El Español.
Después de las muy necesarias lluvias primaverales, el verano parece adelantarse en buena parte de España. Y eso significa, probablemente, la llegada de temperaturas de récord para esta época del año y el encendido en masa de esos aparatos con los que nos une una compleja relación de amor-odio: los aires acondicionados. Son los dispositivos encargados de proporcionar un ambiente fresco en interiores cuando el calor aprieta en la calle, pero también implican un elevado gasto energético y la emisión de casi 2.000 millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera cada año, más del doble que la industria aeronáutica.
El clima cada vez más extremo de la península ibérica, la región europea que sufrirá una mayor desertificación en las próximas décadas, requiere la implementación de tecnologías y avances capaces de hacer frente a este problema sin seguir contribuyendo a la aceleración del cambio climático. Puede ser una pintura blanca que baja 12 grados la temperatura, una ingeniosa construcción que mantiene la casa siempre fresca o una combinación de varias de estas técnicas. Es el caso de un revolucionario edificio de hormigón construido en Houston (Texas), fruto de una colaboración entre el estudio de arquitectura Modu y Transsolar, una empresa de ingeniería especializada, entre otras cosas, en urbanismo bioclimático.
La clave, según sus responsables, son los muros de hormigón "autorrefrigerantes" gracias a su patrón ondulado con ranuras y salientes. Esta forma corrugada, cubierta con una pintura blanca antisuciedad y con efecto reflectante, permite repeler el calor y reducir hasta 18 ºC la temperatura frente a una pared plana de hormigón común y corriente. "En cierto modo, la pared funciona como un radiador muy grande para enfriar el edificio", explica Phu Hoang, director fundador del estudio de arquitectura Modu, en declaraciones recogidas por Fast Company.
Diseño pasivo
El diseño del edificio Promenade en Houston, donde en 2023 se alcanzaron temperaturas de casi 43 ºC y son frecuentes los veranos con el termómetro por encima de los 38 ºC, proviene de la tradición de la arquitectura pasiva.
El objetivo de esta manera de entender la construcción pasa por combinar los principios arquitectónicos convencionales con las propiedades de los materiales y nuevos métodos de climatización para que los interiores de los edificios permanezcan cálidos en invierno y frescos en verano con un mínimo gasto de energía.
Las aproximaciones para favorecer este ahorro energético desde los años 80 del siglo pasado son diversas, aunque a menudo tienen que ver con materiales aislantes o con el propio concepto de climatización. Una de las soluciones más sorprendentes es el pozo canadiense, que permite enfriar la casa en verano y calentarla en invierno sin gastar un euro.
En el caso de Promenade, un conjunto de uso mixto con espacios comerciales y de oficinas de 1.300 metros cuadrados, la aproximación para suavizar el caluroso clima de Houston tiene que ver con sus fachadas y con elementos que sombrean amplias zonas tanto exteriores como interiores.
Para los muros, Modu y Transsolar han utilizado hormigón convencional, pero han incorporado un elemento clave en el diseño y su aplicación. Se trata de un moldeado con patrones corrugados: cuando el viento incide en esa forma tan peculiar, se encarga por sí sola de disipar rápidamente el calor generado por la radiación solar.
Zonas de sombra
En los muros expuestos directamente al Sol los diseñadores han utilizado una mayor superficie de patrones y más gruesos, lo que aumenta el autoenfriamiento. A eso se suman elementos arquitectónicos como 24 "aletas" a gran altura que permiten ofrecer un sombreado continuo en los jardines que rodean el edificio, lo que refresca el exterior y reduce la temperatura en los alrededores.
En algunos de estos salientes que emergen del propio edificio también se ha incorporado material de malla pensado para que plantas trepadoras como el jazmín ofrecezcan sombra adicional con su entramado de ramas y hojas. Seguro que los clientes de las tiendas y las consultas médicas que albergará su interior lo agradecen.
El último elemento clave para la refrigeración pasiva de Promenade, pero no por eso menos importante, es la pintura blanca usada para recubrir los muros de hormigón. La suciedad puede ser la peor enemiga de este tipo de revestimiento, así que los arquitectos se decantaron por un tipo de pintura muy reflectante y capaz de repeler las manchas de todo tipo. "De este modo, se obtienen resultados medioambientales sin el mantenimiento asociado", indica Phu Hoang.
Para cerciorarse del efecto que podía tener este conjunto de técnicas pasivas a la hora de reducir la temperatura interior del edifico y su entorno, Phu Hoang, la cofundadora del estudio Rachely Rotem y sus colaboradores de Transsolar llevaron a cabo estudios para evaluar la diferencia de temperatura entre muros normales y otros con patrones corrugados con diferentes grosores.
Los patrones con 7/8 pulgadas de grosor demostraron ser mucho más eficaces, hasta el punto de rebajar 18 ºC su temperatura frente a los muros convencionales y con un gran rendimiento a lo largo del tiempo, manteniendo el frío hasta pasados 90 minutos de exposición solar intensa.
"Intentamos encontrar soluciones a la dependencia social del aire acondicionado", asegura a Fast Company la propia Rotem. Y es que el funcionamiento de estos dispositivos implica el bombeo del calor interior al exterior, con lo que su uso intensivo lo único que hace es aumentar las temperaturas, sobre todo en las grandes ciudades. Por eso son tan interesantes estas alternativas que no necesitan energía y que aprovechan los propios elementos constructivos para mantener unas condiciones confortables.
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