Página 12.
John Goodenough, quien en 2019 recibió el premio Nobel de Química junto a otros dos científicos por desarrollar las baterías de litio, murió este domingo a los 100 años. Así lo informó hoy la Universidad de Texas, Estados Unidos, donde el científico trabajó durante 37 años. En 2019 Goodenough se convirtió en la persona más anciana en ganar un premio Nobel. Tenía 97 años cuando recibió el Nobel de Química junto a los científicos Stanley Whittingham (Gran Bretaña) y Akira Yoshino (Japón), por la invención de la batería de litio. Sus contribuciones al desarrollo de estas baterías allanaron el camino para crear los celulares, computadoras portátiles y lograr una sociedad menos dependiente de los combustibles fósiles. "El legado de John como un científico brillante es inconmensurable: sus descubrimientos mejoraron las vidas de millones de personas en todo el mundo", declaró Jay Hartzell, presidente de la Universidad de Texas en Austin, en un comunicado.
John Goodenough nació el 25 de julio de 1922 en Jena, Alemania. Durante su infancia, sus padres —ambos estadounidenses— decidieron regresar a su país. Allí John estudió y se graduó como matemático en la Universidad de Yale.
Durante la Segunda Guerra Mundial Goodenough sirvió como meteorólogo en el Ejército de los Estados Unidos. Luego estudió en la Universidad de Chicago, donde recibió un doctorado en física en 1952. Luego trabajó en el Instituto de Tecnología de Massachusetts y en la Universidad de Oxford en Gran Bretaña. Desde 1986 era profesor en la Universidad de Texas en Austin. La batería de litio, un invento de uso cotidiano Durante la crisis del petróleo en los años 70, Stanley Whittingham comenzó a buscar una fuente alternativa de energía. Sus investigaciones lo llevaron a descubrir un modo de aprovechar la energía potencial del litio, un metal tan ligero que flota en el agua, con el que construyó una batería. Sin embargo, la batería que construyó era demasiado inestable como para ser usada. A partir de este prototipo de Witthigham, Goodenough logró duplicar la energía potencial de la batería hasta cuatro voltios.
Y en 1985 Yoshino utilizó un material basado en el carbono que almacena iones de litio y que, al final, hizo que la comercialización de las baterías fuese viable.
Gracias a los aportes de estos tres científicos se lograron las baterías recargables más potentes y ligeras creadas hasta ahora, que hoy se usan en todo tipo de aparatos: desde celulares hasta vehículos.
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