La Nación.
La ilusión por empezar una casa nueva muchas veces desaparece cuando surgen las primeras trabas y demoras en la construcción. Aunque el sueño por construir un proyecto de vivienda es grande, es de común conocimiento que las obras tardan y siempre demoran más de lo planificado, impactando de manera directa en los costos iniciales que se habían planteado.
Frente a este contexto, a la inflación que registra al país y al aumento del costo de construcción, existe una opción que viene surgiendo desde hace un tiempo, que puede realizarse en un plazo de menos de seis meses y, poco a poco, va tomando más vuelo: las casas modulares.
Las casas modulares son construcciones que se hacen en una fábrica, en tres dimensiones, en una línea de producción similar a una industria automotriz, con distintos procesos que van desde la fabricación y armado de la estructura metálica hasta las terminaciones finales. Una vez finalizadas, se transportan en partes, en camiones con carretones, al terreno en donde se ubicarán. Cada módulo llega a destino con el piso, las paredes, el techo, las ventanas y puertas hechas y colocadas.
Hay una amplia variedad de opciones, modelos y precios dentro del universo de las casas modulares, pero muchas de sus ventajas son compartidas: brindan una calidad más controlada, ya que se fabrican en planta, lo que permite una precisión de 2mm; tienen mayor velocidad de ejecución, utilizan un proceso más sustentable con menor impacto ambiental y pueden hacerse con materiales que se pueden reciclar casi en su totalidad. “En esta economía eso se refleja en una ventaja de costos. Si te la entregan en cuatro meses, en lugar de 24, hay una diferencia de valor por inflación muy importante”, señala Lucas Salvatore, presidente de Idero.
Además, al construirse en una fábrica, se evita la necesidad de ir a la obra si se encuentra lejos o el lidiar con los posibles conflictos a distancia. “Hoy en día estamos haciendo casas premium para Punta del Este, la Patagonia o el norte del país, pero las estamos construyendo en nuestro taller en Ezeiza”, cuenta el arquitecto Federico Azzollini, socio gerente de Grupo Azzo, donde trabajan haciendo casas modulares desde hace más de 30 años.
Marta Oriozabala, abogada especialista en real estate, fundadora de Evolutiva, asegura que últimamente cuentan con una mayor cantidad de consultas y ven mayor confianza en el sistema y la tecnología. El presidente de la Cámara Empresaria de Desarrolladores Urbanos (CEDU), Damián Tabakman, considera que, aunque no es fácil convencer a alguien que adopte esa tecnología, “tienen muchas ventajas y mucho futuro”.
Tiempos récord para el mundo de la construcción
Una de las principales características de las casas modulares es que el tiempo de ejecución es más corto que el de la construcción tradicional porque está hecha entre cuatro a seis meses. Esto se logra debido a que es posible trabajar dentro de una fábrica con los materiales al alcance de la mano, evitando las inclemencias climáticas (como la lluvia), que alteran el proceso de la obra. Además, permite superponer tareas, ya que mientras se lleva adelante la excavación y las fundaciones, se puede ir construyendo la casa dentro de una fábrica. “Esto trae aparejado el ganarle a la inflación, ya que se realiza un rápido recupero de la inversión”, comenta el arquitecto Azzollini.
En este sentido, respecto al aceleramiento de tiempos, Azzolini detalla que “se puede lograr reducir hasta la mitad de lo que lleva una construcción tradicional”. Y explica que todo depende del tipo de arquitectura que se decida hacer, de cuán complejas sean las terminaciones. En su caso, desde Grupo Azzo ofrecen productos con un valor similar al de la construcción tradicional, que varían según la ubicación, terreno donde se ubicará la casa y la calidad con la que se construirá.
A diferencia de sistemas constructivos tradicionales, que son más artesanales, las casas modulares, al producirse dentro de una fábrica y contar con estructuras y cerramientos industrializados, como es el sistema constructivo steel frame, existe también la ventaja de lograr que el diseño de la envolvente (techos, pisos y paredes exteriores), surja de la medición de sus componentes según las prestaciones de los materiales que la componen y resulte tal como se habían calculado.
Salvatore comparte que, además de reducir los plazos de obra, se logra mucha más precisión en costos y en duración. “En un país donde la certeza no abunda, un poco de seguridad no viene mal”, señala y agrega que la estructura se fabrica en planta con una precisión de 2mm.
Los precios y modelos
En Idero, cuentan con casas que van desde 150 m² hasta 500 m² que rondan los US$1600/m². También ofrecen opciones de menor tamaño, de 48 m² y 60 m² que hoy rondan los US$ 58.000 y US$ 72.000, respectivamente, con la revaluación del peso.
En el mundo de la construcción tradicional, más de la mitad de las casas se hacen por un precio estimado al inicio y, luego, se va ajustando en el transcurso de la obra a medida que se compran materiales, se pagan sueldos, insumos, impuestos, entre otros gasto.
A este respecto, el arquitecto Octavio Roca, del equipo CAS4, expresa: “El que hace casas industrializadas o modulares te puede dar el precio de la casa antes de que decidas si la comprás o no”. Por su parte, el valor del m² en CAS4 ronda los US$ 1500, aunque varía según niveles y calidad de terminaciones y tamaño (cuentan con modelos que van de los 24 m² a 120 m²). En el caso de Evolutiva ofrecen casas con un precio aproximado de US$1200/m².
En su caso, cuenta que el tiempo de construcción va de tres a seis meses, dependiendo la demanda que tengan: “Se construye aproximadamente el 80% de la casa en la fábrica y luego se la traslada al terreno de destino”.
La sustentabilidad tiene sus beneficios económicos
La cuestión de los costos es un interrogante que surge al analizar este modelo de construcción. Algunos expertos señalan que es difícil generalizar si son más caras o no que las casas tradicionales, ya que son muchas las variables que hay que considerar y que cambian según cómo se las construya (el tipo de terminaciones o la aislación que se utilice). Roca cuenta que, en su caso, las construcciones modulares que hacen requieren una inversión inicial importante, pero señala que “una casa eficiente cuesta un poco más de entrada, pero después no tanto, porque no es tan caro mantenerla”. Explica que una casa se evalúa no sólo por su precio inicial, sino por lo que va a durar y los gastos que va a implicar a lo largo del tiempo. “Estas casas son súper eficientes y cuando comparas el costo de uso y mantenimiento de cada una, la economía a lo largo de los años es de 5 a 1: es decir, la cuenta del costo de los servicios es cinco veces inferior al de una casa común”, agrega el arquitecto.
Federico Azzolini explica que las casas modulares pueden diseñarse en función de la zona bioclimática donde estarán ubicadas. De esta forma, se hacen cálculos de aislación térmica, en base a las temperaturas que las rodeará: “Eso se traduce en que sea eficiente energéticamente: ahorros de suministros, como energía eléctrica y gas”.
Además, al producirse en una fábrica y llevarlo luego al terreno, el impacto en el entorno es mucho menor. Azzolini agrega que “es propio del modelo de trabajo, por lo menos del nuestro, la disminución del desperdicio de los materiales. Fabricamos con un sistema panelizado de steel frame estructural, que se conforma a medida, con una modelación previa y bajo un cálculo estructural, que lleva a evitar el desperdicio”.
Una casa transportable
Otro elemento que suma valor agregado a estas construcciones, aplicables tanto a casas como a edificios, es que pueden trasladarse de un lugar a otro. Esto brinda una ventaja para aquellos lugares donde hacer llegar el material de construcción o la mano de obra es difícil, y para aquellas zonas de destino donde ya no se requiere la presencia de una casa.
Hace 30 años, el grupo Azzo comenzó a incursionar en las casas modulares, a raíz de un pedido que les hizo una empresa petrolera con la que trabajaban. Necesitaban viviendas cómodas y aptas para zonas hostiles con mucha amplitud térmica, vientos fuertes y otras inclemencias climáticas, donde residían operarios que trabajaban en petroleras. El resultado fue que lograron generar construcciones modulares “con una exigencia premium”.
Lucas Salvattore explica que: “Si dentro de tres años Vaca Muerta no cuenta con el potencial que tiene hoy, existe la posibilidad de relocalizar las construcciones que se hicieron y llevarlas a Jujuy, si hiciera falta”. Actualmente, su equipo se encuentra construyendo un total de 17 edificios modulares en la zona (divididos en tres etapas). Con una estructura de acero, generará menor huella de carbono, será totalmente reciclable y se construirá con mucha precisión.
Otra gran virtud es que las casas modulares que tienen en su estructura el sistema constructivo steel frame tienen menos espesor en la envolvente (paredes exteriores, techos y pisos). Eso equivale a más superficie útil, ya sea ambientes más grandes o más cantidad de ellos. Además, se hacen con un sistema de arquitectura evolutiva, es decir que, uno puede empezar construyendo un primer espacio chico, pero con el aspiracional de que, a medida que económicamente sea posible, se agrande la casa por bloques.
En ese sentido, Marta Oriozabala, de Evolutiva, explica: “Se puede comenzar con un módulo de 42 m² de dos ambientes y, luego, ir agregando más o incluso construir hacia arriba. Además, las paredes son mucho más delgadas, con un grosor de solo 15 cm, lo que significa que la casa es más liviana y ofrece más espacio dentro de los metros cuadrados disponibles”.
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