Ámbito.
El seminario organizado por la escuela de negocios de la Universidad de Miami, bajo la coordinación de Guillermo Calvo por la Universidad de Columbia, congregó a destacadas figuras, con diferencia de matices, alineadas ideológicamente a Javier Milei.
Durante las sesiones, se analizaron los desafíos económicos que enfrenta Argentina. Este artículo ofrece un análisis crítico de las discusiones sostenidas, destacando fortalezas, vacíos y sesgos en los planteamientos presentados.
La mayoría de los participantes coincidió en que un levantamiento abrupto del “cepo cambiario que estableció Macri” podría provocar un efecto inflacionario o "pass-through", dejando traslucir una potencial crisis financiera y/o de gobernabilidad. Como se enfatizó, “un cambio brusco, sin reservas ni credibilidad suficiente, es una receta para el caos político-social”.
Sin embargo, más allá del diagnóstico, las propuestas concretas fueron tímidas, débiles, y puntuales, ya sea por falta de información del propósito del seminario o por revelación ausencia de soluciones.
Guillermo Calvo: sobresaliente
El Dr. Calvo descolló por el sintético y quirúrgico desafío propositivo (no comprendido), evidenciando un inmenso contraste con los participantes, planteando riesgos de debilidad política en LLA, poniendo énfasis en la “credibilidad” y el peligroso levantamiento del “cepo”. Su contribución no solo desafió el debate de propuestas, sino que, sin proponérselo evidenció las limitaciones de los marcos ultra-monetaristas representados en el seminario.
Carlos Rodríguez: crudo
La intervención de Rodríguez fue audaz y realista (fiel a su marco teórico e impronta), estaría viendo una devaluación como inevitable, ya sea por flotación, levantamiento del cepo u otras vías. Su crítica a la “estatización de la deuda del BCRA” (Tigani, Pablo; Pagina 12, noviembre 10, 2024), que calificó como una maniobra encubierta, fue especialmente incisiva. Menciono el “bajo la línea” (déficit escondido capitalizado en deuda de 1.2% del PBI). Sin embargo, su análisis desatendió las consecuencias sociales y políticas, esenciales para evaluar la sostenibilidad de cualquier programa económico que contemple el levantamiento del “cepo Macri”.
Expresó que triplicó su fortuna en bonos y acciones, pero se le encareció la vida.
Coincidió en el 1.2% debajo de la línea.
“El programa nació mal”.
“No aceptaría ser ministro de Economía hoy”
Pablo Guidotti: omisiones
Guidotti transitó un camino de hierro, se mostró afligido por quienes debieron soportar nueve reestructuraciones de deuda argentina y, evitó referirse al fuerte endeudamiento contraído en los años noventa en que se desempeñó como viceministro en el segundo mandato de Carlos Menem, ni al crítico reciente período de endeudamiento 2016-2017 bajo la administración de Mauricio Macri, evidenciando un sesgo preocupante, desde el punto de vista académico. Su alusión a las refinanciaciones e inadvertencia de las deudas frecuentemente refinanciadas (contraídas en mayor medida durante su gestión y el gobierno de Macri) debilita la credibilidad de sus argumentos. Este silencio es especialmente llamativo considerando los siguientes datos omitidos.
Durante 1991-2000, la deuda creció u$s 92.000 millones (142% en 9 años). Dólares de entre 25 y 35 años atrás.
Nuevos préstamos por u$s 106.000 millones entre 2016 y 2017.
Duplicación de relación deuda/PBI del equipo Sturzenegger-Caputo (Macri), pasó del 53% al 92% en cuatro años, más la ignorada pesada herencia de Leliqs del BCRA.
La quita del 65% lograda en 2005 como un modelo exitoso de reestructuración, fue olímpicamente desconocida en su análisis.
Ernesto Talvi: realismo pragmático
Talvi cuestionó la viabilidad de un modelo de flotación cambiaria pura, calificándolo como un “salto al vacío”. Su advertencia sobre la insuficiencia de reservas y la necesidad de compromisos firmes por parte del FMI fue contundente. Hizo una breve mención al “carry trade”. Sin embargo, su análisis podría haberse enriquecido abordando las raíces históricas y recientes de la desconfianza del FMI. Síntesis:
“Necesitan reservas, pero no generan suficientes”
Expreso dudas acerca que este programa sea sostenible políticamente.
“Flotación pura” es inimaginable, en sus palabras. Agregó, “es un salto al vacío”.
Se necesitan entre u$s 16 mil millones y u$s 20 mil millones según sus cálculos, que parecen conservadores, porque advirtió seguidamente sobre el “riesgo de quedarse corto”.
Pidió un compromiso firme del FMI, dijo “no, de la boca para afuera”.
Carmen Reinhart: “Lo que no se ve”
Reinhart brilló al destacar los “arrears” o pasivos ocultos. Su observación sobre la falta de transparencia en la contabilidad y su advertencia sobre los programas sucedáneos al actual que terminaron mal resuenan con el contexto histórico de Argentina. No obstante, su análisis careció de propuestas concretas para abordar estos desafíos.
Confirmaba que no están midiendo bien, el “debajo de la línea”. A ella le preocupa “lo que no se ve”. Hay muchas cosas ocultas (carry trade).
Habló de los “arrears” y “money destabilization”, afirmó que estos programas rara vez terminan bien. Habló de como en 1985 no funcionó. Corrigió a Guidotti, le dijo “nada dura” (concepto de Calvo), que la entrada de dólares reales y financieros es distinta. Alertó que: “atraer dólares comerciales no está recibiendo atención.
Guillermo Mondino: fugaz
Confirmó “hay que pedir u$s 15 o 20mil millones más al FMI. Pero eso no va a suceder, dio a entender. Reafirmó a Talvi, “no hay que quedarse corto”.
Propuso “ancla de tasas” o de “agregados monetarios”.
Exploró una salida parcial del cepo.
Estremeció escuchar a un experto y ex funcionario de Domingo Cavallo decir, “no hay idea de cuál es el tipo de cambio de equilibrio”.
Expresó que el día antes de las elecciones nadie tendrá pesos. Dando a entender que tal vez dos meses antes se puede generar una corrida, sobre todo lo que nadie dijo, ni el tampoco, sucedería “si saca el cepo de los pesos” que tienen los bancos.
Iván Werning: desinhibido
Sincero, reconoció “el debajo de la línea es cierto”. Confesó que el “marketing” del déficit controlado es innegable.
Lo del miedo al peronismo fue conmovedor. Es una práctica política de campaña que no guarda relación académica. Alguien más mencionó al peronismo con aprensión.
Se manifestó a favor de seguir con el cepo.
Perlitas: “sin licuación no hubiera bajado el gasto”. “La iliquidez sirvió para comprar dólares”. (Talvi). “Demasiado exitismo”, “10 años de Menem se revirtieron en un día, si no gana en octubre, se va todo al demonio”, “sub contabilización, (usan el base caja) y subieron el anterior para bajar el presente” (Gagliani). Con su moderación proverbial Artana mencionó (1% debajo de la línea), (Seguiguchi) se preguntó: - ¿Se puede seguir ajustando?
Reflexiones Finales
Exceptuando la lúcida propuesta inicial de Calvo, el seminario evidenció una desconexión preocupante entre los graduados en universidades estadounidenses y las realidades sociales y políticas de Argentina. Si bien hubo consenso en la necesidad de credibilidad y en la urgencia de atraer dólares comerciales (como destacó Reinhart), las soluciones propuestas carecieron de profundidad y viabilidad a largo plazo.
La economía argentina requiere un enfoque transdisciplinario que integre economía, política y análisis social. El éxito de cualquier programa económico no radica únicamente en su diseño técnico, sino en su capacidad para generar consensos políticos y sociales duraderos. Sin un anclaje sólido en la credibilidad y la gobernabilidad, el programa económico podría enfrentar un vertiginoso desgaste, exacerbando la ya delicada situación socioeconómica del país.
En síntesis:
Hubo exceso de koinomía, el uso superficial de un lenguaje técnico que crea una falsa impresión de consenso, pero que en realidad carece de debate real y constructivo. Es muy frecuente en este tipo de seminarios de “parecidos” ignorar las ventajas dinámicas de una auténtica dialéctica. La verdad es ineludible: con un 1.2% del PBI de deuda que crece “debajo de la línea” y una contracción del 4% en el PBI, el efecto combinado de más deuda y menos crecimiento debería encender todas las alarmas. Sin un cambio radical en la forma de encarar estos problemas, el país continuará atrapado en un círculo vicioso de endeudamiento y estancamiento.
(*) Director de Fundación Esperanza. https://fundacionesperanza.com.ar/ Profesor de Posgrado UBA y Maestrías en universidades privadas. Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, autor de 6
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