Cronista. Por Mariana Petrina de Loreal Argentina.
La sostenibilidad tiene cada vez mayor presencia y protagonismo en las conversaciones empresariales, políticas y –sin duda– se ha tornado cada vez más relevante en foros, conferencias y debates a nivel mundial. Al mismo tiempo, la percepción ciudadana sobre el papel de las empresas en el desarrollo sostenible es notable.
Según un estudio de Quiddity, agencia de investigación de opinión pública regional del ecosistema de comunicación Untold, mediante el cual se analizó e interpretó qué saben los latinoamericanos (Argentina, México y Colombia) sobre sustentabilidad y qué esperan de los Estados, de las empresas y de ellos mismos, un 95% de los encuestados cree que las empresas pueden tener un rol determinante en esta área.
No obstante, la misma investigación revela que cuando se trata de evaluar cuánto están haciendo las compañías para fomentar la sostenibilidad, los números son más cautelosos. Un 53% consideró que las grandes empresas están haciendo “mucho” o “bastante” por la sostenibilidad, mientras que para las pymes este porcentaje se sitúa ligeramente por debajo, en el 49%.
Las empresas tenemos un gran desafío y responsabilidad por delante. Pero, indudablemente, el compromiso que asumimos debe perseguir objetivos claros, basados en ciencia, respetando los límites planetarios y contribuyendo a una sociedad más justa e inclusiva.
En nuestro caso, tenemos una serie de metas ambiciosas que van desde reducir el impacto de nuestra operación en el medio ambiente hasta hacer una contribución positiva a la sociedad. Como parte de esto, buscamos que para 2025, el 100% de los sitios que operamos sean abastecidos con energía renovable y ya logramos cumplir esta meta en un 91%. A su vez, nos comprometimos para que el 95% de los ingredientes de nuestras fórmulas sean de base biológica, derivados de abundantes minerales o de procesos circulares; y hoy en día este porcentaje alcanza el 65%. Cuando nos ponemos en acción los resultados son notorios y no solo reflejan el compromiso asumido, sino una transformación de la industria de la belleza hacia una más sustentable.
La transformación está sucediendo, pero todavía queda mucho por hacer. Nuestra forma de hacerlo es reducir el impacto sobre el clima, el agua, la biodiversidad y los recursos. En este aspecto, desde L’Oréal, nos enfocamos en la reutilización del agua, el uso de plásticos reciclados y hacemos un fuerte hincapié en el reciclado y reutilización del 100% de nuestros residuos. Este es un claro indicador de que vamos por buen camino, ya que a diciembre de 2023 recuperamos el 61% de los mismos.
Estos compromisos traen aparejados cambios que a simple vista pueden ser poco percibidos por las personas, pero que son realmente significativos y requieren de mucho esfuerzo y trabajo detrás
Tenemos el deber de empoderar a nuestro ecosistema para que sea parte de la transformación alentando a nuestros socios, nuestros consumidores y nuestra industria a convertirse en agentes de cambio, y contribuir a resolver los desafíos ambientales y sociales que enfrenta el mundo.
Estos compromisos traen aparejados cambios que a simple vista pueden ser poco percibidos por las personas, pero que son realmente significativos y requieren de mucho esfuerzo y trabajo detrás. Por ejemplo, la tecnología de refill en un perfume de alta gama con todo lo que eso conlleva y los cuidados pertinentes para que no pierda calidad, o un empaque reciclado en fórmulas que necesitan de alto cuidado para mantener sus estándares de calidad y seguridad.
Sin embargo, para poder lograr una verdadera transformación debemos entender cuáles son las necesidades de nuestros consumidores. El mismo estudio de Quiddity reveló que en Argentina lo que más influye al momento de una compra es el precio (75%), seguido de la experiencia del producto (64%), recién en el cuarto lugar aparece la responsabilidad social (55%) y en el sexto las acciones sostenibles de las compañías (56%). Un dato interesante, ¿verdad?
Debemos entonces, además de asumir un mayor compromiso con el medio ambiente y productos mejorados en sus perfiles medioambientales, lograr una mayor conciencia medioambiental en la sociedad y en todos los actores de nuestra cadena. La sostenibilidad ya no es solo un buen complemento para nuestras organizaciones: es un requisito, un valor y un modelo de negocio a seguir.
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