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Las casas sustentables también llegan a Tucumán

La Gaceta.


Algo que durante décadas existió más en el discurso que en la práctica, de a poco empieza a hacerse realidad. La sustentabilidad de la que tanto se ha hablado comienza a inundar todos los ámbitos de nuestra vida: con los apocalípticos pronósticos que hay sobre el futuro del planeta, las personas y las empresas comprenden que no hay otro camino. Así, en Tucumán, la necesidad de ser más ecológicos llegó a la construcción: hay, en la provincia, emprendimientos que se dedican al desarrollo de casas y oficinas “del futuro”, con tres claves: ecología, rapidez y eficiencia. ¿Te animarías a vivir en una “tiny house”? ¿Construirías tu hogar con ladrillos plásticos? No es algo fácil de lograr. Se trata de un cambio de paradigma, reflexiona en diálogo con LA GACETA Ricardo Benito, uno de los responsables de Dominó (@domino.tuc), una empresa tucumana que fabrica -en seco- casas de módulos metálicos (similares a los contenedores marítimos). “En Tucumán hay un apego cultural muy fuerte hacia la construcción tradicional; se perciben el ladrillo y el hormigón como sinónimos de calidad -cuenta-; sin embargo, ya vemos una tendencia imparable hacia la sustentabilidad, que tarde o temprano será norma”. El cambio es posible, pero faltan dos cosas: concientización y educación, considera Giselle Castillo, al frente de NOA House (@noahousetuc), emprendimiento que fabrica casas y oficinas a partir de ladrillos plásticos: cada uno contiene más de 300 tapas recicladas, pesan menos de un kilo y se “encastran” como legos. “Al principio nos preguntaban hasta si los ladrillos se iban a derretir con el calor (ríe). Lo bueno es que se despertó la curiosidad; esta posibilidad mueve una inquietud, es decir, hay ganas. Lo que falta es expandir el mensaje”, dice. Segunda vida al plástico Ambos tipos de construcción tienen por objetivo principal lograr el menor desperdicio de recursos productivos en el proceso. En NOA House los ladrillos, llamados ”easy brick”, se encastran en placas que luego se ensamblan en destino. “El metro cuadrado quizá cuesta lo mismo que una casa tradicional, pero las ventajas son muchas: se construyen más rápido, porque se arman con paneles, y podés asegurarte de que en 60 días tenés tu casa lista. Al ser rápido y estandarizado, podés tener previsibilidad de tus gastos y evitar los aumentos que hay en la construcción. Además, son aislantes termoacústicos (frío y calor)”, enumera el arquitecto Facundo Rodriguez. “No necesitás pegamento, no necesitás agua, no desperdiciás recursos... Para cubrir los ladrillos se les pone un revestimiento (similares a placas de durlock), que tiene cámaras de aire internas para lograr el acondicionamiento térmico de forma retardada. Eso produce una disminución en el gasto energético muy grande. Y sólo necesitás seis personas para construir la casa”, añade Fernanda Aguirre, también del equipo.

Casas de este estilo ya existen en Buenos Aires, en Córdoba y en algunas provincias del sur. “Sabemos que es un producto nuevo, súper ambicioso e innovador. Esto es un desafío, para nosotros y para todos los arquitectos -dice Giselle-; pero, además de crear casas sustentables, queremos fomentar el empleo. Ya hemos presentado algunos convenios para capacitar mujeres en el sistema constructivo; están muy abiertas a aprender y son mucho más eficientes. Esta es una manera de insertarlas en un mundo que era de hombres“.

Muchas prestaciones Dominó surgió como una alternativa para desarrollar en el norte el concepto de “casa pequeña”, que en el mundo ya es furor. La premisa es lograr que en espacios acotados se puedan construir hogares con prestaciones premium, con un alto nivel de equipamiento y con una marcada línea ecológica. “La construcción tradicional es lenta, logísticamente compleja y financieramente incierta -explica Ricardo-; un Domi, como llamamos a nuestros módulos, se fabrica, se traslada e instala en no mas de 100 días”. La superficie -comenta- puede ampliarse, y también puede tener múltiples usos: oficina, quincho, estudio o consultorio, entre otros. “El proyecto tiene vida y puede crecer o achicarse modularmente cuando cambien las necesidades”, advierte y explica que la sustentabilidad se apoya en tres variables: 1) su tamaño acotado y racional, que implica menor consumo energético, menor huella de carbono y menor impacto visual; 2) que en el diseño se dio prioridad a la aislación térmica para reducir el consumo de energía en climatización y 3) que los módulos están fabricados casi en su totalidad con materiales reciclables o reutilizables. Se pueden desarmar íntegramente para dar a sus componentes un destino alternativo”, añade. Hogares del futuro Antes la construcción de una casa podía tardar años; pero hoy las personas buscan todo rápido. Además, hay quienes desean vivir de una manera más libre e independiente. Todos estos cambios en las costumbres se contemplan en las casas del mañana. Por eso es que este tipo de edificaciones son también movibles; pueden ser modificadas según las necesidades y trasladadas de un lugar al otro sin problema. Pero, ¿qué falta para que este tipo de construcciones se vuelvan moneda corriente?. “¿Quién no ha golpeado una pared para ver si suena sólida o hueca? -pregunta Ricardo-; es difícil cambiar el paradigma. Pero la tendencia es imparable y la comparación (con la construcción tradicional) no resiste análisis: es más rápido, más económico y más eficiente”. Sí es cierto que, como mínimo, pensar en hogares “no convencionales” puede ser shockeante. “Hace falta más apoyo en la educación. Es muy importante saber que este, el de la sustentabilidad, es el camino . El plástico no va a desaparecer y está en la biodiversidad. Y si la biodiversidad no crece, la economía se hunde. Esta es una alternativa para darle un uso diferente”, reflexiona Giselle.

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