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El consumo alcanzó un récord en el primer trimestre: qué hay detrás de esta sorpresiva medición del INDEC

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    Equipo OB
  • hace 12 minutos
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Ámbito.


El consumo privado, en términos absolutos, alcanzó en el primer trimestre de 2025 su valor más alto desde que el INDEC inició la serie en 2004. Dado que este dato no está acompañado por una mejora equivalente en la actividad económica, ni por una recuperación del empleo y los salarios, distintos analistas subrayaron el rol de la apreciación cambiaria y el boom de importaciones como factores determinantes.


En términos per cápita, el consumo no superó el nivel del primer trimestre de 2018 y se ubicó casi 2% por debajo del máximo de 2013. Además, resulta pertinente considerar la metodología con la que el INDEC mide esta variable.


Según las cuentas nacionales, el 55% del consumo privado corresponde al gasto en bienes, principalmente alimentos (28%), medicamentos, químicos y combustibles. El 45% restante se destina a servicios, con una distribución pareja entre gastronomía, alquileres, servicios financieros, salud privada, telecomunicaciones, transporte, recreación, alojamiento y servicios públicos.


El economista Martín Carro señaló que parte de la sorpresa frente al número elevado proviene de una mirada limitada del consumo, ya que el INDEC mide el gasto de los residentes, incluyendo, por ejemplo, los consumos en el exterior (viajes, compras online). Así, el gasto de los argentinos fuera del país cuenta como consumo, aunque no dinamice la economía local. Del mismo modo, el turismo receptivo que se retrajo afectó las exportaciones de servicios, pero no el consumo privado.


Carro destacó que la apreciación cambiaria tiene un rol clave para explicar los resultados, ya que el gráfico de evolución del consumo guarda similitud con el del tipo de cambio real invertido. Mientras el consumo récord no coincide con un PBI récord, sí lo hace con un nivel récord de importaciones: entre enero y marzo, las compras externas representaron el 32% del PBI, el valor más alto en 135 años.


El economista Andrés Tavosnaska señaló que el 91% del crecimiento de la demanda global en los últimos dos años fue abastecido por importaciones. Esto explicaría la recuperación del consumo sin un correlato en la creación de empleo.


Por otro lado, Juan Graña, economista del Grupo Paternal, recordó que el INDEC mide el consumo agregado sin ponderaciones. Por lo tanto, el impacto de la compra de bienes caros, como autos de lujo, puede compensar la caída en el consumo masivo de productos esenciales. Según su análisis, los sectores de altos ingresos se benefician de la sobrevaluación del peso, mientras que el resto de la sociedad sufre sus consecuencias. El mercado laboral continúa estancado: no mejoró respecto al primer trimestre de 2024 y los salarios, tanto públicos como privados, siguen en niveles muy bajos.


De acuerdo con la consultora Moiguer, se observa un perfil expansivo del consumo en sectores medio-altos (ventas de autos, turismo al exterior, importaciones), mientras que las ventas en supermercados siguen cayendo. Esto refleja una dualidad: consumo dolarizado para una parte de la población y ajuste para la otra.


Daniel Schteingart, director de Planificación Productiva de Fundar, sostuvo que el crecimiento del consumo se debe, al menos en parte, a la mayor compra de bienes durables, facilitada por el crédito, el tipo de cambio apreciado y la apertura comercial, además del boom de turismo emisivo. También señaló una recuperación gradual del consumo de alimentos.


En cuanto a la hipótesis de un aumento de la desigualdad, Schteingart fue prudente. El coeficiente de Gini no mostró grandes variaciones en 2024 y no hay evidencia clara de que la inflación haya golpeado más a los pobres que a los ricos. Además, destacó que el consumo de alimentos no se ve del todo reflejado en supermercados, ya que hay un creciente desplazamiento hacia otros canales como tiendas especializadas, deliverys y dietéticas.


Carro coincidió con esta perspectiva y explicó que puede haber un incremento en la compra de bienes durables con ahorros acumulados, sin que ello implique necesariamente una mayor desigualdad por ingresos.


Aun así, los analistas advierten que todas estas interpretaciones son hipótesis que deben seguir observándose. Lo cierto es que el consumo récord registrado por el INDEC debe leerse con cautela, y que la política cambiaria y comercial del Gobierno actual explica gran parte del patrón actual de consumo.

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