de que la sustentabilidad no es un discurso de moda, sino algo tangible. Allí radica el mérito del Centro inaugurado en 2010: al mostrar -por ejemplo, con los paneles solares instalados en el techo del estacionamiento- cómo se puede ahorrar y fabricar energía eléctrica, la institución produce vivencias ambientales que en la teoría cuesta dimensionar.


La sustentabilidad no es una medida aislada, sino una mentalidad envolvente. Este enfoque integral y transversal permitió al Centro de Mato Grosso convertirse en 2018 en el primer edificio de América Latina galardonado por los Premios Breeam, la entidad de origen británico que certifica desde 1990 cuán sostenible es una construcción entendiendo por tal su compromiso con el respeto por el planeta y por los seres humanos que lo habitan. Lo interesante de esta casa para el emprendedurismo es que esas virtudes se combinan con otra vocación: la de liderar con el ejemplo.


Alumbrar sin calcinar


El propósito de hacer para que, a partir de los resultados, otros se entusiasmen y hagan, es explicado detalladamente por Nager Castilho Amui, miembro del “staff” de Sebrae, durante el recorrido por el edificio que ofrece a un grupo de periodistas de medios de comunicación de Chile y la Argentina, entre ellos LA GACETA. En ese paseo, del que participan directivos de la organización anfitriona e integrantes de Embratur, la agencia oficial de turismo brasileña co-organizadora de la visita a Mato Grosso, Castilho Amui va a mostrar “pruebas” de la conveniencia de la sustentabilidad, como una factura de la luz con una rebaja sustancial gracias al diseño eficiente que permite aprovechar la luz sin calcinarse.


La mitigación del calor es una urgencia en todas partes, pero Cuiabá puede dar cátedra de ello. El aire acondicionado es asimilado a un “respirador” en esta ciudad, una de las más calientes de la Tierra. Por eso tiene mérito que el Centro de Sustentabilidad haya conseguido aprovechar las virtudes del sol sin quedar preso de sus garras. Paradójicamente lograron esos beneficios a partir de volver la mirada a las viviendas que construían los pobladores primitivos de Mato Grosso, esos que coexistían en armonía con los humedales, el monte cerrado y la floresta amazónica sin imaginar que el futuro haría de su lugar uno de los mayores productores de soja y de carne del mundo.


Aquellos primeros matogrossenses son maestros protagónicos de las lecciones que imparte Sebrae en sus instalaciones de vanguardia, donde arrojar residuos implica vérselas con alrededor de una decena de cestos especializados (hay un tacho para las cápsulas de café, otro para las pilas, otro para los plásticos y así sucesivamente). Los conocimientos ancestrales explican por qué en el jardín florece un urucum, el árbol que da un fruto célebre por sus propiedades dermatológicas. Las semillas de urucum que se untaban los indígenas amazónicos para ahuyentar insectos y protegerse el rostro hoy sirven para elaborar cremas bronceadoras naturales y orgánicas que dejan a la zanahoria hecha un poroto. El guía Castilho Amui toma un fruto, lo abre y aparece un tesoro de las simientes que en Mercado Libre Argentina se consiguen a $ 1.300 las 200 unidades.


Cabaña sofisticada

Por fuera, el Centro de Sustentabilidad de Sebrae remite a un pabellón inmenso, pero lo correcto es pensarlo como una cabaña inspirada en la típica construcción de las tribus Xingu de Mato Grosso. La forma no es caprichosa, sino que obedece al descubrimiento de las ventajas del techo aerodinámico para soportar las temperaturas elevadas y, de paso, recoger el agua de la lluvia que, después de ser filtrada, es empleada para regar y lavar. José Afonso Portocarrero, el arquitecto que concibió el proyecto, fue un estudioso de las primeras casas de Mato Grosso, y un practicante y un promotor de la tecnología constructiva indígena. Hasta antes de fallecer a los 97 años, Portocarrero defendía la inteligencia de quienes, con mucho oficio y conocimiento de la naturaleza, eran capaces de edificar viviendas sofisticadas a partir de materias primas tan básicas como la paja y la madera.


Con techo de hormigón, una epidermis doble de vidrio, rampas, arcos y pasarelas, el Centro de Sustentabilidad refleja la función didáctica que el espacio desempeña con los emprendedores que se capacitan allí para hacer negocios con la filosofía de Al Gore. En este ámbito, las pantallas y la digitalización sirven para transmitir novedosamente ideas más o menos antiguas acerca de cómo producir ingresos sin agotar los recursos naturales. El rescate de la sabiduría del pasado es uno de los mensajes más potentes que transmite este edificio fuera de lo común diseñado para introducir entre los generadores de riqueza del Brasil el paradigma ambiental al que debe adscribir cualquier acción del siglo XXI.

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